Hoy les contaré sobre un proyecto en el que trabaje el año pasado: por el diseño y mantenimiento de un pequeño “huerto respetuoso de la naturaleza” dentro del Hospital Infantil Vittore Buzzien Milán.
Desde el 2019 soy parte activa de una asociación de voluntarios que ayudó a la municipalidad de Milán a proyectar y construir un parque público llamado Segantini (Associazione Parco Segantini (APS)). Ahora, sus socios (aproximadamente 200 familias que dan una cuota anual de 25 o 50 euros) mantienen 3 huertos de 1.000 metros cuadrados (m2) cada uno y una zona reforestada de aproximadamente 15.000 m2 con más de 1.000 árboles autóctonos de la cuenca del río Po.
Es un ejemplo de participación ciudadana exitoso que funciona no solo porque ha agrupado personas con distintas competencias que comparten la pasión por el cuidado de la naturaleza urbana y la agricultura respetuosa, pero sobre todo porque se han creado relaciones humanas entre sus socios activos.
Gracias a esta reputación durante los primeros meses de 2022 la asociación Missione Sogni (Misión Sueños) pidió ayuda a la APS para activar o reactivar los huertos de algunos hospitales pediátricos de Milán.
Misione Sogni financiaba la construcción y manutención de pequeños huertos en hospitales pediátricos para los niños internados y sus familias. Además, organizaba 1 vez por semana actividades lúdicas/educativas para quienes pudieran y quisieran participar.
Después de la pandemia de COVID fue difícil reactivar la colaboración con los hospitales. Visitamos, junto a Antonella y Pamela de Misione Sogni, 3 hospitales de los que solo el Hospital Buzzi, puso a disposición una terraza en el tercer piso para crear el huerto desde cero.
Siempre es un reto cultivar en cajas porque contrariamente a plantar directamente en el terreno, las plantas, que no pueden llegar a fuentes subterráneas de agua o nutrientes, dependen de nuestro cuidado para vivir.
Activamos un grupo de 5 personas de la APS, Riccardo, Gabriela, Lino, Maurizio y yo, para crear el Huerto de los Niños del Hospital Buzzi:
Se habilitó el agua para implantar un sistema de irrigación a gota automático y un lavabo, indispensable para el trabajo en el huerto.
Se compraron 7 cajas grandes y 8 pequeñas de plástico resistente y se distribuyeron formando una letra “C” en la parte más soleada de la terraza. La luz del sol es fundamental para la vida de las plantas.
Se cosieron sacos de un material plástico resistente al externo de las dimensiones de las cajas. Estos se colocaron en las cajas y sobre estos se añadió un estrato de piedras volcánicas para que no se estanque el agua, seguido de tierra fértil.
Se compraron y montaron 2 armarios para el material didáctico y la jardinería, un invernadero pequeño, un sistema de recolección de agua de lluvia, un compostadorrotante, un parasol, dos mesas y varios taburetes de plástico.
Con esto, estaba listo lo indispensable para acoger a las plantas, los niños y sus familias y el personal del hospital, pero ¿cómo es un huerto que respeta la naturaleza?¿Cómo funciona la naturaleza?
Tratemos de entender cómo funciona el ecosistema bosque. Dentro de un bosque conviven muchos tipos de vida (plantas, animales, hongos y bacterias, y si hay ríos y lagos cerca, algas).
Necesitábamos crear un lugar donde los niño y sus familias puedan observar, explorar y comprender la naturaleza urbana y sus ciclos, un sitio donde producir algunos vegetales y frutas. !Un sitio lindo y vivo donde estar y sanar!
En el bosque el terreno está siempre cubiertodelas hojas que caen de los árboles y que con el tiempo se transforman en tierra (materia orgánica) porque algunos micro organismos (bacterias, hongos) y macro organismos (lombrices, insectos) las comen.
Nadie riega la vegetación del bosque porque bajo el suelo hay muchas interacciones, por ejemplo, los hongos micorriza permiten a las raíces de los árboles llegar a las fuentes de agua y minerales. ¡Un verdadero sistema de intercambio conocido como el internet de las plantas!
En cajas, en una terraza, en el tercer piso, las plantas no pueden crear este tipo de interacciones, pero, si nosotros nos integramos en el ecosistema como agentes que cuidan y acogen la vida, agentes que crean belleza, ellas logran vivir.
Y lo primero que necesitábamos son árboles y plantas perennes (perdurables). Así que acudimos a Silvio, una de las personas clave en la realización del parque Segantini, y uno de los actores principales de la creación del Boscoincittà, un gran bosque de 120 hectáreas en el Noroeste de Milán realizado desde el 1974 junto a ciudadanos voluntarios.
Silvio conoce muchas personas y gracias a él fueron donados para el huerto de los niños 3 árboles: ginkgo biloba, granada y arce rojo. Los acomodamos en los bordes del huerto
Considerando que el huerto estaba listo en junio que es el inicio del verano en Italia (y no el mejor tiempo para iniciar un huerto) lo que hicimos fue comprar algunas plantas autóctonas que encontramos en el vivario: tres variedades de albaca (italina, roja y griega), lavanda, tomillo, flores tagete, ensaladas, mora sin espinas, un arbusto de arándano y otra granada.
La APS nos regaló, flores de caléndula, borraja, un tomate cherry y dos pimientos. Y durante el año donaron muchos otros vegetales.
Trasplantamos en las cajas las plantas considerando sus necesidades de espacio y las condiciones de amistad que se sabe existen entre ellas. ¿Sabías que algunas plantas aman estar juntas mientras que otras no se toleran? El mundo vegetal es fantástico.
Con el huerto listo (casi) todas las semanas (desde junio 2022 a septiembre 2023) dedicaba 2 horas de trabajo que incluían el mantenimiento y la realización de una actividad con los niños.
Las actividades con los niños debían ser flexibles y lúdicas, porque dependían del estado de salud y ánimo de los niños y sus familias.
La actividad normalmente se decidía en base a las condiciones del huerto, al cuidado que este requería y la estación del año (temperatura, lluvia y sol). La observación era fundamental.
Usábamos el olfato y la vista para identificar las plantas. Recogíamos, identificábamos y sembrábamos semillas. Dibujábamos las plantas. Recogíamos los frutos de la tierra. Almacenábamos el agua de lluvia para irrigar. Cubríamos el terreno con hojas y paja para proteger los micro y macro organismo y evitar la evaporación del agua. Preparamos el terreno para sembrar papas. Sembrábamos muchas flores distintas en todas partes. Cambiamos la mora que no estaba contenta por un madroño (arbusto-árbol del mediterráneo). Introducimos más plantas aromáticas (salvia, cedrón, romero). Hicimos compost. Trasplantamos fresas y aprendimos su ciclo de vida. Cultivamos cebollas y zanahorias. Preparamos pesto para las personas del hospital, etc.
