Un huerto que cura

Hoy les contaré sobre un proyecto en el que trabaje el año pasado: por el diseño y mantenimiento de un pequeño “huerto respetuoso de la naturaleza” dentro del Hospital Infantil Vittore Buzzi en Milán.

Desde el 2019 soy parte activa de una asociación de voluntarios que ayudó a la municipalidad de Milán a proyectar y construir un parque público llamado Segantini (Associazione Parco Segantini (APS)). Ahora, sus socios (aproximadamente 200 familias que dan una cuota anual de 25 o 50 euros) mantienen 3 huertos de 1.000 metros cuadrados (m2) cada uno y una zona reforestada de aproximadamente 15.000 m2 con más de 1.000 árboles autóctonos de la cuenca del río Po.

En la foto se ve una parte del Parque Segantini donde se evidencian dos de los tres huertos.

Es un ejemplo de participación ciudadana exitoso que funciona no solo porque ha agrupado personas con distintas competencias que comparten la pasión por el cuidado de la naturaleza urbana y la agricultura respetuosa, pero sobre todo porque se han creado relaciones humanas entre sus socios activos.

Gracias a esta reputación durante los primeros meses de 2022 la asociación Missione Sogni (Misión Sueños) pidió ayuda a la APS para activar o reactivar los huertos de algunos hospitales pediátricos de Milán.

Misione Sogni financiaba la construcción y manutención de pequeños huertos en hospitales pediátricos para los niños internados y sus familias. Además, organizaba 1 vez por semana actividades lúdicas/educativas para quienes pudieran y quisieran participar.

Después de la pandemia de COVID fue difícil reactivar la colaboración con los hospitales. Visitamos, junto a Antonella y Pamela de Misione Sogni, 3 hospitales de los que solo el Hospital Buzzi, puso a disposición una terraza en el tercer piso para crear el huerto desde cero.

Siempre es un reto cultivar en cajas porque contrariamente a plantar directamente en el terreno, las plantas, que no pueden llegar a fuentes subterráneas de agua o nutrientes,  dependen de nuestro cuidado para vivir.

Activamos un grupo de 5 personas de la APS, Riccardo, Gabriela, Lino, Maurizio y yo, para crear el Huerto de los Niños del Hospital Buzzi:  

  • Se habilitó el agua para implantar un sistema de irrigación a gota automático y un lavabo, indispensable para el trabajo en el huerto.
  • Se compraron 7 cajas grandes y 8 pequeñas de plástico resistente y se distribuyeron formando una letra “C” en la parte más soleada de la terraza. La luz del sol es fundamental para la vida de las plantas.
  • Se cosieron sacos de un material plástico resistente al externo de las dimensiones de las cajas. Estos se colocaron en las cajas y sobre estos se añadió un estrato de piedras volcánicas para que no se estanque el agua, seguido de tierra fértil.
  • Se compraron y montaron 2 armarios para el material didáctico y la jardinería, un invernadero pequeño, un sistema de recolección de agua de lluvia, un compostador rotante, un parasol, dos mesas y varios taburetes de plástico.

Con esto, estaba listo lo indispensable para acoger a las plantas, los niños y sus familias y el personal del hospital, pero ¿cómo es un huerto que respeta la naturaleza? ¿Cómo funciona la naturaleza?

Tratemos de entender cómo funciona el ecosistema bosque. Dentro de un bosque conviven muchos tipos de vida (plantas, animales, hongos y bacterias, y si hay ríos y lagos cerca, algas).

Necesitábamos crear un lugar donde los niño y sus familias puedan observar, explorar y comprender la naturaleza urbana y sus ciclos, un sitio donde producir algunos vegetales y frutas. !Un sitio lindo y vivo donde estar y sanar!   

En el bosque el terreno está siempre cubierto de las hojas que caen de los árboles y que con el tiempo se transforman en tierra (materia orgánica) porque algunos micro organismos (bacterias, hongos) y macro organismos (lombrices, insectos) las comen.

Nadie riega la vegetación del bosque porque bajo el suelo hay muchas interacciones, por ejemplo, los hongos micorriza permiten a las raíces de los árboles llegar a las fuentes de agua y minerales. ¡Un verdadero sistema de intercambio conocido como el internet de las plantas!

En cajas, en una terraza, en el tercer piso, las plantas no pueden crear este tipo de interacciones, pero, si nosotros nos integramos en el ecosistema como agentes que cuidan y acogen la vida, agentes que crean belleza, ellas logran vivir.

Y lo primero que necesitábamos son árboles y plantas perennes (perdurables). Así que acudimos a Silvio, una de las personas clave en la realización del parque Segantini, y uno de los actores principales de la creación del Boscoincittà, un gran bosque de 120 hectáreas en el Noroeste de Milán realizado desde el 1974 junto a ciudadanos voluntarios.

Silvio conoce muchas personas y gracias a él fueron donados para el huerto de los niños 3 árboles: ginkgo biloba, granada y arce rojo. Los acomodamos en los bordes del huerto

Considerando que el huerto estaba listo en junio que es el inicio del verano en Italia (y no el mejor tiempo para iniciar un huerto) lo que hicimos fue comprar algunas plantas autóctonas que encontramos en el vivario: tres variedades de albaca (italina, roja y griega), lavanda, tomillo, flores tagete, ensaladas, mora sin espinas, un arbusto de arándano y otra granada.

La APS nos regaló, flores de caléndula, borraja, un tomate cherry y dos pimientos. Y durante el año donaron muchos otros vegetales.

Trasplantamos en las cajas las plantas considerando sus necesidades de espacio y las condiciones de amistad que se sabe existen entre ellas. ¿Sabías que algunas plantas aman estar juntas mientras que otras no se toleran? El mundo vegetal es fantástico.

Con el huerto listo (casi) todas las semanas (desde junio 2022 a septiembre 2023) dedicaba 2 horas de trabajo que incluían el mantenimiento y la realización de una actividad con los niños. 

Las actividades con los niños debían ser flexibles y lúdicas, porque dependían del estado de salud y ánimo de los niños y sus familias.

La actividad normalmente se decidía en base a las condiciones del huerto, al cuidado que este requería y la estación del año (temperatura, lluvia y sol). La observación era fundamental.

Usábamos el olfato y la vista para identificar las plantas. Recogíamos,  identificábamos y sembrábamos semillas. Dibujábamos las plantas. Recogíamos los frutos de la tierra. Almacenábamos el agua de lluvia para irrigar. Cubríamos el terreno con hojas y paja para proteger los micro y macro organismo y evitar la evaporación del agua. Preparamos el terreno para sembrar papas. Sembrábamos muchas flores distintas en todas partes. Cambiamos la mora que no estaba contenta por un madroño (arbusto-árbol del mediterráneo). Introducimos más plantas aromáticas (salvia, cedrón, romero). Hicimos compost. Trasplantamos fresas y aprendimos su ciclo de vida. Cultivamos cebollas y zanahorias. Preparamos pesto para las personas del hospital, etc. 

Cada semana Mery, o alguna enfermera del reparto, me informaba cuantos niños podían salir si tenían ganas de hacerlo. Luisa y Piera, las profesoras del hospital, también invitaban a los niños a participar de las actividades.

A veces estaban muy motivados y se quedaban mucho tiempo, otras veces, estaban cansados y decidían volver a sus cuartos pronto, otras veces los doctores necesitaban visitarlos y tenían que volver a sus cuartos. 

Descubrí rápidamente que a pesar de que un huerto permite experimentar el sentido del gusto y hablar de alimentación, en un contexto de hospital, esto no se podía proponer. Así que los productos maduros que recogían se regalaban al personal del hospital (médicos y enfermeras). Así, los niños cuidaban las plantas del huerto (y los seres vivos que ahí habitan) y regalaban sus frutos a las personas que cuidan de ellos.     

Desafortunadamente Misione Sogni, que financiaba el mantenimiento y las actividades con los niños cesó de existir en octubre 2023. Por fortuna otra asociación presente en el Hospital decidió cuidar el huerto, así las plantas continuarán a dar conforto a los niños y sus familias.

La creación de esta relación de gratitud hacia los médicos y enfermeras a través de la entrega de los productos del huerto cuidado por los niños y sus familias es la cosa más linda que me llevo de esta experiencia. Ojalá se pudiera mantener y replicar en los hospitales del mundo.

Se requiere poco espacio, respeto, observación y cuidado para ayudar a curar, y agradecer el trabajo de las personas que nos curan.   

Por M. S. Gachet

Macambo como solución. Capítulo 2: Creando comunidad

Les contamos en un posteo anterior sobre el potencial que tienen las semillas tostadas de Macambo (un primo del cacao) para convertirse en un alimento nutritivo y delicioso que la amazonia ecuatoriana puede compartir al mundo (leer el artículo Macambo como solución. Capítulo 1: La propuesta).

No hablamos de un super-food cualquiera, sino de uno que apoya la actividad económica de un grupo de campesinos indígenas de la nacionalidad Kichwa, que cultivan en modo respetuoso (dentro de sistemas agroforestales ancestrales) para su consumo y comercialización, conservando al mismo tiempo, los ecosistemas locales y protegiendo así la amazonia.

Este tipo de agricultura puede representar una alternativa a la minería, a la agricultura intensiva o la tala de árboles.

En la foto vemos a Enma y Patricio, dos productores de macambo en su finca donde pelar macambo y otras frutas. Foto de Ana Buitrón, cortesía de Canopy Bridge.

Además, estamos intentando conectar a estos productores con un grupo de consumidores que sostengan la compra de 200 Kg anuales de semillas secas de macambo, que justifiquen la importación por vía marítima, desde Ecuador hasta Italia después de la cosecha, una vez al año. Pensamos que quizá chefs atentos a estos argumentos podrían estar interesados en acoger y valorar el macambo, un producto rico y nutritivo con identidad e impacto social y ambiental positivo.

Macambo ligeramente tostado para la preparación de Sara y Cinzia. Foto de Benedetta Stefani (@maledetta.stefani) per cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Esta propuesta inició a concretarse después de mi encuentro con Sara Nicolosi y Cinzia De Lauri, dos chefs del bistró vegetariano AlTatto en Milán. En su filosofía de cocina destacan los vegetales, la calidad, la estacionalidad y la proveniencia de los alimentos. Les encantó la idea de valorizar un producto perteneciente a la cultura del pueblo indígena Kichwa de la región amazónica de Ecuador. Me dieron el contacto de algunos colegas que pensaban podrían estar interesados en crear una comunidad para descubrir y dar a conocer esta semilla amazónica y su historia a la gente de Milán.

Después de algunos encuentros, llamadas y un poco de tiempo, el lunes 2 de octubre AlTatto abrió sus puertas para acoger a la cultura detrás de Macambo. Las filosofías de cocina de 6 chefs, Simon Press (Contraste), Denis Lovatel (Denis pizza de montaña), Francesco Costanzo (Pasta Madre), Aurora Zancanaro (micro panificio Le Polveri), Mutty y Sara y Cinzia (AlTatto), exaltaron a este huésped lejano.

Foto de las personas que participaron en el evento en honor de macambo y su gente (chefs, meseros, ideadores, partidarios, hacedores).

El evento inició con una pequeña introducción del proyecto, seguida de una reinterpretación de la “chucula”, una bebida deliciosa hecha con plátano maduro servida con hielo. Mientras tanto, la gente preguntaba, leía sobre el proyecto y veía las fotos que contaban esta y otras historias de comunidades indígenas que viven en la amazonia ecuatoriana y su lucha por conservar este lugar mágico y lleno de vida.

La historia de Nemonte Menquino, líder indígena de la nacionalidad Waorani cuenta cómo junto a su pueblo, defienden su territorio ancestral, cultura y modo de vivir y cómo en el 2019 obtienen una victoria histórica en contra del gobierno Ecuatoriano para proteger medio millón de acres de selva amazónica primaria de la explotación petrolera sentando un precedente sobre los derechos de los indígenas en toda la región (más información).

Nemonte Nenquimo, guardiana de la selva amazónica, primera mujer líder del pueblo Waorani. Reconocida por Time como una de las 100 personas más influyentes del 2020.

Otra historia fue la larga lucha para proteger el Parque Nacional Yasuní, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta y la casa de diversas comunidades indígenas, entre ellas grupos en viven en aislamiento voluntario, Tagaeri e Taromenane. En el 2007, la iniciativa Yasuní ITT propuso a los gobiernos de varios países (contaminantes) ricos conceder una compensación de 360 ​​mil millones de dólares en 10 años por dejar el petróleo del Yasuní bajo tierra (la mitad del beneficio esperado de las ventas). La propuesta no se concretó y la explotación petrolera comenzó en 2013. Después de 10 años, en el referéndum del 23 de julio de 2023, los ciudadanos de Ecuador decidieron suspender la extracción de petróleo en el Yasuní en el plazo de 1 año, un precedente único en el mundo (más información). 

