En el posteo 2, vimos que para producir alimentos necesitamos energía, suelo, agua y biodiversidad. ¡Ahora, hablaremos del suelo!
El suelo es un recurso natural muy complejo. Contiene todos los elementos químicos existentes y al mismo tiempo combina los estados sólido, líquido y gaseoso. El suelo es también uno de los hábitats con mayor biodiversidad en la tierra.1
Pero, ¿de qué está hecho el suelo?
Los suelos son muy diversos alrededor del planeta. Se diferencian de acuerdo a sus propiedades físicas, químicas y biológicas.1 Hay toda una ciencia detrás del suelo y es muy interesante, especialmente si estás pensando en hacer tu propio jardín.
A continuación algunos conceptos básicos:
El suelo está hecho de partículas minerales (originadas por la degradación de las rocas), partículas orgánicas (originadas por la degradación de la materia orgánica (plantas y residuos animales)) y biota (organismos vivos).2
Las partículas del suelo dejan pequeños espacios entre ellas (poros) que pueden llenarse de aire y/o agua. La cantidad de agua (y como consecuencia la cantidad de aire) retenida por el suelo (infiltración) es importante para el crecimiento de la planta.2
Los organismos vivos que se mueven en el suelo ayudan a airear el suelo favoreciendo las condiciones de crecimiento de las plantas.2
El suelo es el hogar de una enorme biodiversidad (plantas, macrofauna (ej. hormigas, termitas, lombrices de tierra), mesofauna (ácaros, colémbolos), microfauna (protozoos, nematodos), y microflora (bacterias, hongos), de los cuales se conoce poco (con la excepción de las plantas donde aprox. 90% de especies son conocidas).3
La biodiversidad juega a largo plazo un papel crítico en el mantenimiento de la salud del suelo y en la provisión de servicios ambientales relacionados con en el mismo (ver abajo).3
El suelo y la agricultura
Las propiedades físicas y químicas del suelo (ver la figura superior) junto con factores que influencias su formación (CLORRPT: clima, organismos, relajación, material precursor (o parental) y tiempo) son en gran parte responsables de la fertilidad del suelo y, en consecuencia, de la productividad agrícola.3
Para mejorar la fertilidad del suelo, se utilizan insumos agrícolas externos, como fertilizantes y pesticidas.
Sin embargo, el rendimiento de los cultivos disminuye después de varios años de uso intensivo del suelo, a pesar de la aplicación creciente de estos insumos agrícolas.3
La estrategia de aumentar la fertilidad del suelo adicionando minerales agotados y controlando las plagas, ¡obviamente no es la mejor solución!
Se hizo necesario pensar en la calidad del suelo.
La calidad del suelo considera la importancia de suelo como un sistema vivo, con un rol más amplio que incluye no solo la productividad biológica sino también la calidad ambiental (los impactos en la calidad del aire y del agua) y los efectos en la salud de las plantas y los animales.3
En años recientes, la discusión sobre el desarrollo sustentable se ha incrementado y han surgido los paradigmas de “salud del suelo” y “seguridad del suelo”.3
De acuerdo con la FAO (las siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), un suelo saludable tiene la capacidad continua de funcionar como sistema de vida trascendental, dentro de los límites del ecosistema y del uso de la tierra, para mantener la productividad biológica y promover la calidad del aire y el agua, y mantener la salud de las plantas, los animales y los seres humamos.1
Para un sistema de producción sostenible y resistente, es esencial mantener los nutrientes del suelo. Sin embargo, las reservas de nutrientes del suelo están vinculadas a las funciones del ecosistema a través de la biota (organismos vivos).3
Los organismos vivos se adaptan al cambio ambiental a través de la selección natural (mientras que los componentes físicos y químicos no) por lo tanto, juegan un papel central en la productividad sostenible y la provisión de otros servicios ambientales (ver abajo).3
Resulta difícil pensar que la práctica convencional de añadir nutrientes faltantes (ej. nitrógeno, fósforo, potasio) se pueda aplicar a los organismos vivos.
Hay tantos organismos vivos en un suelo saludable y probablemente muchos de ellos son endémicos de un ecosistema específico que ¡sería muy difícil de lograr!