Cada semana Mery, o alguna enfermera del reparto, me informaba cuantos niños podían salir si tenían ganas de hacerlo. Luisa y Piera, las profesoras del hospital, también invitaban a los niños a participar de las actividades.
A veces estaban muy motivados y se quedaban mucho tiempo, otras veces, estaban cansados y decidían volver a sus cuartos pronto, otras veces los doctores necesitaban visitarlos y tenían que volver a sus cuartos.
Descubrí rápidamente que a pesar de que un huerto permite experimentar el sentido del gusto y hablar de alimentación, en un contexto de hospital, esto no se podía proponer. Así que los productos maduros que recogían se regalaban al personal del hospital (médicos y enfermeras). Así, los niños cuidaban las plantas del huerto (y los seres vivos que ahí habitan) y regalaban sus frutos a las personas que cuidan de ellos.
Desafortunadamente Misione Sogni, que financiaba el mantenimiento y las actividades con los niños cesó de existir en octubre 2023. Por fortuna otra asociación presente en el Hospital decidió cuidar el huerto, así las plantas continuarán a dar conforto a los niños y sus familias.
La creación de esta relación de gratitud hacia los médicos y enfermeras a través de la entrega de los productos del huerto cuidado por los niños y sus familias es la cosa más linda que me llevo de esta experiencia. Ojalá se pudiera mantener y replicar en los hospitales del mundo.
Se requiere poco espacio, respeto, observación y cuidado para ayudar a curar, y agradecer el trabajo de las personas que nos curan.
En junio se nos presentó la oportunidad de pasar 10 días en Siena una ciudad bellísima y llena de tradiciones en Toscana (Italia).
Buscando un lugar donde quedarnos, encontramos un pequeño apartamento dentro de una casa de campo muy antigua en las colinas a las afueras de Siena. En la descripción del lugar se mencionaba un proyecto de agricultura comunitaria. Interesante pensamos y lo reservamos.
No sólo una casa de campo
Al llegar, entramos en la propiedad atravesando un pequeño camino bordeado de cipreses puntiagudos (típicos de la Toscana), olivos y algunos árboles frutales. En la parte alta de la colina encontramos un edificio grande de ladrillo visto muy antiguo.
Nos recibió Pietro, quien antes de llevarnos al apartamento nos mostró en la planta baja el “cuarto del horno”. Nos informó que tres días a la semana en la mañana viene Andrea a preparar el pan para la cooperativa y que si vemos humo no nos preocupemos. El cuarto del horno se convierte en una panadería.
Yo amo hacer el pan, así que no me iría sin conocer a Andrea.
Antes de irse, Pietro nos invitó a pasar por el huerto que se encuentra en la base de la colina cualquier día de nuestra estadía y que si nos interesaba nos contaría sobre el proyecto en el que trabaja.
Cuando le pedimos unas verduras para cocinar en los días siguientes, nos dijo que las verduras eran colectivas y por lo tanto para conseguirlas tendríamos que ir a la tienda de la cooperativa. ¡Qué curioso!, ¿no?
Al día siguiente en la tienda de la cooperativa, compramos la verdura del huerto (¡deliciosa!) y en la noche lo visitamos (en Siena en junio oscurece después de las 9:30 p.m.).
El huerto está cultivado en un área de 1,5 hectáreas (15.000 metros cuadrados) y es el hogar de 2 caballos jubilados uno de los cuales falleció durante nuestra estadía (RIP).
Pietro vive en la propiedad junto a su pareja, su hijo pequeño y algunas gallinas y cabras, las últimas le ayudan a contener la hierba.
Nos contó que adicionalmente al huerto, la cooperativa ha plantado árboles frutales y que tienen abejas, estas últimas cuidadas por algunos miembros de la cooperativa.
La propiedad es grande y junto al huerto hay cultivos de trigo y olivos (dados en concesión a terceros).
Cuando llegamos Pietro se marchaba así que acordamos cenar juntos otro día. Tendríamos que esperar aún para saber sobre el proyecto y la famosa cooperativa.
Un panadero en la casa
En los días siguientes conocimos a Andrea el panadero, un joven de los alrededores de Siena que viendo nuestro interés por su pan, nos invitó a pasar a las 5 de la mañana del día siguiente.
Cuando llegué, eran pasadas las 7 y Andrea estaba cortando la masa ya leudada para preparar unos treinta panes de un kilogramos para los socios de la cooperativa. Estaba muy preocupado porque el leudado del pan no era como lo esperaba, el pan no tenía la forma adecuada, estaba un poco aplanado.
Para hacer el pan se necesitan: harina (diversos tipos de trigo u otros cereales), agua, levadura y sal. Existen dos tipos de levadura que se usan para hacer el pan:
• la levadura de cerveza que se compra en el mercado es un monocultivo de Saccharomyces cerevisiae, • y la levadura de masa madre que es un cultivo simbiótico de las levaduras presentes de manera natural en el medio ambiente. Contrariamente de la levadura comercial, la cantidad de masa madre necesaria para preparar una determinada cantidad de pan se debe cultivar previamente a su preparación.
El proceso de elaboración del pan es relativamente sencillo. Se mezcla la harina con el agua luego se añade la masa madre y al final la sal. A continuación, se amasa la mezcla durante un tiempo determinado, se deja leudar (o fermentar)* durante un tiempo establecido a una temperatura determinada y al final se hornea a la temperatura y tiempo adecuados.
*Durante la fermentación del pan, las levaduras consumen el gluten que es la proteína del harina y liberan anhídrido carbónico (CO2), si, le mismo gas que exhalamos durante la respiración. Cuando amasamos la masa de pan creamos una malla de gluten que retiene el CO2 que tratando de salir, hace que el pan se infle.
Para obtener un pan de buena calidad es necesario controlar las materias primas (harina, levadura, sal y agua), la temperatura y el tiempo. Solo pocas variables, no debe ser difícil ¿no? En realidad si, dominarlas requiere habilidades y conocimientos de un artesano especializado.
Andrea estaba muy preocupado, así que hicimos una “lista de verificación” juntos.