Bloque 31, Petro Amazonas construye un «Sendero Ecologico» en el Parque Yasuní al sur de Tipztini probablemente para «realizar el camino» para aprovechar el ITT. El Parque Nacional Yasuní, uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo, también tiene petróleo bajo tierra. Foto de Karla Gachet tomada en 2012. La historia complete se puede ver aquí.

Poco a poco llegaron a la sala pequeñas degustaciones con las creaciones de los chefs: Sara y Cinzia, quienes decidieron respetar la pureza de la semilla de macambo en su esencia, consistencia y estética; la tostaron ligeramente y le agregando dos acentuadores de sabor: caramelo aromatizado con hojas de higuera y sal. ¡Delicado y delicioso!

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Francesco propuso un crumble de macambo con queso de cabra e higos frescos de estación. El crumble se hizo usando la tradición Siciliana (su región de proveniencia) que normalmente usa las almendras; hidrató el macambo y luego hizo con él una crema a la que se le añadió solamente harina de arroz y avena para la preparación del crumble, ¡ninguna grasa animal! Sicilia abraza y da la bienvenida a macambo. ¡Una delicia!

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Aurora preparó una deliciosa pasta de hojaldre con franchipán salado de macambo. El franchipán es una crema a base de harina de almendras. Aurora utiliza harinas que provienen de pequeños molinos artesanales de Italia y busca rescatar cereales antiguos abandonados con el tiempo para redescubrir gustos perdidos… y descubrir nuevos con la misma atención.  

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Simón explora mucho la memoria del gusto en su cocina, pero consiente de que  macambo era desconocido, gustativamente tanto para él como para el público italiano; decidió jugar con sabores geográficamente familiares. Así utilizó en su creación maíz negro, ají guajillo, maracuyá y granos de cacao. Para crear un contraste, agregó un producto de la tradición Italiana, las huevas de mújol. ¡Muy rico e interesante!

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Mutty realizó un canapé de macambo a la mediterránea, fundiendo el macambo con berenjena, jitomates y albaca. Sobre esta se colocó una crema de habas y limón fermentado, este último para crear un contraste de sabores. Al final se espolvoreó con polvo de arándanos (mirtilli) y menta secos. ¡Delicioso recibimiento mediterráneo para macambo!

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Denis propuso una pizza-focaccia semi-integral con “fior di latte” (un tipo de mozzarella), hiervas de montaña, chutney con bayas (frutos de bosque), macambo tostado granulado, ensalada misticanza (prado) y una vinagreta a la manzana verde para limpiar la boca al final. Esta pizza es un viaje a través de los sabores de la montaña. La crocanteza y el gusto final vienen dados por el macambo.

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Su idea no era solo la de jugar con las consistencias y sabores sino la de unir a dos comunidades lejanas con filosofías de vida similares: el bosque de la montaña alpina italiana de Bergamo  y la selva amazónica.  Las dos son comunidades pequeñas, circunscritas (aisladas) dentro de un ecosistema especifico, con estilos de vida y ritmos diversos a los de la ciudad. Ambos son lugares donde se cultivan alimentos para la auto subsistencia, donde se cosechan respetando los ritmos de la naturaleza, donde los métodos de conservación de alimentos son importantes para la sobrevivencia y donde los recursos se utilizan de manera eficiente (evitando el desperdicio).

In the end, Rosa Linda Yangora Pichama, a Shuar indigenous woman (another indigenous nationality from the Ecuadorian Amazon), told us a little about her culture and what the rainforest means to the Shuar people, reminding us how important it is to conserve cultures that live in harmony and respect with nature.

Foto tomada durante el evento por Benedetta Stefani (@maledetta.stefani). Cortesía de Lucrezia Ganazzoli.

Aún no hemos cumplido el objetivo de demanda de 200 Kg que garantiza los esfuerzos para importar macambo este año. Nuestra fecha límite para realizar la primera importación es el 27 de octubre de 2023. Si esto sucede, el macambo saldrá de Ecuador en noviembre y llegará a Italia después de 6-7 semanas. Si eres chef en Italia y estás interesado en comprar al menos 10 Kg de macambo, ¡contáctanos ([email protected])!

El transporte de volúmenes pequeños (<300 kg) por vía marítima parece no es común. Si logramos activar la importación les contaremos cómo es el proceso para importar Macambo en Italia. ¡Mantente atento!

Por M. S. Gachet

Agricultura apoyada por la comunidad

En junio se nos presentó la oportunidad de pasar 10 días en Siena una ciudad bellísima y llena de tradiciones en Toscana (Italia).

Buscando un lugar donde quedarnos, encontramos un  pequeño apartamento dentro de una casa de campo muy antigua en las colinas a las afueras de Siena. En la descripción del lugar se mencionaba un proyecto de agricultura comunitaria. Interesante pensamos y lo reservamos.

No sólo una casa de campo

Al llegar, entramos en la propiedad atravesando un pequeño camino bordeado de cipreses puntiagudos (típicos de la Toscana), olivos y algunos árboles frutales. En la parte alta de la colina encontramos un edificio grande de ladrillo visto muy antiguo.

Nos recibió Pietro, quien antes de llevarnos al apartamento nos mostró en la planta baja el “cuarto del horno”. Nos informó que tres días a la semana en la mañana viene Andrea a preparar el pan para la cooperativa y que si vemos humo no nos preocupemos. El cuarto del horno se convierte en una panadería.

Vista desde la casa de Pietro. Paisaje característico de los alrededores de Siena.

Yo amo hacer el pan, así que no me iría sin conocer a Andrea.  

Antes de irse, Pietro nos invitó a pasar por el huerto que se encuentra en la base de la colina cualquier día de nuestra estadía y que si nos interesaba nos contaría sobre el proyecto en el que trabaja.

Cuando le pedimos unas verduras para cocinar en los días siguientes, nos dijo que las verduras eran colectivas y por lo tanto para conseguirlas tendríamos que ir a la tienda de la cooperativa. ¡Qué curioso!, ¿no? 

Al día siguiente en la tienda de la cooperativa, compramos la verdura del huerto (¡deliciosa!) y en la noche lo visitamos (en Siena en junio oscurece después de las 9:30 p.m.).

Foto del huerto cortesía de MondoMangione.

El huerto está cultivado en un área de 1,5 hectáreas (15.000 metros cuadrados) y es el hogar de 2 caballos jubilados uno de los cuales falleció durante nuestra estadía (RIP). 

Pietro vive en la propiedad junto a su pareja, su hijo pequeño y algunas gallinas y cabras, las últimas le ayudan a contener la hierba.

Pietro junto a los dos caballos jubilados afuera del huerto. Foto cortesía de MondoMangione.

Nos contó que adicionalmente al huerto, la cooperativa ha plantado árboles frutales y que tienen abejas, estas últimas cuidadas por algunos miembros de la cooperativa.

La propiedad es grande y junto al huerto hay cultivos de trigo y olivos (dados en concesión a terceros).

Cuando llegamos Pietro se marchaba así que acordamos cenar juntos otro día. Tendríamos que esperar aún para saber sobre el proyecto y la famosa cooperativa.

Un panadero en la casa

En los días siguientes conocimos a Andrea el panadero, un joven de los alrededores de Siena que viendo nuestro interés por su pan, nos invitó a pasar a las 5 de la mañana del día siguiente.

Andrea preparando el pan. Foto cortesía de MondoMangione.

Cuando llegué, eran pasadas las 7 y Andrea estaba cortando la masa ya leudada para preparar unos treinta panes de un kilogramos para los socios de la cooperativa. Estaba muy preocupado porque el leudado del pan no era como lo esperaba, el pan no tenía la forma adecuada, estaba un poco aplanado.

Para hacer el pan se necesitan: harina (diversos tipos de trigo u otros cereales), agua, levadura y sal. Existen dos tipos de levadura que se usan para hacer el pan:

• la levadura de cerveza que se compra en el mercado es un monocultivo de Saccharomyces cerevisiae,
• y la levadura de masa madre que es un cultivo simbiótico de las levaduras presentes de manera natural en el medio ambiente. Contrariamente de la levadura comercial, la cantidad de masa madre necesaria para preparar una determinada cantidad de pan se debe cultivar previamente a su preparación. 

El proceso de elaboración del pan es relativamente sencillo. Se mezcla la harina con el agua luego se añade la masa madre y al final la sal. A continuación, se amasa la mezcla durante un tiempo determinado, se deja leudar (o fermentar)* durante un tiempo establecido a una temperatura determinada y al final se hornea a la temperatura y tiempo adecuados.

*Durante la fermentación del pan, las levaduras consumen el gluten que es la proteína del harina y liberan anhídrido carbónico (CO2), si, le mismo gas que exhalamos durante la respiración. Cuando amasamos la masa de pan creamos una malla de gluten que retiene el CO2 que tratando de salir, hace que el pan se infle.

Para obtener un pan de buena calidad es necesario controlar las materias primas (harina, levadura, sal y agua), la temperatura y el tiempo. Solo pocas variables, no debe ser difícil ¿no? En realidad si, dominarlas requiere habilidades y conocimientos de un artesano especializado.

Andrea estaba muy preocupado, así que hicimos una “lista de verificación” juntos.

No un pan cualquiera

Me contó que la harina que utiliza viene de una granja que está cultivando cereales de una población «evolutiva», es decir, compuesta por semillas de diferentes variedades, en su mayoría autóctonas, que se siembran y se dejan crecer juntas.

La idea es que con el tiempo, las variedades que mejor se adapten a las condiciones climáticas del suelo en el que se encuentran conseguirán prosperar. Así, la composición de la población que sobrevive, será resistente a los cambios del clima y capaz de sostener altos niveles de productividad sin necesidad de productos químicos nocivos para el suelo.

La cooperativa compra toda la producción de «trigo resistente» que este año será duplicada. Para su información, la población evolutiva de cereales se lleva a cabo junto con la Universidad de Siena.

Andrea usó la misma harina antes de que apareciera el problema, por lo tanto, el problema no podía ser la harina.

El amasado lo hace él manualmente, así que no debería ser eso.

El laboratorio donde trabaja (el cuarto del horno) no tiene un sistema de climatización y el horno de leña está dentro… además la temperatura del ambiente esos días era alta. Tenía que ser la temperatura que estaba influenciando el crecimiento de las levaduras.

Andrea estaba controlando la temperatura todo el tiempo y reduciendo el tiempo de leudo para compensar la alta temperatura, pero el pan seguía aplanado…

Andrea es joven y ama hacer pan. Seguramente con el tiempo, estudio y automatizando algunas variables, logrará obtener un pan resiliente incluso en los meses calientes del verano. Si, el pan era un poco plano pero ¡estaba delicioso!

Pan listo para ser entregado. Foto cortesía de MondoMangione.

Finalmente “la cooperativa”

Unos días antes de partir encontramos a Piero quien durante la cena nos contó sobre su famosa Sociedad Cooperativa MondoMangione de la cual son parte el huerto y el pan.  

MondoMangione es una cooperativa de consumidores conscientes que nació en Siena en 2004 y que ha creado una pequeña distribución organizada de productos locales, orgánicos y de comercio justo. La cooperativa tiene el objetivo de instaurar una economía basada en la relación directa y transparente entre productor y consumidor, respetando el territorio, el medio ambiente y el trabajo e las personas.

En 2019 iniciaron con el proyecto OrtoMangione, un huerto colectivo estructurado como CSA (Comunidad que apoya la agricultura) que ha recuperado 1,5 hectáreas de terreno abandonado. En 2021 parte el proyecto colectivo de panificación Il Pane dell’Orto (el pan en el huerto) también estructurado como CSA.

El modelo CSA

El sistema CSA, se conoce en inglés como  Community-supported agriculture y se practica en Japón, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Italia, Alemania, Austria y quizá muchos otros.

En Italia existen tres realidades: Arvaia en Bolonia (9 años de actividad, casi 500 socios, 7 socios trabajadores, 47 hectáreas), Semele en Florencia (70 socios) y OrtoMangione (la más reciente).

En este tipo de cooperativas agrícola todos los recursos (costos de instalación, costos de equipos, costos de mano de obra, costos de gestión) son proporcionados por un grupo de personas, que en compenso reciben una parte de lo que produce la huerta semanalmente. Cultivan usando métodos naturales.

El modelo CSA presupone una comunidad activa y participativa.

Posibles sistemas de compra usados por las por las personas que viven en la ciudades.

La CSA de Siena

En el caso de OrtoMangione la producción se organiza en base al reparto del riesgo empresarial, el respeto a la alimentación, la reducción de los residuos y el apoyo a los miembros trabajadores (el salario de Pietro y su colega).