Bueno, y entonces, ¿qué hacemos?
Es más eficiente dejar que el ecosistema se preocupe de la vida dentro del suelo y nosotros nos ocupamos por la conservación del ecosistema.
Un suelo más saludable
La seguridad del suelo es un concepto amplio, multidimensional e integrador que se ocupa de aspectos relacionado con la sostenibilidad ambiental global, como el mantenimiento y la mejora de los recursos mundiales del suelo para producir alimentos, fibra y agua dulce, contribuye a la sostenibilidad energética y climática y mantiene la biodiversidad y la protección general del ecosistema.3
Para aclarar las interacciones entre la agroecología y un suelo saludable, usemos el ejemplo de la agrosilvicultura.
La agrosilvicultura es un sistema agrícola en el que crecen árboles y arbustos alrededor de cultivos o pastizales.
Estudios realizados mayormente en África (en sistemas agroforestales tropicales de cultivo de maíz) han mostrado que la abundancia de la biota del suelo (el número de organismos vivos) es alta en cultivos con árboles que en los que no los tienen. Además, la actividad biológica (ej. la actividad de las lombrices de tierra) se incrementa cerca de árboles que producen grandes cantidades de biomasa de descomposición rápida que es rica en nutrientes (ej. nitrógeno).3
Los beneficios de las sinergias de los agroecosistemas, como los generados por la interacción entre árboles-cultivos-suelo-ganado, son la reducción de las compensaciones externas (ej. fertilizantes, pesticidas). Alternativas adicionales para reducir las compensaciones que favorecen las sinergias ecológicas incluyen rotación de cultivos, cultivos intercalados y poda de árboles para reducir la competencia por la luz solar que al mismo tiempo genera biomasa para cubrir la superficie del suelo ayudando a conservar el suelo, el agua, mejorar la fertilidad y controlar la erosión.3
¡Vivir en simbiosis con la naturaleza es un reto posible! ¡Pequeños agricultores innovadores en todo el mundo ya lo están haciendo!3
Ahora, queda claro que un suelo sano no solo se encarga de la producción de alimentos, y es el hogar de una exuberante biodiversidad sino también, provee servicios ambientales. Pero, ¿qué son exactamente estos servicios?
Servicios ambientales proporcionados por el suelo
Los servicios ambientales proporcionados por el suelo son procesos que el suelo provee (ej. captura y ciclo de nutrientes) que suministran un servicio al ecosistema (ej. producción de alimentos).
Existen dos tipos de servicios: agrícola y no agrícola. El siguiente cuadro de texto los explica:
Un suelo saludable sostiene la vida, protege el suelo, limpia el aire, conserva la biodiversidad y mantiene, almacena y suministra el agua. Pero no solo esto, como también vimos en la publicación anterior, el suelo tiene el potencial de secuestrar CO2 de la atmósfera y mitigar el cambio climático mediante la conservación del bosque y mientras se produce nuestra comida a través de la agroecología.
En el posteo 4, también hablamos del óxido de nitrógeno (N2O), un importante gas de efecto invernadero (GEI), ¿lo recuerdan? Bueno, ¡la producción de N2O también está conectada con la agricultura y el suelo! Veamos cómo.
El nitrógeno y el suelo
El nitrógeno (N) es crítico para el crecimiento de las plantas.4 Pero incluso si hay una gran cantidad de N en el aire, no puede ser absorbida directamente por las plantas. Necesita ser transformado a través de los procesos biológicos (ej. bacterianos) de mineralización, nitrificación, inmovilización y desnitrificación.2 Al final del ciclo, el N retorna a la atmósfera.4 Es importante destacar que existen ciertas bacterias capaces de fijar N directamente de la atmósfera formando sustancias orgánica que contienen N, las cuales pueden ser usadas por las plantas.1 La siguiente figura muestra el ciclo del nitrógeno:
Es importante notar que solo se puede almacenar una determinada cantidad de nitrógeno en el suelo. El exceso (causado por la adición de fertilizantes que contienen nitrógeno) se pierde en la atmósfera, se escurre o se filtra dando como resultado la contaminación del aire, las aguas superficiales y las aguas subterráneas.4 Así es como la agricultura, debido a una excesiva cantidad de fertilizantes nitrogenados, produce N2O, un poderoso GEI.