No un pan cualquiera
Me contó que la harina que utiliza viene de una granja que está cultivando cereales de una población «evolutiva», es decir, compuesta por semillas de diferentes variedades, en su mayoría autóctonas, que se siembran y se dejan crecer juntas.
La idea es que con el tiempo, las variedades que mejor se adapten a las condiciones climáticas del suelo en el que se encuentran conseguiránprosperar. Así, la composición de la población que sobrevive, será resistente a los cambios del clima y capaz de sostener altos niveles de productividad sin necesidad de productos químicos nocivospara el suelo.
La cooperativa compra toda la producción de «trigo resistente» que este año será duplicada. Para su información, la población evolutiva de cereales se lleva a cabo junto con la Universidad de Siena.
Andrea usó la misma harina antes de que apareciera el problema, por lo tanto, el problema no podía ser la harina.
El amasado lo hace él manualmente, así que no debería ser eso.
El laboratorio donde trabaja (el cuarto del horno) no tiene un sistema de climatización y el horno de leña está dentro… además la temperatura del ambiente esos días era alta. Tenía que ser la temperatura que estaba influenciando el crecimiento de las levaduras.
Andrea estaba controlando la temperatura todo el tiempo y reduciendo el tiempo de leudo para compensar la alta temperatura, pero el pan seguía aplanado…
Andrea es joven y ama hacer pan. Seguramente con el tiempo, estudio y automatizando algunas variables, logrará obtener un pan resiliente incluso en los meses calientes del verano. Si, el pan era un poco plano pero ¡estaba delicioso!
Finalmente “la cooperativa”
Unos días antes de partir encontramos a Piero quien durante la cena nos contó sobre su famosa Sociedad Cooperativa MondoMangione de la cual son parte el huerto y el pan.
MondoMangione es una cooperativa de consumidores conscientes que nació en Siena en 2004 y que ha creado una pequeña distribución organizada de productos locales, orgánicos y de comercio justo. La cooperativa tiene el objetivo de instaurar una economía basada en la relación directa y transparente entre productor y consumidor, respetando el territorio, el medio ambiente y el trabajo e las personas.
En 2019 iniciaron con el proyecto OrtoMangione, un huerto colectivo estructurado como CSA (Comunidad que apoya la agricultura) que ha recuperado 1,5 hectáreas de terreno abandonado. En 2021 parte el proyecto colectivo de panificaciónIl Pane dell’Orto (el pan en el huerto) también estructurado como CSA.
El modelo CSA
El sistema CSA, se conoce en inglés como Community-supported agriculture y se practica en Japón, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Italia, Alemania, Austria y quizá muchos otros.
En Italia existen tres realidades: Arvaia en Bolonia (9 años de actividad, casi 500 socios, 7 socios trabajadores, 47 hectáreas), Semele en Florencia (70 socios) y OrtoMangione (la más reciente).
En este tipo de cooperativas agrícola todos los recursos (costos de instalación, costos de equipos, costos de mano de obra, costos de gestión) son proporcionados por un grupo de personas, que en compenso reciben una parte de lo que produce la huerta semanalmente. Cultivan usando métodos naturales.
El modelo CSA presupone una comunidad activa y participativa.
La CSA de Siena
En el caso de OrtoMangione la producción se organiza en base al reparto del riesgo empresarial, el respeto a la alimentación, la reducción de los residuos y el apoyo a los miembros trabajadores (el salario de Pietro y su colega).
Los “socios co-productores” (alrededor de 70) paganuna cuota inicial de 75€ como contribución a los gastos de instalación del huerto (75% como donación y 25% de cuota asociativa) y una cuota anual de 750€ en una sola cuota o en 4 plazos. Utilizan las donaciones para financiar insumos necesarios, por ejemplo tienen previsto usar las donaciones recaudadas en 2021/2022 para comprar un invernadero y un nuevo gallinero.
Con la cuota anual socio recibe unacaja de verduras de 5,5 kg (pensada para una familia de 2/3 personas, con por lo menos 5 variedades a la semana y 30 variedades de verduras anuales) por 45 de las 52 semana del año y tiene la posibilidad de participar en las diversas actividades del huerto.
El costo puede parecer alto pero para la economía de una familia italiana media, considerando que se trata de verdura sana que está regenerando suelo y generando trabajos, es un precio accesible (19€ por una caja de vegetales a la semana). Los costos deben adaptarse a las realidades locales.
Como se trata de una comunidad activa, los socios se comprometen a realizar al menos una de las siguientes actividades:
• trabajar en el huerto (cosecha, siembra, almacenamiento, mantenimiento de espacios exteriores, etc.) una vez al mes por un mínimo 2 horas • participar en el comité (1 reunión por mes) o en grupos de trabajo (administración, comunicación, eventos, etc.) • ayudar con la distribución de verduras en los días de recolección (mínimo 2 horas por mes).
¿Qué pasa con el pan?
En modo similar para el pan, un grupo de personas pre-financian con una suscripción anual la elaboración de un pan de 1 Kg que recibirán una vez a la semana. Así los miembros garantizan el mantenimiento de una actividad artesanal (el salario de Andrea) y el uso del horno de leña.
Los “socios co-panaderos” colaborar en la gestión y evolución del proyecto, y pueden participar en actividades útiles para compartir y aprender cómo se hace el pan. Así, el horno está abierto a todos los socios, incluso para hornear un molde de galletas o una buena tarta aprovechando el horno aún caliente.
Proyectos como “el huerto” y “el pan del huerto” dan la oportunidad de ser parte de un grupo de personas que colectivamente cuidan un pedazo de tierra, crean resiliencia y apoyan la tradición.
Pietro me contó que el primer año de producción hubo una infección por hongos debido a un error el manejo del invernadero que comprometió toda la producción de tomate. ¡Se corría el riesgo de perder mucho trabajo y recursos!
Debido a la magnitud del problema, la solución aconsejada fue utilizar un fungicida. Los socios de la cooperativa se juntaron y decidieron que si las plantas estaban enfermas había que curarlas y usaron el fungicida.
Cuando los tomates estuvieron listos, se informó a los socios sobre el tratamiento fungicida anterior y algunas personas rechazaron los tomates.
Al contarme esta historia, Pietro quería señalar que no debemos cegarnos ante las ideas preconcebidas.
Ser parte de una comunidad puede ayudarnos a mantener la mente abierta, comprender los problemas que enfrentan nuestros agricultores y artesanos y estar abiertos a las soluciones.