Los “socios co-productores” (alrededor de 70) pagan una cuota inicial de 75€ como contribución a los gastos de instalación del huerto (75% como donación y 25% de cuota asociativa) y una cuota anual de 750€ en una sola cuota o en 4 plazos. Utilizan las donaciones para financiar insumos necesarios, por ejemplo tienen previsto usar las donaciones recaudadas en 2021/2022 para comprar un invernadero y un nuevo gallinero.

Con la cuota anual socio recibe una caja de verduras de 5,5 kg (pensada para una familia de 2/3 personas, con por lo menos 5 variedades a la semana y 30 variedades de verduras anuales) por 45 de las 52 semana del año y tiene la posibilidad de participar en las diversas actividades del huerto.

El costo puede parecer alto pero para la economía de una familia italiana media, considerando que se trata de verdura sana que está regenerando suelo y generando trabajos, es un precio accesible (19€ por una caja de vegetales a la semana). Los costos deben adaptarse a las realidades locales.   

Como se trata de una comunidad activa, los socios se comprometen a realizar al menos una de las siguientes actividades:

trabajar en el huerto (cosecha, siembra, almacenamiento, mantenimiento de espacios exteriores, etc.) una vez al mes por un mínimo 2 horas
participar en el comité (1 reunión por mes) o en grupos de trabajo (administración, comunicación, eventos, etc.)
ayudar con la distribución de verduras en los días de recolección (mínimo 2 horas por mes).

Dos miembros de CSA OrtoMangione instalando la red para cultivar pepinos. Foto cortesía de MondoMangione.

¿Qué pasa con el pan?

En modo similar para el pan, un grupo de personas pre-financian con una suscripción anual la elaboración de un pan de 1 Kg que recibirán una vez a la semana. Así los miembros garantizan el mantenimiento de una actividad artesanal (el salario de Andrea) y el uso del horno de leña.

Los “socios co-panaderos” colaborar en la gestión y evolución del proyecto, y pueden participar en actividades útiles para compartir y aprender cómo se hace el pan. Así, el horno está abierto a todos los socios, incluso para hornear un molde de galletas o una buena tarta aprovechando el horno aún caliente.

Proyectos como “el huerto” y “el pan del huerto” dan la oportunidad de ser parte de un grupo de personas que colectivamente cuidan un pedazo de tierra, crean resiliencia  y apoyan la tradición.

Pietro me contó que el primer año de producción hubo una infección por hongos debido a un error el manejo del invernadero que comprometió toda la producción de tomate. ¡Se corría el riesgo de perder mucho trabajo y recursos!

Debido a la magnitud del problema, la solución aconsejada fue utilizar un fungicida. Los socios de la cooperativa se juntaron y decidieron que si las plantas estaban enfermas había que curarlas y usaron el fungicida.

Cuando los tomates estuvieron listos, se informó a los socios sobre el tratamiento fungicida anterior y algunas personas rechazaron los tomates.

Al contarme esta historia, Pietro quería señalar que no debemos cegarnos ante las ideas preconcebidas.

Ser parte de una comunidad puede ayudarnos a mantener la mente abierta, comprender los problemas que enfrentan nuestros agricultores y artesanos y estar abiertos a las soluciones.

¡Creemos o formemos parte de una comunidad que estimule el intercambio entre personas que viven en un mismo lugar, produciendo bienes de primera necesidad, generando empleos, relaciones humanas y un sistema de redistribución que elimine desperdicios y nos permita estar informado!

¡Seamos parte de una ciudadanía que crea activamente la comunidad en la que queremos vivir!

Voluntarios de la Asociación del Parque Segantini (APS) en Milán, Italia, después de limpiar el arroyo en el área naturalista del parque. Una persona disturbada mentalmente contaminó el arroyo durante meses con desechos plásticos y vidrios que acumuló de los bares cercanos al parque. Finalmente, gracias a la acción conjunta de la APS, otras asociaciones ciudadanas y el municipio, se logró brindar asistencia médica al responsable y limpiar el área.

Por M. S. Gachet

Una historia de Trigo

El trigo es un cereal muy antiguo que se cultivó por primera vez en la media luna fértil ubicada en las regiones entre el Mar Mediterráneo, el Mar Negro y el Mar Caspio, hace más de 9.000 años antes de Cristo.

En el año 2020, el trigo fue la tercera especie de planta más producida en el mundo después de la caña de azúcar y el maíz (muy de cerca le sigue el arroz).1  

¿Sabías que el 75% de los alimentos del mundo se genera a partir de solo 12 especies de plantas y 5 especies de animales?2 Entre ellos, el trigo.

Estas 12 plantas y cinco especies animales nos alimentan. Es posible aumentar la agrobiodiversidad alimentaria (comer diferentes variedades de alimentos). Solo tengamos en cuenta que de las 250.000 a 300.000 especies de plantas comestibles conocidas, los humanos solo usamos 150 a 200.2

El pan, las empanadas, los fideos y muchos alimentos que comemos a diario están hechos con harina que proviene del trigo.

No todas las harinas de trigo son iguales. La calidad depende de la cadena de producción, es decir, del tipo de semilla, del tipo de agricultura con la que se cultiva, de la salud del suelo y del modo en que se muele el grano.3

El trigo, conocido en latín como Triticum, es una planta de la misma familia del arroz, el centeno, la cebada y la avena.

En Italia donde vivo, se conocen alrededor de 2.000 variedades de trigo; pero sólo unas pocas se cultivan a gran escala.4

En el mercado se conocen dos tipos de trigo: suave y duro. La mayor parte del trigo suave proviene de la especie Triticum aestivum y la mayor parte del trigo duro de la especie Triticum durum.5

Los trigos suaves y duros son muy similares a nivel estructural pero diferentes desde el punto de vista nutricional y de usos. Crecen en ambientes diferentes, el trigo duro tolera suelos calientes, soleados y áridos mientras que el trigo suave prefiere un clima fresco y húmedo. La harina de trigo duro contiene más proteínas y gluten que la harina de trigo suave y tiene una mayor capacidad de absorción de agua.  Los productos preparados con harina de grano duro se conservan mejor y tienen un menor índice glicémico.6  

El grano de trigo suave, se rompe con facilidad y es opaco, redondeado y friable. La harina  que se obtiene de la molienda de trigo blando tiene una buena extensibilidad y una dureza media-baja. Suele utilizarse para la elaboración de pan, productos fermentados (pasteles, galletas, pizzas) y pasta fresca.6

Por otro lado, el grano de trigo duro es realmente “duro”, tiene una forma un poco más alargada y es casi translúcido. La harina obtenida del trigo duro es áspera y tiene un color amarillo-ámbar. La masa obtenida a partir de harina dura tiene una extensibilidad menor que la harina suave pero una alta tenacidad, lo que la hace buena tanto para la elaboración de pan como para la elaboración de pasta.6

¿Sabes cuantas variedades de trigo se cultivan en tu país? ¿Se cultiva suficiente trigo para cubrir las necesidades de harina de tu país? ¿Se importa trigo? ¿Se importa harina? ¿De dónde?

Ahora que sabemos un poco más sobre el trigo, les contaré la historia de una semilla que se convirtió en pasta.

De la semilla a la pasta
Parte 1: La siembra

Todo parte de la semilla, que en el caso del trigo es parte del fruto de la planta.

La semilla es el bebé de la planta y para crecer sana y fuerte necesita de un suelo vivo rico de nutrientes (ver artículo El tan importante suelo), agua y aire limpios.

Para la siembra usamos el grano suave que proviene de la Cascina Orsine, una granja en provincia de Pavía (dista aproximadamente 30 Km del parque Segantini en Milán) que cultiva usando agricultura biodinámica. Andrea el dueño del SoulFood, la gastronomía donde hicimos el evento Macambo (ver artículo Macambo como solución. Capítulo 1: La propuesta), me consiguió las semillas para este experimento.

Al trigo le gusta el clima frío. En el norte de Italia, se aconseja sembrarlo 6 semanas antes de la primera helada fuerte. Nosotros sembramos a mediados de noviembre.

Plantamos el trigo en 2 camas de 5×5 metros (total 50 metros cuadrados(m2)) en el parque Segantini, un parque en la ciudad de Milán en Italia. En la primera cama se había sembrado previamente trébol, una planta que abona la tierra y en la segunda cama decidimos hacer una asociación de trigo y habas.

Antes de la siembra, preparamos el terreno quitaron las malas hierbas y  abonamos una de las dos camas con compost y un poco de estiércol.

Sembramos aproximadamente 30 g de semillas a una distancia de unos 12-13 cm haciendo agujeros poco profundos para introducir las semillas. La profundidad recomendada es el doble del tamaño de la semilla para que pueda salir sin problemas y al mismo tiempo esté protegida.

Pusimos 4 semillas en cada agujero, porque no estábamos seguros de cuántas plantas brotarían.

Al final regamos suavemente (como una lluvia ligera) para no perturbar el suelo y esperamos la germinación 🙂

En los días siguientes controlamos la humedad del terreno (que no se seque) y la temperatura. Durante este  tiempo, seguimos dos acciones importantes: cuando estaba muy seco regamos y cuando hacía mucho frío cubrimos el terreno.

En las dos camas el trigo creció muy bien y en junio estaba listo para ser cosechado. 

En abril, con mucho cuidado de no dañar el trigo, se recogieron las habas.

En la cama donde estaba el trébol, crecieron muchas amapolas, interesante ¿no?

Parte 2: La cosecha de trigo

La cosecha manual del trigo se llama siega. Usando una hoz siegamos la base de los tallos de trigo con movimientos veloces y decididos.

Luego cortamos las espigas de los tallos y las pusimos en una bosa de algodón.

Para liberar el grano golpeamos la bolsa contra de la mesa y frotamos las espigas dentro de la bolsa usando las manos. Luego con la ayuda de un ventilador separamos el salvado de los granos de trigo.

El proceso de liberar la parte comestible del grano (u otro cultivo) de la paja a la que está unido se conoce como trilla.  ¿Sabías que en la antigüedad se hacía correr a animales como el caballo sobre las espigas de trigo para liberar los granos? Aquí puedes ver un video que lo muestra.

Este trabajo puede parecer pesado pero si se hace en compañía ¡es divertido!

Parte 3: Molienda del grano

Para moler el grano usamos un pequeño molino de piedra eléctrico. Poco a poco evitando que el molino se sobrecaliente, transformamos casi 1,5 Kg de grano en harina.

Usando un tamiz iniciamos separando el salvado de la harina pero después decidimos que tendríamos solo una harina integral. Solo separamos los pedazos muy grandes.

Habiendo harina.

Parte 4: Preparación de los fideos (pasta)

Italia es famoso por su pasta fresca, así que con los amigos del parque decidimos preparar un plato de pasta con puré de tomates, berenjena y queso de cabra.

Para prepara la pasta fresca se necesitan por cada 100 g de harina 1 huevo (o el equivalente líquido de 1 huevo).

Nosotros preparamos 700 g de harina, con 7 huevos (donación de las gallinas de Claudio). Luego amasamos la mezcla creando una masa homogénea. Como la masa estaba demasiado seca, necesitamos añadir más agua.

Dejamos reposar la masa por una hora (paso indispensable en la preparación de la pasta).

Luego, usando una máquina para hacer pasta, hicimos tagliatelle (espaguetis anchos y planos) que cocinamos en abundante agua salada.

Para la guarnición primero se deshidrataron las berenjenas con sal abundante. Luego se lavaron , pasaron en harina y las frieron en abundante aceite caliente.

Los tomates se cocinaron y luego se pasaron a través de una presa de tomate manual donde se removió la piel y las semillas (también se puede licuar).

Al final, cuando la pasta estaba lista (al dente) se añadieron la berenjenas fritas, aceite de oliva y la ricota de cabra rallada. ¡Una delicia!

Si te estás preguntando si valió la pena todo el trabajo duro para comer un plato de pasta fresca, la respuesta es ¡SÍ! ¡Todos los pasos fueron divertidos y el sabor fue delicioso!

No puedo decir que el sabor sea mejor que otras pastas frescas elaboradas con materias primas de calidad que se encuentran en el mercado o se comen en restaurantes que valoran el origen de los productos. Pero estoy segura que ver crecer el trigo, procesarlo y preparar la pasta es una experiencia que le da al plato un valor adicional importante también en el sabor. Si puedes, ¡haz la prueba!

Parte 5: Una tradición inicia?

La experiencia de hacer la pasta partiendo de la semilla resulto todo un éxito. Decidimos sembrar trigo también este año, a finales de octubre.

Quien sabe, quizá se convierte en una tradición del parque.