¡Esto es económicamente insostenible! Sin embargo, si comprendemos las necesidades y la dinámica de un suelo saludable, podemos hacer que estos procesos sean más eficientes, evitar la degradación del suelo (es decir, la eliminación de nutrientes y la erosión) y reducir las emisiones de GEI.
El desafío del cambio climático, la seguridad del suelo y la seguridad alimentaria requiere de una agricultura más productiva y resiliente con una mejor gestión de los recursos naturales. ¡Requiere de agroecología!
La iniciativa internacional 4 per 1000 (4 por mil) quiere demostrar que la agricultura y especialmente los suelos agrícolas juegan un papel crucial para lograr la seguridad alimentaria y revertir el cambio climático (posteo 4). ¡De verdad, vale la pena considerarlos!
Agroecología
La agroecología, “ecología del sistema alimentario”, es una ciencia, un movimiento global para la seguridad alimentaria y también una práctica agrícola. Es un concepto que también se conoce como permacultura, agricultura orgánica, eco-agricultura, agricultura de conservación y cultivo mínimo o sin labranza.
Su objetivo principal es transformar los sistemas alimentarios hacia la sostenibilidad, apoyando el equilibrio entre la estabilidad ecológica, la viabilidad económica y la justicia social.3
Pero, ¿qué hay de malo con la agricultura convencional además de su relación insostenible con un suelo saludable del que acabamos de hablar?
Bueno, la agricultura convencional enfatiza demasiado los altos rendimientos de la cosecha (producción de monocultivo) y beneficios a corto plazo, que resultan en ganancias económicas notables para algunos, a costa de la degradación ecológica (ej. erosión del suelo, pérdida de agrodiversidad, brote de plagas) y efectos sociales (ej. pobreza, desnutrición, dependencia, pérdida de diversidad de medios de subsistencia).3
Afortunadamente, estos problemas se pueden afrontar con la agroecología. ¡La agroecología es una estrategia holística para producir alimentos con un enfoque ecológico, económico y socialmente sostenible!
Aunque hay algunas pautas generales asociadas a ciertos sistemas, regiones y grupos de suelos, la agroecología requiere ajustes específicos para satisfacer las necesidades de los agricultores y adaptarse a los parámetros climáticos, edáficos (suelo) y biológicos del contexto local.3
Entonces, el suelo es central para la agricultura y, por lo tanto, la agricultura sostenible depende esencialmente de la salud del suelo.3
Pero, la agricultura no es un proceso natural. Los seres humanos han domesticado la naturaleza y alteran los procesos naturales del suelo para producir alimentos. ¿Cómo puede ser sostenible? Bueno, la clave está en usar el ecosistema en favor de la agricultura y la agricultura para proteger el ecosistema. El siguiente ejemplos muestran cuatro aspectos importantes de la agroecología y las prácticas agroecológicas:3
Los casos anteriores son solo algunos ejemplos del alcance de la agroecología y demuestran que ¡es posible alimentar a la población mundial con alimentos orgánicos, que son buenos, saludables y justos!
Esto se puede lograr utilizando prácticas innovadoras e inteligentes provenientes de pequeños agricultores que han adaptado la agricultura al ecosistema.
¡Apoyemos a los agricultores que practican la agroecología!
Con respecto a esto, existe una organización muy buena, A growing culture (una cultura en crecimiento), que aboga por las innovaciones agroecológicas procedentes de los agricultores. ¡Realmente merece la pena echarle un vistazo!
¿Aún no estás convencido de por qué es muy importante apoyar a los agricultores?