¡Creemos o formemos parte de una comunidad que estimule el intercambio entre personas que viven en un mismo lugar, produciendo bienes de primera necesidad, generando empleos, relaciones humanas y un sistema de redistribución que elimine desperdicios y nos permita estar informado!
¡Seamos parte de una ciudadanía que crea activamente la comunidad en la que queremos vivir!
El trigo es un cereal muy antiguo que se cultivó por primera vez en la media luna fértil ubicada en las regiones entre el Mar Mediterráneo, el Mar Negro y el Mar Caspio, hace más de 9.000 años antes de Cristo.
En el año 2020, el trigo fue la tercera especie de planta más producida en el mundo después de la caña de azúcar y el maíz (muy de cerca le sigue el arroz).1
¿Sabías que el 75% de los alimentos del mundo se genera a partir de solo 12 especies de plantas y 5 especies de animales?2 Entre ellos, el trigo.
El pan, las empanadas, los fideos y muchos alimentos que comemos a diario están hechos con harina que proviene del trigo.
No todas las harinas de trigo son iguales. La calidad depende de la cadena de producción, es decir, del tipo de semilla, del tipo de agricultura con la que se cultiva, de la salud del suelo y del modo en que se muele el grano.3
El trigo, conocido en latín como Triticum, es una planta de la misma familia del arroz, el centeno, la cebada y la avena.
En Italia donde vivo, se conocen alrededor de 2.000 variedades de trigo; pero sólo unas pocas se cultivan a gran escala.4
En el mercado se conocen dos tipos de trigo: suave y duro. La mayor parte del trigo suave proviene de la especie Triticum aestivum y la mayor parte del trigo duro de la especie Triticum durum.5
Los trigos suaves y duros son muysimilares a nivel estructuralpero diferentes desde el punto de vista nutricional y de usos. Crecen en ambientes diferentes, el trigo duro tolera suelos calientes, soleados y áridos mientras que el trigo suave prefiere un clima fresco y húmedo. La harina de trigo duro contiene más proteínas y gluten que la harina de trigo suave y tiene una mayor capacidad de absorción de agua. Los productos preparados con harina de grano duro se conservan mejor y tienen un menor índice glicémico.6
El grano de trigo suave, se rompe con facilidad y es opaco, redondeado y friable. La harina que se obtiene de la molienda de trigo blando tiene una buena extensibilidad y una dureza media-baja. Suele utilizarse para la elaboración de pan, productos fermentados (pasteles, galletas, pizzas) y pasta fresca.6
Por otro lado, el grano de trigo duro es realmente “duro”, tiene una forma un poco más alargada y es casi translúcido. La harina obtenida del trigo duro es áspera y tiene un color amarillo-ámbar. La masa obtenida a partir de harina dura tiene una extensibilidad menor que la harina suave pero una alta tenacidad, lo que la hace buena tanto para la elaboración de pan como para la elaboración de pasta.6
¿Sabes cuantas variedades de trigo se cultivan en tu país? ¿Se cultiva suficiente trigo para cubrir las necesidades de harina de tu país? ¿Se importa trigo? ¿Se importa harina? ¿De dónde?
Ahora que sabemos un poco más sobre el trigo, les contaré la historia de una semilla que se convirtió en pasta.
De la semilla a la pasta Parte 1: La siembra
Todo parte de la semilla, que en el caso del trigo es parte del fruto de la planta.
La semilla es el bebé de la planta y para crecer sana y fuerte necesita de un suelo vivo rico de nutrientes (ver artículo El tan importante suelo), agua y aire limpios.
Para la siembra usamos el grano suave que proviene de la Cascina Orsine, una granja en provincia de Pavía (dista aproximadamente 30 Km del parque Segantini en Milán) que cultiva usando agricultura biodinámica. Andrea el dueño del SoulFood, la gastronomía donde hicimos el evento Macambo (ver artículo Macambo como solución. Capítulo 1: La propuesta), me consiguió las semillas para este experimento.
Al trigo le gusta el clima frío. En el norte de Italia, se aconseja sembrarlo 6 semanas antes de la primera helada fuerte. Nosotros sembramos a mediados de noviembre.
Plantamos el trigo en 2 camas de 5×5 metros (total 50 metros cuadrados(m2)) en el parque Segantini, un parque en la ciudad de Milán en Italia. En la primera cama se había sembrado previamente trébol, una planta que abona la tierra y en la segunda cama decidimos hacer una asociación de trigo y habas.
Antes de la siembra, preparamos el terreno quitaron las malas hierbas y abonamos una de las dos camas con compost y un poco de estiércol.
Sembramos aproximadamente 30 g de semillas a una distancia de unos 12-13 cm haciendo agujeros poco profundos para introducir las semillas. La profundidad recomendada es el doble del tamaño de la semilla para que pueda salir sin problemas y al mismo tiempo esté protegida.
Pusimos 4 semillas en cada agujero, porque no estábamos seguros de cuántas plantas brotarían.
Al final regamos suavemente (como una lluvia ligera) para no perturbar el suelo y esperamos la germinación 🙂
En los días siguientes controlamos la humedad del terreno (que no se seque) y la temperatura. Durante este tiempo, seguimos dos acciones importantes: cuando estaba muy seco regamos y cuando hacía mucho frío cubrimos el terreno.
En las dos camas el trigo creció muy bien y en junio estaba listo para ser cosechado.
En abril, con mucho cuidado de no dañar el trigo, se recogieron las habas.
En la cama donde estaba el trébol, crecieron muchas amapolas, interesante ¿no?
Parte 2: La cosecha de trigo
La cosecha manualdel trigo se llama siega. Usando una hoz siegamos la base de los tallos de trigo con movimientos veloces y decididos.
Luego cortamos las espigas de los tallos y las pusimos en una bosa de algodón.
Para liberar el grano golpeamos la bolsa contra de la mesa y frotamos las espigas dentro de la bolsa usando las manos. Luego con la ayuda de un ventilador separamos el salvado de los granos de trigo.
El proceso de liberar la parte comestible del grano (u otro cultivo) de la paja a la que está unido se conoce como trilla. ¿Sabías que en la antigüedad se hacía correr a animales como el caballo sobre las espigas de trigo para liberar los granos? Aquí puedes ver un video que lo muestra.
Este trabajo puede parecer pesado pero si se hace en compañía ¡es divertido!
Parte 3: Molienda del grano
Para moler el grano usamos un pequeño molinode piedra eléctrico. Poco a poco evitando que el molino se sobrecaliente, transformamos casi 1,5 Kg de grano en harina.