Por M. S. Gachet

Referencias:
1 FAO. Food and agriculture data
2 FAO. What is happening to Agrobiodiversity?
3 Slow Food. La buona lista della spesa: il pane
4 Slow Food. Grano duro: meglio italiano o straniero?
5 Wikipedia. Triticum
6 Mulino Vald’Orcia. Che differenza c’è tra Grano Duro e Grano Tenero

Macambo como solución. Capítulo 1: La propuesta  

Es muy triste ver cómo la Amazonía se está destruyendo a causa de la necesidad de los gobiernos de los países Amazónicos de recaudar dinero para mejorar la calidad de vida de su población creando servicios como educación, salud, trabajo, transporte, industria, etc.

La Amazonía es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, y también una fuente de materias primas (petróleo, minerales, madera) y el espacio donde criar ganado y producir soya.

En el mundo de hoy donde el dinero permite a las personas de vivir (comprar alimento, vestido, casa, transportarse, educarse, etc.) se muestra poco evidente que las necesidades humanas más esenciales son: el aire, el agua y después los alimentos.

El aire y el agua son recursos naturales o servicios que obtenemos de la naturaleza. Y si, los alimentos también son recursos naturales. Si lo pensamos, nosotros vivimos gracias a los seres vivos que nos nutren (plantas, animales, hongos, algas, bacterias) y las interacciones que estos tienen en los distintos ecosistemas naturales que mantienen el aire, el agua, el suelo y los seres vivos sanos.

¡Todo en la naturaleza está conectado! (leer el artículo Naturaleza, Agricultura y Respeto).

Las selvas y los bosques sanos no solo producen oxígeno y almacenan anhídrido carbónico (CO2) sino también mantiene un equilibrio que incluso purifica el agua. En la selva amazónica fluye el río más grande de la Tierra el “río volador”que regula el clima de nuestro planeta.

Pero, en la selva amazónica no solo hay diversidad de vida sino también diversidad de culturas humanas que viven en armonía con la naturaleza.

Este frágil ecosistema está en peligro y preservarlo es una labor que nos compete a todos los habitantes de planeta.

La comunidad de Noneno está ubicada a lo largo del río Shiripuno, Yasuní, Ecuador. Omentoke Omene y su hijita, van al campo a sembrar retoños de plátano y cortar algunos árboles pequeños para dejar espacio para que crezca la yuca (mandioca). Foto de Karla Gachet. La historia complete se puede encontrar aquí.

¿Por qué Ecuador?

En el Ecuador existen más de tres mil especies de árboles, 658 especies de anfibios (307 de las cuales son endémicas o solo presentes en Ecuador), 460 especies de mamíferos (54 endémicas), 498 especies de reptiles, más de diez mil especies de aves1 y 13 etnias indígenas que en Ecuador se conocen como nacionalidades porque tienen una lengua y una organización social propia y viven en un espacio territorial definido. Ocho de estas nacionalidades viven en la Amazonía2.

Tuve la oportunidad de conocer Canopy Bridge hace ya muchos años. Canopy Bridge es una red global que ayuda a los proveedores y compradores de cultivos sostenibles y productos silvestres a encontrarse, establecer relaciones y aprender más sobre los productos naturales y las personas detrás de ellos. Uno de los productos silvestres que promueven es el macambo. 

Macambo (Theobroma bicolor) es el fruto de un árbol pariente del cacao (Theobroma cacao), cultivado tradicionalmente en sistemas agrícolas diversificados (o agroforestales) por asociaciones de productores indígenas Kichwa de la Amazonía ecuatoriana en chakras  o huertos familiares. Sus semillas son muy nutritivas (alto contenido de proteína, fibra y omega-9) y tostadas adquieren un delicioso sabor acaramelado y una textura crujiente y única.

La población amazónica consume tradicionalmente macambo y nos comparte su tradición.

Los indígenas Cofán lo conocen como Macabo. Estefanía Baldeon de Canopy Bridge encuentra mazorcas de macambo (inesperadamente fuera de temporada) en una visita a Zábalo, provincia de Sucumbios, Ecuador. Este y muchísimos árboles frutales más rodean las casas en una selva comestible y cultivada. Foto cortesía de Canopy Bridge.

Todos los países amazónicos como Ecuador viven de la exportación de materias primas y esto sucede porque existe una demanda global sobre todo de los países industrializados. Quizás este sistema globalizado podría convertirse en una solución, ¿no? 

Para Ecuador, la exportación de los productos provenientes de “Bosques Perennes” (perenne = que dura siempre o mucho tiempo) podría representar una solución concreta a la conservación porque traen fuentes de ingresos que en un futuro podrían reemplazar las actividades extractivas y la agricultura intensiva.

¿Por qué Italia?

Vivo en Milán, Italia desde casi seis años. Pensé que tal vez los milaneses podrían estar interesados en comprar macambo una vez al año (durante la cosecha) y así contribuir activamente a la protección y regeneración de la selva amazónica.

Si compramos un volumen constante de macambo todos los años y nos aseguramos que este macambo venga de sistemas agrícolas familiares diversificados característicos de las comunidades indígenas podremos garantizar el sustento económico de las familias que realizan esta actividad. Esto podría motivar a otras familias de productores y crear trabajos que respetan la identidad cultural de los pueblos ancestrales (impacto social positivo) protegiendo así la selva amazónica (impacto ambiental positivo). Un gusto amazónico por la cultura y la biodiversidad.

Italia es un país rico en tradición culinaria y con la mayor biodiversidad de Europa donde los alimentos están al centro de la vida familiar y cultural y gracias a su estilo de vida es uno de los países más longevos del mundo.

Italia es considerado un país desarrollado, uno de los más ricos en el mundo. Y aunque si Italia es solo ligeramente más grande ahí viven 3,4 veces más personas.*3

Italia, y todo el continente Europeo, durante la historia han acogido e integrado alimentos. Por ejemplo el maíz, el tomate, las papas y las calabazas, llegaron después del “descubrimiento Europeo” del continente Americano. Y aunque su acogida e integración no fue siempre inmediata, por ejemplo, el maíz en Italia se conoce como “grano turco” porque los italianos de aquel tiempo no lo habrían usado tan fácilmente si sabían que venía de América4. Hoy en día, la polenta hecha con harina de maíz, es un plato tradicional del norte de Italia.  

Stefania y Paola están limpiando los ajos recogidos en el segundo huerto del Parque Segantini. El Parque Segantini en Milán-Italia, es un parque proyectado y creado por ciudadanos junto con la administración municipal. Dentro del parque, los ciudadanos cuidan tres huertas de 1.000 metros cuadrados cada una y 15.000 metros cuadrados de área reforestada.

Pero Italia no solo ha acogido alimentos que crecen en su territorio ahora son parte de su tradición, sino también acoge dentro de su cultura otros productos que crecen en países como Ecuador: el café, el cacao (con el que se hace el chocolate) y el banano.

Recientemente la UNESCO está considerando declarar a la cultura del café expreso en Italia como patrimonio cultural de la Humanidad.5 Fascinante, ¿no?  

¿Por qué Macambo?

Macambo podría ayudar a conservar una pequeña parte de la selva amazónica ecuatoriana donde existe un producto delicioso y nutritivo y una red de productores que están compartiendo una semilla que es parte de su cultura y que crece en sus chakras en modo respetuoso.

¿Estarán los consumidores italianos interesados en acoger esta propuesta?

SPaso 1: La degustación

Con esto in mente traje en mi maleta desde Quito a Milán 8 kilogramos de macambo para que la gente lo pruebe. Organicé dos cenas:

La primera con los amigos de la Asociación de Parque Segantini (unas 25 personas) una hermosa noche de verano donde junto a las fantásticas Gabriela, Laura y Melani cocinamos en el parque (al aire libre) una deliciosa pasta preparada con la verdura de los huertos: 3 tipos de calabacín ((crudos y blanqueados (o hervido por pocos minutos)), judías verdes (o vanitas) blanqueadas, albaca y un poco de ajo. La pasta fue condimentada con azafrán, queso parmesano, sal, aceite di oliva y mucho amor. El toque crocante de la pasta lo dio el macambo.

La segunda cena la organizamos junto a Soul Food, una pequeña gastronomía al sur de Milán en la zona del Navigli. Un pequeño negocio gestionado por Andrea, una persona muy atenta a la proveniencia y el modo de producción de los alimentos que vende, aquí se valoriza el trabajo de los productores respetuosos con la naturaleza.

Lucia la cocinera de esta cena, elaboró un menú considerando los distintos sabores que macambo  le recordaban …”un poco a la castaña… un poco al maní natural y tostado… un poco a la avellana”… Teniendo en cuenta esto, preparó 3 platos.

En el primer plato pudimos disfrutar el macambo machacado y tostado sobre una la crema de calabaza.

En el segundo plato Lucia convirtió el macambo en harina para preparar junto con una pequeña cantidad de harina de cantagna, uvas, piñones y romero la versión macambo del “castagnaccio” (torta de castaña típica de la Toscana). El macambaccio se sirvió con chips de una col rizada tipo kale.

El último plato fue el postre. Aquí Lucía realizó dos preparaciones, la primera fue una torta vegana con chocolate al 78% y crumble de macambo, y la segunda un “cheesecake” descompuesto a base de mousse de ricota y peras caramelizadas acompañado de una crema a base de macambo tostado.

Las dos cenas fueron realmente deliciosas.

Una de las cosas resaltadas por los invitados fue la textura crujiente y notoriamente agradable de los platos y el hecho de que el macambo es un complemento perfecto porque no domina el plato pero, proporciona un componente nutritivo a estas delicias culinarias.

El macambo no solo fue degustado dentro de platos elaborados sino también intacto en una de sus tres presentaciones disponibles (natural, salado y chocolate). Unas 70 personas probaron el macambo y 47 de ellas dieron su opinión.

En cuanto al gusto, la mayoría de las personas consideran el macambo (natural, salado y/o chocolate) “bueno” (51%), al 20% el sabor le resulta “indiferente”, al 14% le resulta “delicioso” y al 14% “no gustó”. 

Casi todos los participantes consideran importante: incrementar la diversidad de alimentos en la dieta, que macambo sea nutritivo, que tenga un impacto social positivo y que promueva el comercio justo y la conservación de la selva amazónica.

En conclusión, gusta el sabor, gusta la propuesta pero… nadie está loco por comprarlo.

Paso 2: ¿Cómo  popularizar el macambo?

Conocí a las chefs del restaurante AlTatto en Milán, Sara Nicolosi y Cinzia De Lauri dos mujeres fantásticas que cocinan en este pequeño bistró donde se valorizan los vegetales, la calidad y proveniencia de los alimentos y la estacionalidad. Ofrecen una deliciosa experiencia sensorial. Si vives o vienes a Milán, no te la pierdas.

Después de probar el macambo y de conocer la propuesta, ¡Sara y Cinzia le apuestan al proyecto! Me propusieron activar su red e invitar a 3 colegas suyos en modo de poder realizar una compra que amerite la importación de macambo en Italia. Creen en la importancia de apoyar directamente a proyectos que tengan el potencial de salvaguardar el medio ambiente. Además, les encanta la idea de poder valorizar un producto perteneciente a la cultura de uno de los pueblos indígenas de la región amazónica.

La idea es que estos 5 chefs cocinen y experimenten juntos con el macambo para descubrir y dar a conocer esta semilla amazónica y su historia a la gente de Milán.

El tercer paso es averiguar los modos y costos de transporte, los requisitos de importación y lo necesario para traer el macambo en Italia. La idea también es ser transparentes con el precio y los pasos necesarios para hacer posible este proyecto. Les iré contando.

¡Manténganse atentos! 

*En el 20193: 1) la expectativa de vida en Italia era de 83 años mientas que en Ecuador de 71 años; 2) el producto interno bruto (PIB) de Italia es 2.009 billones dólares de los Estados Unidos de Norteamérica mientras que el de Ecuador es 108 billones; 3) en Italia vivían casi 60 millones de personas mientras que en Ecuador alrededor de 17 millones. El territorio italiano es solo 17.780 Km² más grande que territorio ecuatoriano (una superficie similar a la provincia de Sucumbíos (18.084 km²)). 

Por M. S. Gachet

REFERENCIAS:
1 Plataforma BIOWEB
2 Ecuadorian Government, 2006. La población indígena del Ecuador Gobierno del Ecuador, 2006. La población indígena del Ecuador  
3 Datos World Bank
4 Curso Online Semillas ancestrales, historia, cultivos y usos. Madre Semilla
5 Il Sole 24 Ore, 23 marzo 2022. Café espresso, Italia se suma a las candidaturas para convertirlo en patrimonio de la Unesco


Naturaleza, Agricultura y Respeto

Después del oxígeno y el agua, la comida es lo que nos mantiene vivos y saludables; sin embargo, algunos tipos de alimentos son mejores que otros y el mejor tipo son los “alimentos verdaderos”.