Por favor, presta atención a la siguiente figura que muestra los patrones de urbanización de la población en el mundo:
Es evidente que cada vez más personas se trasladan del campo a las ciudades y no hay nada de malo en eso, ¿verdad? Pero si la razón principal es escapar de la pobreza y lograr una “mejor vida”, entonces, algo en nuestra sociedad está realmente mal…
¿Sabías que de las aprox. 770 millones de personas que viven en la pobreza extrema (o el 11% de población que vive con menos de 1,90 dólares estadounidenses por día) el 80% vive en zonas rurales y son en su mayoría agricultores (dos tercios)?5
¡Los alimentos son indispensables para vivir! ¡Lo cual hace incomprensible que las personas que producen este bien tan esencial se encuentren entre las más pobres! Y no es de extrañar que solo unos pocos jóvenes estén interesados en convertirse en agricultores.
¿Cómo los agricultores pueden estar motivados para producir alimentos de buena calidad si no pagamos un precio justo?
Es importante señalar que los precios no solo incluyen el costo de la producción de alimentos, sino también otros factores no contenidos en el precio de los alimentos convencionales (ej. protección ambiental, normas que contemplen el bienestar animal, prevención de riesgos para la salud de los agricultores, desarrollo rural).
Necesitamos apoyar a los agricultores, especialmente a los productores agroecológicos, para que sigan alimentando al mundo con alimentos buenos, deliciosos, saludables y justos, ¡con verdadera comida!
Pero, ¿quiénes son estos agricultores?
En todo el mundo, hay más de 570 millones de granjas, de las cuales más de 475 millones son más pequeñas que 2 hectáreas (alrededor del 84% trabajan el 12% de las tierras agrícolas del mundo) y más de 500 millones son granjas familiares (alrededor del 90% trabaja aprox. el 75% de la tierra de cultivo).
Las granjas familiares se distribuyen de manera constante en casi todos los países del mundo y, por lo tanto, es probable que sean responsables de la mayoría de la producción alimentaria y agrícola del mundo.6
Además, en los países de bajos ingresos, las granjas pequeñas operan más tierras de cultivo que las pequeñas granjas en los países de mayores ingresos.6
Bueno, ahora sabemos más acerca de quién está produciendo nuestros alimentos pero ¿cómo los apoyamos?
Probablemente, la única forma de realmente hacerlo es descubrir quién es nuestro agricultor. Las tiendas tienen la obligación de informar y, si no pueden hacerlo o tu no confías en la información obtenida, puede ser un buen momento para cambiar de proveedor.
Pero, podría pensar que las llamadas tiendas biológicas que venden alimentos orgánicos son demasiado caras y los productos no son asequibles… Y probablemente tienes razón, un nuevo sistema económico ahora usa mucho la palabra orgánico y etiqueta los alimentos con muchos certificados.
Y sí, estamos de acuerdo que los productos orgánicos son limitados , normalmente tienen mayores costos de producción y logística debido a que se producen menores cantidades (ej: transporte, comercialización, distribución) y los agricultores necesitan pagar para ser “certificados orgánicos”.7
¿Cuándo se volvió normal que la comida necesita ser certificada como orgánica? ¿La comida no es orgánica por definición? ¿los alimentos que utilizan insumos químicos, no deberían etiquetarse como “producidos con insumos químicos”? ¡Nuestro sistema alimentario está al revés!
En realidad, hay muchos sistemas agrícolas que cumplen completamente los requisitos de la agricultura orgánica que no están certificados como orgánicos. Especialmente en países en vías de desarrollo, estos productos se venden localmente (ej. mercados comunales) directamente al consumidor que se beneficia de conocer el origen de los alimentos a precio de mercado.7 ¡Apoyemos su trabajo!
Pero, ¿qué significa la «etiqueta orgánica»? Los alimentos etiquetados como orgánicos certifican que el producto no contiene fertilizantes sintéticos, pesticidas, hormonas y antibióticos, ¿verdad? Sin embargo, ¿no debería importarnos qué hay dentro de nuestra comida y de dónde viene? ¡Puede ser la única forma de comenzar a vivir de un modo sustentable!
Para lograr una transformación en el sistema alimentario, se necesitan cambios desde la producción hasta la mesa, de aquellos que cultivan los alimentos, a quienes los consumen y de todos aquellos que se mueven en el medio!3
Algunos proyectos realmente sobresalientes que están haciendo la diferencia usando principios agroecológios son:
Nagenahiru es una fundación en Siri Lanka que se enfoca en la capacitación de comunidades rurales desaventajadas afrontando necesidades locales a través de actividades económicamente viales, culturalmente posibles, socialmente justas y ecológicamente sustentables. ¡Están logrando cosas increíbles!