Usando un tamiz iniciamos separando el salvado de la harina pero después decidimos que tendríamos solo una harina integral. Solo separamos los pedazos muy grandes.
Parte 4: Preparación de los fideos (pasta)
Italia es famoso por su pasta fresca, así que con los amigos del parque decidimos preparar un plato de pasta con puré de tomates, berenjena y queso de cabra.
Para prepara la pasta fresca se necesitan por cada 100 g de harina 1 huevo(o el equivalente líquido de 1 huevo).
Nosotros preparamos 700 g de harina, con 7 huevos (donación de las gallinas de Claudio). Luego amasamos la mezcla creando una masahomogénea. Como la masa estaba demasiado seca, necesitamos añadir más agua.
Dejamos reposar la masa por una hora (paso indispensable en la preparación de la pasta).
Luego, usando una máquina para hacer pasta, hicimos tagliatelle (espaguetis anchos y planos) que cocinamos en abundante agua salada.
Para la guarnición primero se deshidrataron las berenjenas con sal abundante. Luego se lavaron , pasaron en harina y las frieron en abundante aceite caliente.
Los tomates se cocinaron y luego se pasaron a través de una presa de tomate manual donde se removió la piel y las semillas (también se puede licuar).
Al final, cuando la pasta estaba lista (al dente) se añadieron la berenjenas fritas, aceite de oliva y la ricota de cabra rallada. ¡Una delicia!
Si te estás preguntando si valió la pena todo el trabajo duro para comer un plato de pasta fresca, la respuesta es ¡SÍ! ¡Todos los pasos fueron divertidos y el sabor fue delicioso!
No puedo decir que el sabor sea mejor que otras pastas frescas elaboradas con materias primas de calidad que se encuentran en el mercado o se comen en restaurantes que valoran el origen de los productos. Pero estoy segura que ver crecer el trigo, procesarlo y preparar la pasta es una experiencia que le da al plato un valor adicional importante también en el sabor. Si puedes, ¡haz la prueba!
Parte 5: Una tradición inicia?
La experiencia de hacer la pasta partiendo de la semilla resulto todo un éxito. Decidimos sembrar trigo también este año, a finales de octubre.
Quien sabe, quizá se convierte en una tradición del parque.
Después del oxígeno y el agua, la comida es lo que nos mantiene vivos y saludables; sin embargo, algunos tipos de alimentos son mejores que otros y el mejor tipo son los “alimentos verdaderos”.
Pero, ¿cuáles son los alimentos verdaderos?
Los alimentos verdaderos son aquellos que crecen en la NATURALEZA, mínimamente procesados (transformados/conservados en manera tradicional o innovadora; menos aditivos mejor y, mucho mejor si todos ellos son naturales), SUSTENTABLES (producidos en un suelo saludable usando agua limpia, respetando el medio ambiente y la biodiversidad) Y PRODUCIDOS ÉTICAMENTE (hacia los humanos, los animales y todos los seres vivos involucrados).
Esta definición señala dos conceptos fundamentales: la NATURALEZA y la SOSTENIBILIDAD que abarca la producción ética.
¿Qué es la naturaleza?
La naturaleza todos los seres vivos e inanimados que componen la tierra y que interactúan entre ellos en un equilibrio donde circulan materia y energía. La naturaleza sigue un orden propio y está gobernada por leyes constantes que los seres humanos pueden conocer pero no pueden modificar.
Muchos de nosotros, los humanos (Homo sapiens) pensamos que somos superiores a todos los seres vivos, a pesar de ser una de las especie más jóvenes de la tierra y de no saber si llegaremos a vivir tanto como las bacterias o las plantas. Además somos una pequeñísima parte de la vida en la Tierra.
Un estudio publicado en el 2018 que cuantifica la vida en la tierra en términos de carbón (C), un elemento común de todos los seres vivos muestra que las plantas son las formas de vida más abundantes representando el 82,5%, después están las minúsculas bacterias que representan el 14,2% y luego están los hongos que representan el 2,2%. Las bacterias y los hongos están en todas partes incluso DENTRO y SOBRE nosotros influyendo nuestra salud (ver posteo sobre el Microbioma). Luego están las algas que representan el 0,7% y por último los animales, el grupo al que pertenecemos los humanos que representa el 0,4% de la vida en la tierra.1
significa que los seres humanos no pueden vivir: más de 4 minutossin respirar aire apropiado, más de 4 días sin agua apropiada, más de 42 días sin nutrirse y para que todo esto sea posible la Tierra debe estar cubierta por lo menos del 60% deBosques, de verde, incluyendo el plancton que vive en el agua de los océano, mares, ríos, lagos, etc. Solo así se mantiene la dinámica de la atmosfera que permite la vida humana o el 78,1% de nitrógeno (N2), 20,9% de oxígeno (O2), 0,9% de argón (Ar) y poquísimo de otros gases incluyendo el anhídrido carbónico (CO2, 0,04%).
El oxígeno (O2) del aire que nosotros humanos necesitamos para vivir lo producen los seres verdes gracias a una sustancia llamada clorofila que reacciona con el CO2 en presencia de los rayos de sol. Estos seres verdes son plantas, bacterias y algas que a su vez se nutren de la materia muerta previamente transformada por hongos, bacterias y animales como las lombrices. La respiración produce CO2 necesario en la producción de oxígeno y azúcares. Una parte de estos azúcares vienen almacenados en las raíces que alimentan bacterias y hongos del suelo. Algunos hongos se asocian con las raíces de las plantas formando la micorriza (myco=hongo y rhiza=raíz), una simbiosis beneficiosa para ambos organismos. Juntos pueden recorrer grandes distancias para conseguir agua y los nutrientes que necesitan para vivir. Las micorrizas se conectan entre ellas y a su vez interactúan con las bacterias y con algunos animales formando un sistema de comunicación e intercambio muy eficiente conocido como la “red de árboles” (en inglés Wood Wide Web).
Existe un equilibrio complejo y perfecto entre la vida y la muerte y la vida y la vida. ¡La comunidad de la que somos parte es fascinante!
El colectivo Amisacho en la Amazonía Ecuatoriana está produciendo videos cortos donde se transmiten conceptos que permiten comprender cómo funciona la selva amazónica, los ciclos de la naturaleza, cómo estos influyen en el clima del planeta y soluciones individuales y colectivas para vivir en modo respetuoso.