Pero, ¿cuáles son los alimentos verdaderos?

Los alimentos verdaderos son aquellos que crecen en la NATURALEZA, mínimamente procesados (transformados/conservados en manera tradicional o innovadora; menos aditivos mejor y, mucho mejor si todos ellos son naturales), SUSTENTABLES (producidos en un suelo saludable usando agua limpia, respetando el medio ambiente y la biodiversidad) Y PRODUCIDOS ÉTICAMENTE (hacia los humanos, los animales y todos los seres vivos involucrados).

Pasta preparada con la verdura de los huertos del Parque Segantini, un Parque público en Milán, Italia: 3 tipos de calabacín (crudos y blanqueados (o hervido por pocos minutos)), judías verdes (o vanitas) blanqueadas, albaca y un poco de ajo. El toque crocante de la pasta lo da el macambo, semillas secas y tostadas de un árbol tropical primo del cacao (Theobroma bicolor) provenientes de la amazonia ecuatoriana producidos en sistemas agroforestales por familias de la etnia kichwa y se encuentran en Milán como parte de un proyecto que intenta crear un contacto directo entre productores y consumidores a escala global. La pasta está condimentada con azafrán, parmesano, sal y aceite di oliva.

Esta definición señala dos conceptos fundamentales: la NATURALEZA y la SOSTENIBILIDAD que abarca la producción ética.

¿Qué es la naturaleza?

La naturaleza todos los seres vivos e inanimados que componen la tierra y que interactúan entre ellos en un equilibrio donde circulan materia y energía. La naturaleza sigue un orden propio y está gobernada por leyes constantes que los seres humanos pueden conocer pero no pueden modificar.   

Foto tomada en Mashpi, un lujoso Lodge ubicado entre el bosque lluvioso montano bajo y los bosques nublados (el 70 por ciento del cual es bosque primario), ubicado dentro del Distrito Metropolitano de Quito, Ecuador. Mashpi es una reserva natural privada que trabaja de la mano con la comunidad que vive en los alrededores, implementando un programa innovador en el cual los miembros de las comunidades, así como los empleados del Lodge se convertirían en accionistas en la empresa. Las comunidades son también los principales proveedores de productos y suministros agrícolas y otros alimentos que se utilizan en el albergue.

Muchos de nosotros, los humanos (Homo sapiens) pensamos que somos superiores a todos los seres vivos, a pesar de ser una de las especie más jóvenes de la tierra y de no saber si llegaremos a vivir tanto como las bacterias o las plantas.  Además somos una pequeñísima parte de la vida en la Tierra.

Un estudio publicado en el 2018 que cuantifica la vida en la tierra en términos de carbón (C), un elemento común de todos los seres vivos muestra que las plantas son las formas de vida más abundantes representando el 82,5%, después están las minúsculas bacterias que representan el 14,2% y luego están los hongos que representan el 2,2%. Las bacterias y los hongos están en todas partes incluso DENTRO y SOBRE nosotros influyendo nuestra salud (ver posteo sobre el Microbioma). Luego están las algas que representan el 0,7% y por último los animales, el grupo al que pertenecemos los humanos que representa el 0,4% de la vida en la tierra.1

Figura adaptada de la publicación La distribución de la biomasa en la Tierra. Arqueas, bacterias y virus se encuentran dentro del grupo de las bacterias.

Sostenibilidad:

La Fundación Centro las Gaviotas en Colombia ha desarrollado la siguiente fórmula de la sostenibilidad:

4 x 4 x 42 / B

significa que los seres humanos no pueden vivir: más de 4 minutos sin respirar aire apropiado, más de 4 días sin agua apropiada, más de 42 días sin nutrirse y para que todo esto sea posible la Tierra debe estar cubierta por lo menos del 60% de Bosques, de verde, incluyendo el plancton que vive en el agua de los océano, mares, ríos, lagos, etc. Solo así se mantiene la dinámica de la atmosfera que permite la vida humana o el 78,1% de nitrógeno (N2), 20,9% de oxígeno (O2), 0,9% de argón (Ar) y poquísimo de otros gases incluyendo el anhídrido carbónico (CO2, 0,04%).


El oxígeno (O2) del aire que nosotros humanos necesitamos para vivir lo producen los seres verdes gracias a una sustancia llamada clorofila que reacciona con el CO2 en presencia de los rayos de sol. Estos seres verdes son plantas, bacterias y algas que a su vez se nutren de la materia muerta previamente transformada por hongos, bacterias y animales como las lombrices. La respiración produce CO2 necesario en la producción de oxígeno y azúcares. Una parte de estos azúcares vienen almacenados en las raíces que alimentan bacterias y hongos del suelo. Algunos hongos se asocian con las raíces de las plantas formando la micorriza (myco=hongo y rhiza=raíz), una simbiosis beneficiosa para ambos organismos. Juntos pueden recorrer grandes distancias para conseguir agua y los nutrientes que necesitan para vivir. Las micorrizas se conectan entre ellas y a su vez interactúan con las bacterias y con algunos animales formando un sistema de comunicación e intercambio muy eficiente conocido como la “red de árboles” (en inglés Wood Wide Web).   

Representación de la “red de árboles” (en inglés Wood Wide Web) de un bosque de abetos de Douglas. Los puntos verdes son los árboles (el tamaño del punto representa el diámetro del tronco). Los puntos negros muestran la poción de Rhizopogon, un tipo de micorriza utilizada en el estudio. Las líneas azul y rosa muestran las conexiones. Tomado del artículo de Dave Hansford. ¡¡Vale la pena leerlo!!

Existe un equilibrio complejo y perfecto entre la vida y la muerte y la vida y la vida. ¡La comunidad de la que somos parte es fascinante!

El colectivo Amisacho en la Amazonía Ecuatoriana está produciendo videos cortos donde se transmiten conceptos que permiten comprender cómo funciona la selva amazónica, los ciclos de la naturaleza, cómo estos influyen en el clima del planeta y soluciones individuales y colectivas para vivir en modo respetuoso.     

Si agrandamos al grupo de los animales notaremos que el pedazo más grande lo representan los peces (30%) y que juntos los artrópodos, moluscos, nematodos, anélidos y cnidarios representan el 63,6% de los animales. Los humanos representan el 2,5% de los animales mientras las aves y los mamíferos salvajes juntos representan sólo el 0,4% y el ganado el 4,2%.1 Esto significa que en términos de carbón (C) hay 5 veces más humanos que todas las aves y mamíferos salvajes juntos y casi el doble de ganado que de humanos.

Figura adaptada de la publicación La distribución de la biomasa en la Tierra.

Es evidente que NO hemos sido atentos a nuestro entorno y que nuestras actividades están impactando la biodiversidad.

La sostenibilidad nos concierne a nosotros humanos y a nuestras actividades y se ocupa de tres elementos: el ambiente, la sociedad y la economía. De estos 3 la economía no es parte de la naturaleza, sin embargo, la narrativa sobre la importancia del dinero que apareció por primera vez hace unos 5.000 años con la aparición de las primeras monedas es tan fuerte que hoy no podemos percibir a la economía fuera del contexto humano.

Toda la actividad económica humana depende de la naturaleza. Se estima que, a nivel mundial, la naturaleza entrega servicios por valor de aproximadamente 125 trillones de dólares americanos anuales.2

La humanidad está utilizando más recursos de los que la tierra logra regenerar. El desafío es continuar nuestras vidas y nuestra actividades sin agotar estos recursos, y regenerando aquellos que hemos consumido con una población que continua a crecer. Somos la primera generación consciente de esto, ¡iniciemos a actuar comiendo!

La agricultura

La actividad humana dedicada a la producción de alimentos es la agricultura que apareció por primera vez hace unos 12.000 años. La agricultura se ocupa de la domesticación de plantas y animales.

Los campesinos han logrado domesticar algunos seres vivos aprendiendo de ellos y de la naturaleza, observando y experimentando, un trabajo muy interesante e importante que ha permitido el desarrollo de la humanidad. Después de la segunda guerra mundial inicia la revolución verde en la que se industrializa la agricultura. Esta industrialización o deshumanización junto al comercio global a gran escala han contribuido al desequilibrio social, ambiental y económico actual.

La agricultura es anti-naturaleza pero puede ser respetuosa si respeta la naturaleza, como lo hacen los agricultores agroecológicos y regenerativos alrededor del mundo. 

Hoy existen muchos problemas relacionados con los alimentos: sobrepeso y desnutrición, desperdicio, destrucción del medio ambiente, pérdida de biodiversidad, y a pesar de que los pequeños agricultores que producen en terrenos menores a 2 hectáreas la mayor parte de los alimentos del mundo y protegen la diversidad alimentaria, tantos viven en extrema pobreza. ¡Hagamos lo que podamos para ayudar a estos agricultores a tener éxito y así, todos prosperaremos!

¿Qué podemos hacer?

Karina Bautista explica al chef Catalán Joan Roca cómo funciona Huerta Luna en la isla Santa Cruz, Galápagos, Ecuador. Karina practica agricultura regenerativa, cultiva productos introducidos no invasivos que se han adaptado a las condiciones ambientales locales e identifica las variedades mejor adaptadas. El reto ahora es introducir los nuevos sabores en la mesa de la comunidad local y de los visitantes extranjeros. Galápagos importa la mayor parte de sus alimentos del continente.

Primero que nada informarnos porque el conocimiento es fundamental.

Seamos consumidores inteligentes y recordemos que nuestra demanda y nuestras acciones diarias pueden generar cambios positivos.Compremos productos locales, de temporada, de comercio justo y apoyemos agricultores respetuosos con la naturaleza local y globalmente.

Practiquemos agricultura urbana respetando la naturaleza y aprendiendo de ella, contribuyendo así ciudades resilientes, verdes, inclusivas y sostenibles. ¡Una maseta a la vez recordando que para ser agricultores respetuosos debemos aprender muchas cosas!

Cocinemos más seguido usando productos frescos, locales, de temporada, con responsabilidad social y medioambiental para conocer, probar, experimentar nuevos sabores, verduras raras, productos salvajes y partes que no estamos habituados a comer para concientizarnos sobre la importancia de la diversidad en la dieta. ¡No olvidemos que cocinar es un acto de amor hacia nosotros mismos y las personas para las cuales cocinamos! 

Les recomiendo el podcast Radio Semilla de la red de guardianes de semillas (solo disponible en español) quienes con una onda relajada y una visión amplia hablan de regeneración social, ambiental y económica con soluciones locales. Con un enfoque diferente, también vale la pena escuchar el podcast Food Talks (solo disponible en inglés). ¡Ambos son fantásticos, informativos y divertidos!

Para mejorar estos problemas son necesarios cambios desde la producción hasta la mesa, desde los que cultivan los alimentos hasta los que los consumen y ¡todos los que mueven los alimentos en el medio! Recordemos que los alimentos están directamente relacionada con los agricultores, la tierra, las cuencas de agua y el clima; y que nuestra salud es un reflejo de la calidad y cantidad de los alimentos que consumimos. ¡Todo está conectado!

Cocinando en el evento de inauguración de la cocina construida por los voluntarios del Parque Segantini en Milán, Italia, durante una hermosa tarde de verano.

Por M. Salomé Gachet

REFERENCIAS:
PNAS, 2018. Nar-On, Y.M., et al. La distribución de la biomasa en la Tierra
2 WWF. 2018. Living Planet Report 2018 (Summery)

Una historia de compostaje

Un hombre curioso entra a uno de los huertos del Parque Segantini y encuentra a Sergio y Luca. Es Junior, un apasionado de la tierra y deseoso de saber cómo se cultiva en el parque. ¿y por qué? Él también trabaja la tierra y desde el año pasado, a causa de la pandemia, trata de hacerlo para vivir. Nos cuenta que no ha estudiado agricultura, que aprendió lo básico en su Cuba natal donde todos los niños y jóvenes cultivan la tierra después de la escuela, trabajo duro para un niño nos dice…

Sergio y Luca muestran a Junior nuestro compost de lombrices que está funcionado desde hace dos años. Dependiendo de la época del año, el compost se hace en un tiempo de entre 3 y 6 meses. Junior nos dice que podría ser más eficiente, es decir más rápido y que si queremos puede mostrarnos como hacerlo. Salomé, que está muy interesada a compostaje en casa, se involucra, encuentra la propuesta de Junior genial y organiza inmediatamente una visita a Gaggiano donde Junior trabaja.  

La “Associazione Parco Segantini” está formada por un grupo de personas que comparten el amor por la agricultura y el respeto a la naturaleza. Juntos cuidan un área reforestada de 15.000 metros cuadrados y 3.000 metros cuadrados de huertos compartidos. Después del trabajo el domingo al mediodía, se reúnen para conversar y compartir.