En Perú, Eca-Amarakaeri es una Reserva Comunal y Natural co-gestionada por 10 comunidades indígenas y representantes del estado peruano, cubriendo un área de más de 400.000 hectáreas de bosque. El financiamiento viene de la recolección sostenible de la nuez de Brasil que genera un ingreso estable evitando la tala ilegal, la minería y otras actividades que amenazan la selva amazónica.
En el sur de España, Veta la Palma es una finca dentro del Parque Nacional Doñana que ha logrado una intervención integrada de humedales artificiales para la piscicultura (29% de la tierra), las prácticas agroecologías de cultivación de arroz y de forrajeo para la crianza de ganado y equinos (29% de la tierra) con la preservación del ecosistema (42% de la tierra), generando nuevas actividades económicas basadas en los principios de la sostenibilidad.
Las Cañadas localizada en una de las últimas islas del bosque nublado de Veracruz en México es una finca agroecológica sostenible y también una empresa verde que comparte conocimientos a través de cursos, semillas, plantas y libros ayudando así a otros a implementar soluciones prácticas e integradas para vivir de una forma más sostenible.
Si podemos, apoyemos a estos o a proyectos similares, por suerte ¡hay muchos!
Pero probablemente, una de las mejores formas de comenzar es simple y puede hacerse en casa, dentro de nuestra comunidad: ¡hagamos un jardín orgánico! Hay muchos beneficios en la creación de jardines en las ciudades (jardinería urbana):8
- Económicamente, ayudan a hogares de bajos recursos para el consumo y el exceso para la venta (generación de ingresos). Adicionalmente, brindan oportunidades de empleo.
- Socialmente, pueden generar un sentimiento de comunidad y promover conexiones rural-urbanas. Brindan oportunidades recreativas que mejoran la calidad vida de los residentes urbanos (especialmente jóvenes y personas mayores). La producción y el consumo de verduras frescas y nutritivas mejoran la nutrición infantil.
- Ecológicamente, reutilizan las aguas residuales y los desechos orgánicos del suelo, reducen el uso de fertilizantes y pesticidas y ayudan a las ciudades a ser más resistentes al cambio climático al reducir la vulnerabilidad de los residentes urbanos (particularmente pobres), diversificar las fuentes de alimentos urbanos y las oportunidades de ingresos, mantener espacios verdes abiertos y promover la cobertura vegetal reduciendo el efecto de isla de calor urbana.
Las ciudades tienen un papel vital que desempeñar en la configuración del sistema alimentario del futuro, ya que pueden ofrecer valiosas contribuciones para las prácticas regenerativas con el potencial de crear una nueva economía sostenible.9
Seamos parte activa de la solución; compremos productos locales, orgánicos, de temporada, de comercio justo, apoyemos agricultores orgánicos que practican la agroecología y hagamos nuestro propio jardín.
Estén atentos – ¡estamos comenzando nuestro jardín urbano! Pueden ser parte de esto compartiendo sus pensamientos, ideas y sugerencias =)
Por M. S. Gachet et N. Zanuto
La historia completa de la foto de portada se puede encontrar aquí.
REFERENCIAS:
1 FAO. FAO Soils Portal.
2 FAO: 1985. Irrigation Water Management: Chapter 2 – Soil and Water
3 FAO: 2015. Agroecology for Food Security and Nutrition. Proceedings of the FAO International Symposium.
4 Chapter 6: Nitrogen in the Soil-Crop System. In: Soil and Water Quality – An Agenda for Agriculture. NATIONAL ACADEMY PRESS, Washington, D.C. (1993).
5 World Bank Group: 2016. Who are the Poor in the Developing World?
6 Lowder, S. et al., FAO, 2016. The Number, Size and Distribution of Farms, Smallholder Farms and Family Farms Worldwide.
7 FAO: Agricultura Orgánica.
8 The World Bank, 2013. Urban development series.
9 Ellen Macarthur Foundation, 2019. Cities and Circular Economy for Food.