Si agrandamos al grupo de los animales notaremos que el pedazo más grande lo representan los peces (30%) y que juntos los artrópodos, moluscos, nematodos, anélidos y cnidarios representan el 63,6% de los animales. Los humanos representan el 2,5% de los animales mientras las aves y los mamíferos salvajes juntos representan sólo el 0,4% y el ganado el 4,2%.1 Esto significa que en términos de carbón (C) hay 5 veces más humanos que todas las aves y mamíferos salvajes juntos y casi el doble de ganado que de humanos.
Es evidente que NO hemos sido atentos a nuestro entorno y que nuestras actividades están impactando la biodiversidad.
La sostenibilidad nos concierne a nosotros humanos y a nuestras actividades y se ocupa de tres elementos: el ambiente, la sociedad y la economía. De estos 3 la economía no es parte de la naturaleza, sin embargo, la narrativa sobre la importancia del dinero que apareció por primera vez hace unos 5.000 años con la aparición de las primeras monedas es tan fuerte que hoy no podemos percibir a la economía fuera del contexto humano.
Toda la actividad económica humana depende de la naturaleza. Se estima que, a nivel mundial, la naturaleza entrega servicios por valor de aproximadamente 125 trillones de dólares americanos anuales.2
La actividad humana dedicada a la producción de alimentos es la agricultura que apareció por primera vez hace unos 12.000 años. La agricultura se ocupa de la domesticación de plantas y animales.
Los campesinos han logrado domesticar algunos seres vivos aprendiendo de ellos y de la naturaleza, observando y experimentando, un trabajo muy interesante e importante que ha permitido el desarrollo de la humanidad. Después de la segunda guerra mundial inicia la revolución verde en la que se industrializa la agricultura. Esta industrialización o deshumanización junto al comercio global a gran escala han contribuido al desequilibrio social, ambiental y económico actual.
La agricultura es anti-naturaleza pero puede ser respetuosa si respeta la naturaleza, como lo hacen los agricultores agroecológicos y regenerativos alrededor del mundo.
Hoy existen muchos problemas relacionados con los alimentos: sobrepeso y desnutrición, desperdicio, destrucción del medio ambiente, pérdida de biodiversidad, y a pesar de que los pequeños agricultores que producen en terrenos menores a 2 hectáreas la mayor parte de los alimentos del mundo y protegen la diversidad alimentaria, tantos viven en extrema pobreza. ¡Hagamos lo que podamos para ayudar a estos agricultores a tener éxito y así, todos prosperaremos!
¿Qué podemos hacer?
Primero que nada informarnos porque el conocimiento es fundamental.
Seamos consumidores inteligentes y recordemos que nuestra demanda y nuestras acciones diarias pueden generar cambios positivos.Compremos productos locales, de temporada, de comercio justo y apoyemos agricultores respetuosos con la naturaleza local y globalmente.
Practiquemos agricultura urbana respetando la naturaleza y aprendiendo de ella, contribuyendo así ciudades resilientes, verdes, inclusivas y sostenibles. ¡Una maseta a la vez recordando que para ser agricultores respetuosos debemos aprender muchas cosas!
Cocinemos más seguido usando productos frescos, locales, de temporada, con responsabilidad social y medioambiental para conocer, probar, experimentar nuevos sabores, verduras raras, productos salvajes y partes que no estamos habituados a comer para concientizarnos sobre la importancia de la diversidad en la dieta. ¡No olvidemos que cocinar es un acto de amor hacia nosotros mismos y las personas para las cuales cocinamos!
Les recomiendo el podcast Radio Semilla de la red de guardianes de semillas (solo disponible en español) quienes con una onda relajada y una visión amplia hablan de regeneración social, ambiental y económica con soluciones locales. Con un enfoque diferente, también vale la pena escuchar el podcast Food Talks (solo disponible en inglés). ¡Ambos son fantásticos, informativos y divertidos!
Para mejorar estos problemas son necesarios cambios desde la producción hasta la mesa, desde los que cultivan los alimentos hasta los que los consumen y ¡todos los que mueven los alimentos en el medio! Recordemos que los alimentos están directamente relacionada con los agricultores, la tierra, las cuencas de agua y el clima; y que nuestra salud es un reflejo de la calidad y cantidad de los alimentos que consumimos. ¡Todo está conectado!
Un hombre curioso entra a uno de los huertos del Parque Segantini y encuentra a Sergio y Luca. Es Junior, un apasionado de la tierra y deseoso de saber cómo se cultiva en el parque. ¿y por qué? Él también trabaja la tierra y desde el año pasado, a causa de la pandemia, trata de hacerlo para vivir. Nos cuenta que no ha estudiado agricultura, que aprendió lo básico en su Cuba natal donde todos los niños y jóvenes cultivan la tierra después de la escuela, trabajo duro para un niño nos dice…
Sergio y Luca muestran a Junior nuestro compost de lombrices que está funcionado desde hace dos años. Dependiendo de la época del año, el compost se hace en un tiempo de entre 3 y 6 meses. Junior nos dice que podría ser más eficiente, es decir más rápido y que si queremos puede mostrarnos como hacerlo. Salomé, que está muy interesada a compostaje en casa, se involucra, encuentra la propuesta de Junior genial y organiza inmediatamente una visita a Gaggiano donde Junior trabaja.
En bici a Gaggiano para hacer tierra
Fue un domingo con buen tiempo a inicios de mayo cuando en bicicleta, 5 personas, Francesca, Nicolò, Enrico, Ivana y Salomé, llegamos al vivero donde Junior trabaja.
Encontramos a Junior, quien nos acogió con entusiasmo e inmediatamente nos mostró cómo funciona la huerta-vivero. En la parte del huerto, Junior cultiva una gran variedad de hortalizas que están desapareciendo. Debido a la globalización, la diversidad alimentaria está en peligro, por fortuna hay personas como Junior que trabajan para recuperarla, ¡qué bien, no?!
Su forma de cultivar no tiene solo un enfoque práctico, huerto sinérgico en el pleno respeto de la naturaleza y de las relaciones con los diversos organismos, sino que es también una ¡filosofía de vida! La importancia de la madre tierra y de un estilo de vida no consumista marcado por un valor en las relaciones.
Para empezar nos contó que cuando llegó a la Lombardía se preguntó que podía ofrecer a esta tierra y a ese lugar en particular. Vio que en los alrededores hay arrozales y una fábrica de arroz que produce el salvado de los granos como producto de desecho y, como nos hará notar, es uno de los ingredientes importantes de su compost. En el entorno también hay vacas de las cuales toma el estiércol, trozos de leño de los árboles que bordean el vivero que son el sustrato ideal para los microorganismos descompositores.