En bici a Gaggiano para hacer tierra

Fue un domingo con buen tiempo a inicios de mayo cuando en bicicleta, 5 personas, Francesca, Nicolò, Enrico, Ivana y Salomé, llegamos al vivero donde Junior trabaja.

Encontramos a Junior, quien nos acogió con entusiasmo e inmediatamente nos mostró cómo funciona la huerta-vivero. En la parte del huerto, Junior cultiva una gran variedad de hortalizas que están desapareciendo. Debido a la globalización, la diversidad alimentaria está en peligro, por fortuna hay personas como Junior que trabajan para recuperarla, ¡qué bien, no?!

Su forma de cultivar no tiene solo un enfoque práctico, huerto sinérgico en el pleno respeto de la naturaleza y de las relaciones con los diversos organismos, sino que es también una ¡filosofía de vida! La importancia de la madre tierra y de un estilo de vida no consumista marcado por un valor en las relaciones. 

Para empezar nos contó que cuando llegó a la Lombardía se preguntó que podía ofrecer a esta tierra y a ese lugar en particular. Vio que en los alrededores hay arrozales y una fábrica de arroz que produce el salvado de los granos como producto de desecho y, como nos hará notar, es uno de los ingredientes importantes de su compost. En el entorno también hay vacas de las cuales toma el estiércol, trozos de leño de los árboles que bordean el vivero que son el sustrato ideal para los microorganismos descompositores.

Otra forma de hacer compost

Manos a la obra, primero recopilamos todos los ingredientes que necesitaríamos:

  1. paja
  2. salvado de arroz
  3. estiércol de vaca
  4. melaza (agua saturada de azúcar, aproximadamente medio litro)
  5. hierba fresca triturada
  6. trozos de leño con microorganismos (ramas con corteza)*
  7. Agua

*Los microrganismos se encuentran en la base de los árboles grandes, justo debajo de la primera capa de tierra, son como telarañas blancas sutiles. En ausencia de estos se pueden encontrar microorganismos ya prontos en sobres, en Italia por ejemplo hay un producto que se llama Top Crop de Microvita.

Al ir a recoger los ingredientes observamos los terrenos alrededor del vivero: muchos arrozales aún no productivos, tierra seca esperando a ser fertilizada e irrigada.

Iniciamos haciendo una pequeña fogata que será cubierta totalmente con el salvado de arroz y se quemará lentamente hasta convertirse en carbón negro activo, rico en minerales en estado libre. El salvado se quema lentamente y de a poquito añadimos más salvado que extrañamente no produce llama sino en su lugar, un delicioso olor.

Nos explica que el proceso de combustión (el quemado) ayuda a liberar los minerales. De hecho, se forma carbón vegetal (charcoal en inglés), que también se puede comprar. Se podría usar también cualquier paja que se descompone fácilmente, por lo tanto, no necesita quemarse. 

Mientras tanto, en la tierra, dibujamos un circulo de 1 metro de diámetro. Junior nos explicó que un buen compost debe ser tan alto como la circunferencia de su base.

Mientras esperamos que se quemara el salvado de arroz nos fuimos a comer un rico asado con los amigos.

La receta

Al volver, procedemos a disponer los estratos para crear el cúmulo de compost:

Iniciamos con la paja, después la hierba triturada, luego los pedazos de leña, un poco de estiércol de vaca (para un compost en la ciudad, quedan muy bien los restos de la cocina crudos en pedazos (crudos y no productos animales que pueden atraer ratas) o el cambio de cultivo del huerto) y un buen chorro de agua.  

La proporción de los ingredientes es: 3 partes de material seco (paja, leña) y 1 parte de material húmedo (hierba, estiércol). La materia seca añade carbón (C) y el húmedo nitrógeno (N).

Se puede añadir también un poco de compost terminado (como se hace en el parque segantini) como inoculador (por la presencia de lombrices).   

Añadimos de nuevo paja, luego hierba, microorganismos del sobre (comerciales), melaza, pedazos de ramas, hierba y luego agua… 

La secuencia más o menos debería ser: seco, húmedo, seco, húmedo… y en el medio los microorganismo y agua. Con toda esta buena comida, Junior nos dice que vendrán también las lombrices de tierra.

Continuamos así hasta que el cúmulo llegue a un metro de altura.

En ese punto volvemos a nuestro salvado de arroz que, mientras tanto se ha convertido en carbón. Lo apagamos con mucha agua fría, y lo esparcimos encima de la pila de compost. El salvado de arroz mojado regulará la humedad y liberará los minerales.

El cúmulo viene cubierto con un plástico negro para aumentar la velocidad del proceso de descomposición (ayuda a mantener el calor y la humedad). La pila de compost alcanzará una temperatura muy alta de hasta ¡70 grados los primeros días! Esto permite eliminar los patógenos.

Después de unos 5 días, Junior girará el compost con un trinche reconstituyendo el cúmulo, proceso que introduce aire, es decir, oxígeno, y lo cubrirá nuevamente. La pila de compost se girará de la misma manera un total de 5 veces (más o menos cada 5 días). 

La transformación de compost ocurrirá en aproximadamente 1 mes. Si fuera al aire libre tardaría más tiempo. 

Cuando el compost esté listo se reducirá aproximadamente a la mitad.

Casualmente, ese domingo fue el 9 de mayo, el Día de la Madre. Junior nos hace notar que juntos celebramos nuestra «pacha mama» (madre tierra) haciéndole un pastel.

Volvemos a casa en bici, felices con una nueva perspectiva sobre el compost, los microorganismos, los desechos de arroz y el respeto de la tierra.

Por Francesca Mastrangelo y M. Salomé Gachet

El dulce zumbido

¿Qué está haciendo un apicultor en el centro de Milán?

Es un lunes de fines de marzo, hace calor. En el parque Segantini, entre los árboles de la zona naturalista que pintan de verde con los primeros brotes de la primavera, un grupo de voluntarios sigue de cerca a Luciano Mazzola que ha traído cuatro colmenas.

Luciano Mazzola muestra un panal con muchas abejas.

Dos familias producirán miel, y las otras dos servirán también para el monitoreo de la calidad del aire que se realizará gracias a la colaboración con los investigadores de la Universidad Católica de Piacenza.

El proyecto se llama BeeResponsible y está financiado por empresa Dyson que ha encontrado un modo inteligente de hacer la actividad social corporativa.

Un pequeño grupo de personas interesadas ​​seguirá un curso con Luciano y lo acompañará durante las visitas de cuidado de las colmenas. Si todo sale bien, al final de este año de experimentación, las colmenas permanecerán en el parque Segantini. Aquí se podrá degustar la miel de las flores del parque y también de los balcones de los milaneses.

Las abejas se alimentan de flores que están en un radio de 3 km así que todo el que tenga una flor en su balcón puede ayudar a alimentar a estas fascinantes criaturas que, además de producir miel, polinizan las plantas mejor que cualquier otro insecto.

Una vez trasladadas las colmenas, los curiosos se transfieren bajo la pérgola de uno de los huertos del parque para escuchar una lección sobre la vida de las abejas y la gestión de una colmena. Las edades del público son diversas. Incluso hay un niño que le pregunta a su madre cuando no entiende; siente que se está hablando de algo importante.

En el Parque Segantini, Luciano cuenta sobre la vida de las abejas y el manejo de una colmena.

¿Sabían, por ejemplo, que Europa prohibió en 2018 los pesticidas neonicotinoides muy usado en la agricultura que matan también a las abejas? Por lo tanto, esperamos volver a ver más colmenas en el valle del Po.

Luciano nos explica que las abejas en su transcurso evolutivo han aprendido a comunicar la posición de las flores a sus compañeras gracias a una «danza» con la que explican en qué dirección y a qué distancia se encuentra el banquete. Se orientan con la posición del sol. En YouTube se pueden encontrar videos que explican e interpretan esta “danza”.

Descubrimos también que las abejas en sus dos meses de vida llevan a cabo una rotación de los trabajos de la colmena: en las primeras semanas realizan labores domésticas de limpieza y cuidado de los huevos, luego la guardia de la puerta, y finalmente, cuando son maduras y bien adiestradas a los olores salen a buscar néctar de flor en flor.  

European honey bee: Apis mellifera (collector)

La reina en cambio, vive hasta cinco años y, después del vuelo nupcial en el que es fecundada por una docena de zánganos (que mueren después del acto), pone huevos durante toda su vida.  

Los golosos de miel estarán interesados en saber que algunos frascos que se venden a precios muy bajos pueden contener algo que no es miel. De hecho, la miel para ser considerada como tal, debe ser producida por las abejas que pasan el néctar de boca en boca en una práctica llamada trophallaxis que enriquece el néctar con enzimas que además permiten que las abejas que no salen de la colmena se alimenten.

Luciano y Paolo preparan las cuatro colmenas que serán huéspedes del Parque Segantini.

Otras abejas abanico ayudarán a reducir la humedad del néctar por debajo del 18% para convertirlo en miel, un alimento que se puede almacenar durante mucho tiempo.

En algunas partes del mundo, se permite recolectar el néctar de las colmenas y transformarlo en miel en fábricas con la adición de azúcar, que por obvias razones produce un alimento mucho menos nutritivo y equilibrado.

La subespecie criada en Italia se llama abeja ligustica y es conocida en todo el mundo por ser gentil y no agresiva, así que no hay que tenerles miedo.

Luciano antes de dejarnos son recomendó un libro: “Abejas: un mundo biológicamente extraordinario” de Jürgen Tautz que combina un enfoque práctico con uno más filosófico acompañado de fotos hermosas.

La reunión se acabó. Es el atardecer y nos vamos con una sensación de armonía e interconexión entre nosotros, las abejas y las flores. Esta noche en casa miraremos la flor del balcón con ojos nuevos. Sabremos que estamos involucrados en el mundo de las abejas y que colaboramos con ellas en la difusión de las plantas y la salud del planeta.

Abeja alimentándose de una flor de espino blanco (Crataegus monogyna).

Este es el primero de una serie de posteos donde hablaremos de abejas, ¡manténganse atentos!

Por Xavier Vigorelli

Recursos naturales: LIMITADOS!

Como vimos en el posteo 2, para producir alimentos se necesitan recursos naturales (aire, agua, suelo, biodiversidad) y energía. La producción de alimentos es solo una de las muchas actividades humanas que tienen un impacto en los recursos limitados del planeta.

Pero, ¿estamos consumiendo más de lo que produce la tierra? ¿Hay suficiente comida para alimentar a todos?

Hoy en día producimos alimentos para alimentar a 10 mil millones de personas1 en un planeta donde actualmente viven alrededor de 7,7 mil millones. 2 No es de extrañar que cada año desperdiciemos alrededor de 1/3 de los alimentos que producimos (posteo 3) y 1.900 millones de personas tengan sobrepeso.3 ¡Y aún así, hay 821 millones de personas desnutridas! 4

En Santo Domingo de los Colorados, Ecuador, las empresas medianas y grandes producen frutas tropicales como las piñas para los mercados locales e internacionales. La mayoría son monocultivos. Representan una fuente de ingresos y alimentos para las familias de la zona. Foto de Karla Gachet.

Para entender por qué sucede esto, es importante comprender dos conceptos clave para la sostenibilidad: Biocapacidad y Huella Ecológica.

Biocapacidad

La capacidad biológica de la tierra es una forma cuantitativa de medir los recursos naturales que la tierra produce cada año (en hectáreas globales o gha) que permite la vida humana (agua y aire limpios, biodiversidad, suelos saludables, refugio y medicinas).5,6,7

Se refiere a la cantidad de área productiva disponible para generar recursos naturales y absorber los desechos (servicios ambientales). 5-7

La biocapacidad calculada para el año 2007 fue de 1,8 gha.5-7

Huella ecológica

La huella ecológica humana es una forma cuantitativa de medir la demanda que la actividad humana ejerce sobre la naturaleza. Se refiere al consumo de tierra productiva (recursos en gha) de cada persona (tierra biológicamente productiva y área de agua necesaria para producir todos los recursos que consume un individuo, población o actividad y para absorber los desechos que genera).5-7

La huella ecológica media mundial calculada para el año 2007 fue de 2,7 gha.5-7  

A nivel individual, la huella ecológica se refiere a: los alimentos que comemos (energía, tierra, agua, biodiversidad), el agua que usamos y la energía que consumimos (en casa, para movernos, para trabajar, ¡para vivir!).

Biocapacidad, huella ecológica y población

A partir de los números anteriores, se hace evidente que en 2007, nuestro consumo global (huella ecológica: 2,7 gha) es mucho más alto que la capacidad de la tierra para recuperarse (biocapacidad: 1,8 gha).

Para vivir en modo sostenible, nuestra huella ecológica de toda la humanidad nunca debería superar la biocapacidad de la tierra.

La siguiente figura muestra la huella ecológica y la biocapacidad del 1960 al 2010 y el crecimiento de la población hasta 2019.

En 2007, la humanidad utilizó recursos equivalentes a un planeta y medio. Si la tendencia continua, para el 2050 se necesitarán 2 planetas.5-7

La humanidad está usando ya más recursos de los que la tierra puede regenerar. Esto se conoce como rebasamiento (en inglés overshoot), y cada año que esto ocurre, la deuda biológica aumenta con consecuencias extremas como la pérdida de diversidad (biológica y cultural), la migración y el cambio climático. Y la población sigue creciendo… 

Un puesto de venta de frutas y verduras en el mercado central de La Vega en Santiago de Chile también conocido como “Feria Mapocho”. Desde la época colonial, los agricultores se reunían en la zona de “La Chimba” para vender sus productos. Foto de Karla Gachet. La historia completa se puede encontrar aquí

¿Usando todos los recursos naturales de la misma manera?

Bueno, la biocapacidad y la huella ecológica no son iguales para todas las personas en todas las naciones. La Global Footprint Network (Red de Huella Global) proporciona datos en línea que muestra claramente la situación de todos los países del mundo. Tomemos como ejemplo el año 2016. En 2016, la biocapacidad y la huella ecológica en Estados Unidos fueron 3,6 y 8,1 gha (-4,5, déficit), en Italia 0,9 y 4,4 gha (-3,5, déficit), en China 1,0 y 3,6 gha (-2,6, déficit), en Brasil 8,7 y 2,8 gha (+5,9, reserva), y en Gabón 22,1 y 2,3 gha (+19,8, reserva).

Esto significa que de estos 5 países, solo Gabón y Brasil tendrían reservas naturales para consumir como lo hace y más. Sin embargo, en escala mundial, Gabón y Brasil inconscientemente utilizan sus recursos para mantener los estilos de vida de consumo de Estados Unidos, Italia y China.   

En 2007, los 5 países con la mayor huella ecológica fueron: Emiratos Árabes Unidos, Catar, Dinamarca, Bélgica y Estados Unidos, mientras los países con la más alta biocapacidad fueron: Gabón, Bolivia, Mongolia, Canadá y Australia.7

Usando la plataforma en línea de la Global Footprint Network puedes saber más sobre la situación global y descubrir la realidad de tu país. ¡Realmente vale la pena echarle un vistazo!

Toda esta información parece decirnos que la huella ecológica está relaciona con el bienestar humano, ¿estarías de acuerdo?

El pueblo de San Miguel está en el cruce del Río Cayapas y San Miguel en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. San Miguel es como una isla en el río y se necesitan horas para llegar en canoa desde Borbón. De aquí obtiene el “verde” (plátanos para cocinar) que venden en Borbón. Foto de Karla Gachet.

Desarrollo humano y huella ecológica

El desarrollo humano se puede clasificar mediante el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El IDH es un número calculado en función de la esperanza de vida, la educación y el ingreso per cápita de una persona en un país.

El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas define un alto nivel de desarrollo con puntajes de IDH de 0,8 o más.7  

Considerando nuevamente los datos de 2007, en un planeta ideal (económico, social y ambientalmente), todos los países deberían tener un IDH igual o superior a 0,8 y una huella ecológica inferior a 1,8 gha (o la biocapacidad de la tierra).7

Ningún país en la tierra cumple estas dos condiciones.

Curiosamente, los países con bajos ingresos que tienen abundantes recursos naturales (alta biocapacidad) tiene huellas ecológica demasiado pequeñas que no satisfacen las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y saneamiento de sus poblaciones.

La mujer que bebe mate en la foto es Doris Peranchiguay quien vive con su familia en la Isla de Teuquelin en Chile. Como muchas de las familias de la isla, viven de la cosecha de patatas. Foto de Karla Gachet.

La humanidad se enfrenta a dos desafíos:

  1. para los países desarrollados, mantener el bienestar de las personas reduciendo la demanda sobre la naturaleza y
  2. para las naciones en desarrollo, garantizar el bienestar de la sociedad sin aumentar la huella ambiental.

Todas las personas del planeta tienen derecho a vivir bien. Sin embargo, el bienestar de las sociedades humanas y por tanto sus comodidades (seguridad, necesidades materiales, salud, relaciones sociales, etc.) depende del capital biológico (biocapacidad). Debemos considerar una gestión eficaz de los recursos naturales a largo plazo para afrontar y revertir la degradación ecológica.7 

Para profundizar más en este tema, les recomendamos leer nuestro posteo que habla sobre la justicia ambiental.

Pero, ¿cómo podemos explicar que los recursos de países de bajos ingresos económicos  y biológicamente ricos, se estén utilizando para satisfacer las demandas de otros países? ¿Es esto acaparamiento de tierras?

Acaparamiento de tierra

El acaparamiento de tierra es un proceso (usualmente violento) en el que se privatizan tierras agrícolas fértiles, generalmente para empresas agrícolas y mineras. La organización GRAIN advierte que esta apropiación global de tierras podría representar el fin de la agricultura a pequeña escala y la subsistencia rural en muchos lugares del mundo.8

Usando los datos de GRAIN, Baveye et al., publicaron un mapa del acaparamiento de tierra global en 2008 donde se muestra que China, Corea del Sur, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otros países poseen grandes cantidades de tierra en el extranjero. Por ejemplo, China en 2008 poseía alrededor de 2 millones de hectáreas distribuidas en Filipinas, Laos, Australia, Rusia, Kazajstán, Camerún, Uganda y Tanzania.9   

Sería útil ver lo que está sucediendo hoy. Para saber más sobre este argumento, revisa las publicaciones de GRAIN. ¡Vale la pena leerlas!

Si la tierra ya no pertenece a las personas que viven allí, o ni siquiera al país, ¿qué pasa con los derechos de esas personas y con su bienestar? ¿Qué sucede con la tierra y los servicios ecológicos que brinda la naturaleza?

Vista de una camaronera en el camino a Bolívar en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. Los camaroneros empezaron a ganar terreno en Bolívar hasta el punto de quitarle a la comunidad derecho a su propio manglar. María (foto de portada), junto con otras mujeres concheras, se enfrentaron a gente poderosa. Al final pudieron parar la expansión de las camaroneras y salvar parte de su manglar. Foto de Karla Gachet.

Bienestar humano y recursos naturales

El bienestar humano depende de la biodiversidad (riqueza y rareza de especies, densidad de biomasa, productividad primaria y diversidad genética) y los servicios que proporciona un ecosistema saludable (alimentos, agua, fibra, medicinas, energía, espiritualidad, ética, regulación del clima, intercambio de energía y materia, etc.). 7

Toda la actividad económica humana depende de la naturaleza. Se estima que a nivel mundial la naturaleza proporciona servicios por valor de alrededor de 125 billones de dólares al año.6

Desafortunadamente, la diversidad biológica se está perdiendo. Por ejemplo, la pérdida de diversidad animal, medida utilizando el Índice Planeta Vivo  (Living Planet Index) entre 1970 y 2014, muestra que la población general de especies de vertebrados ha disminuido un 60% (pérdida del 89% en América del Sur y Central). La pérdida de especies de agua dulce fue del 89%.

Si deseas saber más sobre las especies en peligro de extinción, consulta la página web de la Lista Roja de UICN, que es un indicador del estado de la salud de la biodiversidad mundial.

Un planeta sano ha permitido el desarrollo de la sociedad humana moderna. ¿Será posible continuar el desarrollo humano sin sistemas naturales saludables (biodiversidad)?

¡La respuesta depende de nosotros y de nuestra capacidad de cambiar, adaptar y crear!

Somos la primera generación que tiene claro el valor de la naturaleza y el enorme impacto que tenemos en ella. 6

¡Y por qué no comenzar entendiendo nuestra situación personal!

En Topanga, California, Karla y su familia están haciendo un pequeño huerto durante la cuarentena causada por la pandemia de Covid-19. Foto de Karla Gachet.

Huella ecológica personal

La huella ecológica es diferente para cada persona. Está relacionada con acciones individuales. Incluso dentro de un país, la huella ecológica no es la misma para todos.

Las personas que compran alimentos importados y viajan mucho en automóvil y avión tienen una huella ambiental mayor que las personas que consume alimentos locales, prefieren movilizarse usando la bicicleta/transporte público/caminando y vuelan raramente.

Hay plataformas en línea que nos pueden ayudar a calcular nuestra huella ecológica personal. Sin embargo, les recomendamos que busque una plataforma local dentro de su ciudad o país, ya que pueden incluir parámetros locales (energía, agua, transporte y residuos). ¡¡Pruébenlas!!

Calculemos juntos nuestra Huella Ecológica personal

Encontramos un estudio muy interesante de Legambiente, una asociación ambiental italiana, que analizó la huella ecológica de la ciudad de Padua.10 Este estudio proporciona una tabla para un primer cálculo de la huella ecológica personal en un mes en área (hectáreas, ha) a partir de kilogramos (Kg) de alimentos consumidos, kilovatios (KWh) de energía utilizados en el hogar y kilómetros utilizados en transporte (Km).

Hemos reproducido la hoja de Excel de este estudio (descargar aquí). Si desea ayudarnos, descarga la hoja y envíanos la versión completa con tus resultados personales por correo electrónico ([email protected]) compartiendo con nosotros tu nombre y país de envío. Si llegamos a un número significativo, ¡compartiremos los resultados en una publicación!

Este problema global no es nuevo. En el 2015, 193 países pertenecientes a las Naciones Unidas, junto con 150 líderes de todo el mundo, acordaron 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que deben cumplirse para el año 2030. Estos tienen como objetivo acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos.11

Objetivos de desarrollo sostenible

Como se muestra en la figura a continuación, los 17 objetivos ponen en la base la importancia de proteger la naturaleza para construir una sociedad saludable que soporte una economía justa.

Si trabajamos juntos para alcázar estos objetivos, las cosas comenzarán a mejorar. ¡Intentémoslo!

Es importante destacar que estos objetivos se pueden lograr mejorando el sistema alimentario. Los alimentos pueden ser buen un punto de partida para realizar cambios. Todos comemos y las decisiones alimentarias que tomamos tienen un impacto directo en la economía, la sociedad y el medio ambiente.

Estofado de achira y papa china (malanga) acompañado de hojas de mostaza, cultivados en Huerta Luna y preparados por el chef Javier Farraye en la Isla Santa Cruz, Galapados, Ecuador. Esta alianza productor-chef es una propuesta que quiere incentivar a la población de Galápagos a consumir alimentos de producción local, reduciendo la demanda de importación de vegetales del continente.

Para entender mejor el impacto de los alimentos en la sostenibilidad, el Centro Barilla para la Alimentación y la Nutrición ha creado un Índice de Sostenibilidad Alimentaria donde se analizaron y puntuaron los datos de 67 países sobre pérdida y desperdicio de alimentos, agricultura sostenible y desafíos nutricionales. En 2018, los 3 países con mejores resultados porque tienen políticas y muestran las mejores prácticas fueron Francia, los Países Bajos y Canadá. Se pueden consultar los resultados y las puntuaciones de los países participantes. ¡Quizás el suyo esté en la lista!

La BBC Mundo ha publicado un artículo muy interesante sobre este tema que incluye una calculadora en línea que muestra el impacto ambiental de 34 alimentos y bebidas comunes. Enfatizan en que la huella ecológica no solo depende del alimento, sino también de cómo y dónde se produjo. ¡Realmente vale la pena echarle un vistazo!

Conclusiones:

El bienestar humano no será posible sin preservar la naturaleza (recursos y servicios ecológicos) que sustentan la economía y la vida.

Sin embargo, a medida que los recursos naturales se vuelven más escasos que el dinero, la prosperidad dependerá de las cuentas de recursos (biocapacidad) tanto como del Producto Interno Bruto (PIB) y otros valores financieros.

Se debe considerar una nueva forma de pensar y revalorizar la naturaleza (ecosistemas saludables) y los servicios que esta brinda. Es sorprendente la cantidad de nuevas oportunidades de negocio que se están creando valorizando todos los recursos del ecosistema y siendo respetuosos con la naturaleza y con las personas.

Y ahora que sabemos todas estas cosas, hagamos un esfuerzo para elegir más cuidadosamente lo que comemos, cómo nos movemos y cuánta energía y agua usamos. Nuestro interés, creatividad y disposición para hacer pequeños cambios pueden mejorar las cosas. Hagamos el intento:)

Por M. S. Gachet.