Otra forma de hacer compost
Manos a la obra, primero recopilamos todos los ingredientes que necesitaríamos:
paja
salvado de arroz
estiércol de vaca
melaza (agua saturada de azúcar, aproximadamente medio litro)
hierba fresca triturada
trozos de leño con microorganismos (ramas con corteza)*
Agua
*Los microrganismos se encuentran en la base de los árboles grandes, justo debajo de la primera capa de tierra, son como telarañas blancas sutiles. En ausencia de estos se pueden encontrar microorganismos ya prontos en sobres, en Italia por ejemplo hay un producto que se llama Top Crop de Microvita.
Al ir a recoger los ingredientes observamos los terrenos alrededor del vivero: muchos arrozales aún no productivos, tierra seca esperando a ser fertilizada e irrigada.
Iniciamos haciendo una pequeña fogata que será cubierta totalmente con el salvado de arroz y se quemará lentamente hasta convertirse en carbón negro activo, rico en minerales en estado libre. El salvado se quema lentamente y de a poquito añadimos más salvado que extrañamente no produce llama sino en su lugar, un delicioso olor.
Nos explica que el proceso de combustión (el quemado) ayuda a liberar los minerales. De hecho, se forma carbón vegetal (charcoal en inglés), que también se puede comprar. Se podría usar también cualquier paja que se descompone fácilmente, por lo tanto, no necesita quemarse.
Mientras tanto, en la tierra, dibujamos un circulo de 1 metro de diámetro. Junior nos explicó que un buen compost debe ser tan alto como la circunferencia de su base.
Mientras esperamos que se quemara el salvado de arroz nos fuimos a comer un rico asado con los amigos.
La receta
Al volver, procedemos a disponer los estratos para crear el cúmulo de compost:
Iniciamos con la paja, después la hierba triturada, luego los pedazos de leña, un poco de estiércol de vaca (para un compost en la ciudad, quedan muy bien los restos de la cocina crudos en pedazos (crudos y no productos animales que pueden atraer ratas) o el cambio de cultivo del huerto) y un buen chorro de agua.
La proporción de los ingredientes es: 3 partes de material seco (paja, leña) y 1 parte de material húmedo (hierba, estiércol). La materia seca añade carbón (C) y el húmedo nitrógeno (N).
Se puede añadir también un poco de compost terminado (como se hace en el parque segantini) como inoculador (por la presencia de lombrices).
Añadimos de nuevo paja, luego hierba, microorganismos del sobre (comerciales), melaza, pedazos de ramas, hierba y luego agua…
La secuencia más o menos debería ser: seco, húmedo, seco, húmedo… y en el medio los microorganismo y agua. Con toda esta buena comida, Junior nos dice que vendrán también las lombrices de tierra.
Continuamos así hasta que el cúmulo llegue a un metro de altura.
En ese punto volvemos a nuestro salvado de arroz que, mientras tanto se ha convertido en carbón. Lo apagamos con mucha agua fría, y lo esparcimos encima de la pila de compost. El salvado de arroz mojado regulará la humedad y liberará los minerales.
El cúmulo viene cubierto con un plástico negro para aumentar la velocidad del proceso de descomposición (ayuda a mantener el calor y la humedad). La pila de compost alcanzará una temperatura muy alta de hasta ¡70 grados los primeros días! Esto permite eliminar los patógenos.
Después de unos 5 días, Junior girará el compost con un trinche reconstituyendo el cúmulo, proceso que introduce aire, es decir, oxígeno, y lo cubrirá nuevamente. La pila de compost se girará de la misma manera un total de 5 veces (más o menos cada 5 días).
La transformación de compost ocurrirá en aproximadamente 1 mes. Si fuera al aire libre tardaría más tiempo.
Cuando el compost esté listo se reducirá aproximadamente a la mitad.
Casualmente, ese domingo fue el 9 de mayo, el Día de la Madre. Junior nos hace notar que juntos celebramos nuestra «pacha mama» (madre tierra) haciéndole un pastel.
Volvemos a casa en bici, felices con una nueva perspectiva sobre el compost, los microorganismos, los desechos de arroz y el respeto de la tierra.
Como vimos en el posteo 2, para producir alimentos se necesitan recursos naturales (aire, agua, suelo, biodiversidad) y energía. La producción de alimentos es solo una de las muchas actividades humanas que tienen un impacto en los recursos limitados del planeta.
Pero, ¿estamos consumiendo más de lo que produce la tierra? ¿Hay suficiente comida para alimentar a todos?
Hoy en día producimos alimentos para alimentar a 10 mil millones de personas1 en un planeta donde actualmente viven alrededor de 7,7 mil millones. 2 No es de extrañar que cada año desperdiciemos alrededor de 1/3 de los alimentos que producimos (posteo 3) y 1.900 millones de personas tengan sobrepeso.3 ¡Y aún así, hay 821 millones de personas desnutridas! 4
Para entender por qué sucede esto, es importante comprender dos conceptos clave para la sostenibilidad: Biocapacidad y Huella Ecológica.
Biocapacidad
La capacidad biológica de la tierra es una forma cuantitativa de medir los recursos naturales que la tierra produce cada año (en hectáreas globales o gha) que permite la vida humana (agua y aire limpios, biodiversidad, suelos saludables, refugio y medicinas).5,6,7
Se refiere a la cantidad de área productiva disponible para generar recursos naturales y absorber los desechos (servicios ambientales). 5-7
La biocapacidad calculada para el año 2007 fue de 1,8 gha.5-7
Huella ecológica
La huella ecológica humana es una forma cuantitativa de medir la demanda que la actividad humana ejerce sobre la naturaleza. Se refiere al consumo de tierra productiva (recursos en gha) de cada persona (tierra biológicamente productiva y área de agua necesaria para producir todos los recursos que consume un individuo, población o actividad y para absorber los desechos que genera).5-7
La huella ecológica media mundial calculada para el año 2007 fue de 2,7 gha.5-7
A nivel individual, la huella ecológica se refiere a: los alimentos que comemos (energía, tierra, agua, biodiversidad), el agua que usamos y la energía que consumimos (en casa, para movernos, para trabajar, ¡para vivir!).
Biocapacidad, huella ecológica y población
A partir de los números anteriores, se hace evidente que en 2007, nuestro consumo global (huella ecológica: 2,7 gha) es mucho más alto que la capacidad de la tierra para recuperarse (biocapacidad: 1,8 gha).