REFERENCIAS:
1 Holt-Giménez E., et al. 2012. We Already Grow Enough Food for 10 Billion People … and Still Can’t End Hunger
2 Data World Bank. Population
3 OMS. Obesidad y sobrepeso
4 NU. Alimentación
5 WWF. 2018. Living Planet Report 2018 (Full report)
6 WWF. 2018. Living Planet Report 2018 (Summery)
7 Global Footprint Network 2010. Ecological Footprint Atlas 2010
8 GRAIN. 2008. Seize: The 2008 land grab for food and financial security
9 Baveye, P.C., et al. 2011. From Dust Bowl to Dust Bowl: Soils are Still Very Much a Frontier of Science
10 Legamabiente. The Ecological Footprint of the city of Padua
11 UN. Objetivos de Desarrollo Sostenible

Sostenibilidad, alimentos y justicia ambiental: Cómo están todos conectados

Hoy en día a todo el mundo le gusta hablar de sostenibilidad. Pero, ¿qué significa sostenibilidad?

En términos muy amplios, el discurso de la sostenibilidad se construye sobre el supuesto de que vivimos en un entorno cerrado y que, debido principalmente a las actividades humanas, los “bienes” ambientales – que son servicios (como aire/agua limpios y ricos suelos) y recursos (como alimentos y biodiversidad) que obtenemos del medio ambiente natural – son limitados.  

Debido a que nuestra existencia depende de este entorno cerrado y los recursos naturales se están agotando cada vez más, se vuelve crucial garantizar que los recursos que necesitamos para vivir no se agoten.

En palabras simples, la sostenibilidad significa que haya suficiente para que todos sobrevivan hoy y en el futuro.

Foto en la casa de la familia de David Peranchiguay en la Isla de Teuquelin, Chiloe, Chile. Los habitantes de la isla sobreviven de la tierra y del mar. Foto de Karla Gachet.

Pero, ¿cómo alcanzamos la sostenibilidad?

De hecho, hoy en día se ha vuelto dramáticamente evidente que la capacidad de algunos para satisfacer sus necesidades «aquí y ahora» puede perjudicar la capacidad de otros para satisfacer sus necesidades «allí y luego«.

Por esta razón, es muy importante – y de hecho una cuestión de justicia – equilibrar el acceso a los recursos en disputa de manera equitativa entre los apropiadores compitiendo, hoy y mañana.

Entonces, ¿qué tiene que ver la sostenibilidad con la justicia?

Como se menciona anteriormente, los intereses en conflicto sobre los recursos naturales y, más ampliamente, los bienes ambientales confrontan a las generaciones presente con las futuras, las comunidades rurales con las urbanas, los países en desarrollo con los países menos adelantados y los países más vulnerables al cambio climático con las economías en desarrollo más grandes.

Existen diferentes nociones de sostenibilidad y todas ellas se intersectan, entre otras, con intereses de justicia distributiva.

Blanca Ashanga cosecha maíz en un campo en la comunidad quichua de San Pedro Sumino. Toda la comunidad trabaja en lo que llaman una ‘Minga’ donde todos contribuyen y cosechan para la comunidad. El producto de la venta del maíz se utilizará para servicios en la comunidad. Foto de Karla Gachet.

Por ejemplo, las comunidades rurales tienen interés en preservar la calidad del suelo y la biodiversidad para fines agrícolas, lo que compite con el conflicto de interés de las comunidades urbanas por aumentar la disponibilidad de biocombustibles. Recientemente algunos países desarrollados – especialmente los países de la Unión Europea – muestran mayor preocupación sobre el impacto de las emisiones de carbono en el clima y se han comprometido a reducir los niveles de emisiones. Por el contrario, los países en desarrollo afirman su «derecho al crecimiento» emitiendo tanto como lo han hecho los países desarrollados hasta ahora.

En este caso, la protección del medio ambiente está muy relacionada con el problema del acceso a los bienes ambientales, que son limitados en número y altamente agotables (considerando, por ejemplo, el suelo en el ejemplo anterior).

En este sentido, la protección del medio ambiente también está muy relacionada con un discurso de justicia distributiva, ya que uno de los propósitos de la justicia distributiva es juzgar demandas rivales y dar una parte justa a todos. Lo que significa que la forma en que los recursos naturales se distribuyen entre las personas debería ser justa para todos.

La sostenibilidad es una cuestión de justicia ambiental.

Desde una perspectiva inter-generacional (que analiza la relación entre generaciones presentes y futuras), las consideraciones de justicia recomiendan que el desarrollo humano actual no agote los recursos de la Tierra, como el agua, los alimentos nutritivos y el aire limpio, en tal medida que las generaciones futuras no puedan satisfacer sus necesidades.

Sin embargo, algunos sostienen que es difícil decir cuáles serán las necesidades de las generaciones futuras.

Dependiendo de la noción de sostenibilidad que elijamos, puede considerarse justo que las generaciones actuales se comprometan, no solo para evitar el agotamiento más allá de cierto grado, sino también preservar activamente la integridad del medio ambiente natural tal como lo han heredado.

Después de todo, todos los enfoques de sostenibilidad se preocupan en cierta medida del bienestar de las generaciones futuras.

En Santo Domingo de los Colorados, Ecuador, empresas medianas y grandes producen frutas tropicales como la piña para los mercados locales e internacionales. La mayoría de ellos se cultivan como monocultivos. La familia de la foto vive en una plantación de piña donde los padres trabajan. Foto de Karla Gachet.

Sin embargo, como se dijo, la respuesta a la pregunta cuál debería ser específicamente la herencia para la posteridad puede variar mucho.

En los años setenta, los economistas y los ecologistas poco profundos sostenían que las generaciones futuras deberían (solo) asegurar los medios para satisfacer sus necesidades: por lo tanto, suponen que la tecnología garantizará que siempre habrán suficientes recursos para satisfacer las necesidades humanas.

En contraste, en los años noventa, los teóricos de la sostenibilidad ecológica argumentaron que las generaciones futuras requerirán ecosistemas que funcionen bien y recursos suficientes.

Desde una perspectiva intra-generacional (que analiza la relación entre personas de diferentes orígenes sociales, regiones geográficas y comunidades en la actualidad), las consideraciones de justicia apuntan a garantizar el acceso equitativo a los recursos ambientales, tales como alimentos seguros e igual protección contra el daño ambiental para todos en la presente generación.

Mientras que la justicia inter-generacional establece el contenido de las obligaciones de las generaciones presentes hacia el futuro, la justicia intra-generacional tiene como objetivo compartir las responsabilidades para el cumplimiento de tales obligaciones entre aquellos que son más responsables que otros de la degradación moral.

¿Pero qué significa todo esto?

Justicia inter- e intra-generacional

Déjenme explicar estos conceptos con algunos buenos ejemplos de “injusticia” combinada inter- e intra-generacional.

Guiyero es una comunidad Waorani ubicada en la parte norte de la carretera Maxus dentro del Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía Ecuatoriana. Repsol extrae petróleo en la región y las comunidades a lo largo del Maxus se han vuelto dependientes de las empresas para el trabajo y la alimentación. En estas comunidades hay una mezcla de la antigua cultura Waorani, como la caza con pistolas de aire comprimido, y la tecnología moderna, como las antenas parabólicas. Foto de Karla Gachet.

La justicia ambiental prescribe que los daños ambientales, como los desechos, las descargas de agua o las emisiones al aire, están a cargo de las comunidades que los causan: quien contamina paga.

En Italia por ejemplo, la ley de residuos prescribe que los residuos urbanos que no se pueden reciclar se eliminen en la misma región donde se produjeron (ej. los vertederos). No existen tales restricciones cuando los residuos urbanos se recuperan en instalaciones de reciclaje de residuos o en plantas de incineración de conversión de residuos en energía: sin embargo, dado que en el sur de Italia solo hay uno de esos incineradores, los ciudadanos del norte de Italia a menudo culpan a sus administraciones públicas que otorgan permisos para la construcción de nuevos incineradores que se cree queman residuos producidos en gran parte en el sur del país.

Esto no es solo un fenómeno NIMBY (siglas en inglés que significan “Not In My Back Yard” o “no en mi patio trasero”): la exposición diferencial relacionada con los desechos es una forma de desigualdad ambiental.

Del mismo modo, la descarga de desechos a través de las fronteras nacionales, especialmente del mundo industrializado a las economías emergentes, se percibe como una desigualdad ambiental. De hecho, en los últimos veinte años, las leyes de control de contaminación en los países industrializados se han vuelto más estrictas, los costos relacionados al cumplimiento de las obligaciones ambientales han aumentado significativamente y, en particular, los servicios de tratamiento de residuos se han vuelto más caros.

Como resultado, los países menos desarrollados a veces han sido usados por algunos países más desarrollados como «vertederos», aunque estos países a menudo no cuentan con las tecnologías necesarias para tratar y eliminar los desechos de manera segura.

Hoy, el vertedero de Agbogbloshie (Accra) en Ghana es uno de los vertederos más grandes del mundo. Asumir que los residuos que este recoge se originaron solo en Ghana sería “cerrar los ojos”.

Sin embargo, los errores ambientales producidos por este vertedero, como las emisiones de metano, la contaminación de las aguas subterráneas, la intrusión del paisaje, son y serán soportados injustamente por las comunidades ghanesas actuales y futuras que viven cerca.

En ambos ejemplos, las comunidades que viven cerca de estas instalaciones de tratamiento de residuos soportan las consecuencias de los residuos producidos por otra persona, hoy y en los años venideros. Esto es injusto desde ambas perspectivas inter- e intra-generacionales.

Otro ejemplo interesante que incorpora ambas perspectivas es el de la implementación de un principio conocido a nivel internacional como «responsabilidades comunes pero diferenciadas» e introducido por el Protocolo de Kyoto. Este principio impone diferentes responsabilidades de mitigación del cambio climático por un lado sobre los países desarrollados, por el otro sobre los países en desarrollo, bajo el supuesto de que, dada su larga historia de industrialización, los países desarrollados han contribuido al cambio climático en mayor medida que los países en desarrollo.

Foto tomada en Milán durante el 10º Foro Internacional sobre Alimentación y Nutrición el 3 de diciembre de 2019. Ilustración de Angel Boligán, que representa el objetivo de desarrollo sostenible 13: «Hacer ciudades sostenibles y construir sociedades y economías resilientes«.Los objetivos de desarrollo sostenible son 17 objetivos que ambicionan acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad de todos para el año 2030.

Sin embargo, los niveles de emisiones de carbono de algunos países en desarrollo han aumentado significativamente en los últimos diez años y el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas», junto con el Protocolo de Kyoto y el sistema de conferencias COP de la UNFCCC (siglas en inglés de Conferencia de las Partes COP y Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático UNFCCC), se ha comenzado a desestabilizar.

Conclusiones

Espero que ahora esté claro que la sostenibilidad es una cuestión de justicia ambiental y que las diferentes percepciones sobre lo que es justo y equitativo para las generaciones presente y futuras dan forma a diferentes nociones de sostenibilidad.

Estas comunidades no consideraron que el acceso a los recursos ambientales, como el agua, alimentos genuinos y el aire limpio, se distribuye de manera justa entre personas de diferentes etnias, ingresos y clases.

Con respecto a esto, vale la pena recordar que una de las primeras acciones que tomó el movimiento Pantera Negra fue servir desayunos gratuitos a los niños negros antes de que fueran a la escuela en Kansas City en 1969. ¡Esto significa que la comida es un recurso ambiental que debe proporcionarse a todos por igual!

Hoy en día, el movimiento Fridays for Future (viernes por el futuro), los reportes IPCC, una pieza de legislación ambiental introducida, por ejemplo, por la Unión Europea, muestra que la justicia ambiental está descartando lentamente el antiguo enfoque de justicia social (que, para ser sincero, a veces podría ser solo percibido como «el NIMBY de las periferias«), para perseguir prioridades ecológicas más amplias.

Foto tomada en Milán durante la marcha «Viernes para el futuro» el 15 de marzo de 2019. Viernes para el futuro es un movimiento popular que organiza huelgas escolares los viernes pidiendo a los gobiernos que tomen medidas políticas para reducir las emisiones que causan el cambio climático.

Obtuvimos más información sobre los diferentes impactos de nuestras actividades en el medio ambiente. Reconocimos que los problemas ambientales están fundamentalmente enraizados en las actividades humanas.

Todas las actividades humanas, debido principalmente a los patrones actuales de desarrollo económico y la forma en que las poblaciones humanas producen, consumen y se organizan para satisfacer sus necesidades, tienen un impacto en la naturaleza.

Por lo tanto, es justo garantizar la integridad a largo plazo del medio ambiente hoy y mañana y, para hacer esto, el acceso y el uso de los recursos naturales deben estar regulados de manera equitativa.

En el próximo posteo, analizaré algunos ejemplos que ayudan a mostrar el movimiento desde el enfoque social al enfoque ecológico en Lombardia (norte de Italia) y Milán, la región y ciudad donde vivo. ¡Mantente atento!

Por A. Miranti