Para vivir en modo sostenible, nuestra huella ecológica de toda la humanidad nunca debería superar la biocapacidad de la tierra.
La siguiente figura muestra la huella ecológica y la biocapacidad del 1960 al 2010 y el crecimiento de la población hasta 2019.
En 2007, la humanidad utilizó recursos equivalentes a un planeta y medio. Si la tendencia continua, para el 2050 se necesitarán 2 planetas.5-7
La humanidad está usando ya más recursos de los que la tierra puede regenerar. Esto se conoce como rebasamiento (en inglés overshoot), y cada año que esto ocurre, la deuda biológica aumenta con consecuencias extremas como la pérdida de diversidad (biológica y cultural), la migración y el cambio climático. Y la población sigue creciendo…
¿Usando todos los recursos naturales de la misma manera?
Bueno, la biocapacidad y la huella ecológica no son iguales para todas las personas en todas las naciones. La Global Footprint Network (Red de Huella Global) proporciona datos en línea que muestra claramente la situación de todos los países del mundo. Tomemos como ejemplo el año 2016. En 2016, la biocapacidad y la huella ecológica en Estados Unidos fueron 3,6 y 8,1 gha (-4,5, déficit), en Italia 0,9 y 4,4 gha (-3,5, déficit), en China 1,0 y 3,6 gha (-2,6, déficit), en Brasil 8,7 y 2,8 gha (+5,9, reserva), y en Gabón 22,1 y 2,3 gha (+19,8, reserva).
Esto significa que de estos 5 países, solo Gabón y Brasil tendrían reservas naturales para consumir como lo hace y más. Sin embargo, en escala mundial, Gabón y Brasil inconscientemente utilizan sus recursos para mantener los estilos de vida de consumo de Estados Unidos, Italia y China.
En 2007, los 5 países con la mayor huella ecológica fueron: Emiratos Árabes Unidos, Catar, Dinamarca, Bélgica y Estados Unidos, mientras los países con la más alta biocapacidad fueron: Gabón, Bolivia, Mongolia, Canadá y Australia.7
Usando la plataforma en línea de la Global Footprint Network puedes saber más sobre la situación global y descubrir la realidad de tu país. ¡Realmente vale la pena echarle un vistazo!
Toda esta información parece decirnos que la huella ecológica está relaciona con el bienestar humano, ¿estarías de acuerdo?
Desarrollo humano y huella ecológica
El desarrollo humano se puede clasificar mediante el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El IDH es un número calculado en función de la esperanza de vida, la educación y el ingreso per cápita de una persona en un país.
El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas define un alto nivel de desarrollo con puntajes de IDH de 0,8 o más.7
Considerando nuevamente los datos de 2007, en un planeta ideal (económico, social y ambientalmente), todos los países deberían tener un IDH igual o superior a 0,8 y una huella ecológica inferior a 1,8 gha (o la biocapacidad de la tierra).7
Ningún país en la tierra cumple estas dos condiciones.
Curiosamente, los países con bajos ingresos que tienen abundantes recursos naturales (alta biocapacidad) tiene huellas ecológica demasiado pequeñas que no satisfacen las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y saneamiento de sus poblaciones.
La humanidad se enfrenta a dos desafíos:
para los países desarrollados, mantener el bienestar de las personas reduciendo la demanda sobre la naturaleza y
para las naciones en desarrollo, garantizar el bienestar de la sociedad sin aumentar la huella ambiental.
Todas las personas del planeta tienen derecho a vivir bien. Sin embargo, el bienestar de las sociedades humanas y por tanto sus comodidades (seguridad, necesidades materiales, salud, relaciones sociales, etc.) depende del capital biológico (biocapacidad). Debemos considerar una gestión eficaz de los recursos naturales a largo plazo para afrontar y revertir la degradación ecológica.7
Para profundizar más en este tema, les recomendamos leer nuestro posteo que habla sobre la justicia ambiental.
Pero, ¿cómo podemos explicar que los recursos de países de bajos ingresos económicos y biológicamente ricos, se estén utilizando para satisfacer las demandas de otros países? ¿Es esto acaparamiento de tierras?
Acaparamiento de tierra
El acaparamiento de tierra es un proceso (usualmente violento) en el que se privatizan tierras agrícolas fértiles, generalmente para empresas agrícolas y mineras. La organización GRAIN advierte que esta apropiación global de tierras podría representar el fin de la agricultura a pequeña escala y la subsistencia rural en muchos lugares del mundo.8
Usando los datos de GRAIN, Baveye et al., publicaron un mapa del acaparamiento de tierra global en 2008 donde se muestra que China, Corea del Sur, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otros países poseen grandes cantidades de tierra en el extranjero. Por ejemplo, China en 2008 poseía alrededor de 2 millones de hectáreas distribuidas en Filipinas, Laos, Australia, Rusia, Kazajstán, Camerún, Uganda y Tanzania.9
Sería útil ver lo que está sucediendo hoy. Para saber más sobre este argumento, revisa las publicaciones de GRAIN. ¡Vale la pena leerlas!
Si la tierra ya no pertenece a las personas que viven allí, o ni siquiera al país, ¿qué pasa con los derechos de esas personas y con su bienestar? ¿Qué sucede con la tierra y los servicios ecológicos que brinda la naturaleza?
Bienestar humano y recursos naturales
El bienestar humano depende de la biodiversidad (riqueza y rareza de especies, densidad de biomasa, productividad primaria y diversidad genética) y los servicios que proporciona un ecosistema saludable (alimentos, agua, fibra, medicinas, energía, espiritualidad, ética, regulación del clima, intercambio de energía y materia, etc.). 7
Toda la actividad económica humana depende de la naturaleza. Se estima que a nivel mundial la naturaleza proporciona servicios por valor de alrededor de 125 billones de dólares al año.6
Desafortunadamente, la diversidad biológica se está perdiendo. Por ejemplo, la pérdida de diversidad animal, medida utilizando el Índice Planeta Vivo (Living Planet Index) entre 1970 y 2014, muestra que la población general de especies de vertebrados ha disminuido un 60% (pérdida del 89% en América del Sur y Central). La pérdida de especies de agua dulce fue del 89%.
Si deseas saber más sobre las especies en peligro de extinción, consulta la página web de la Lista Roja de UICN, que es un indicador del estado de la salud de la biodiversidad mundial.
Un planeta sano ha permitido el desarrollo de la sociedad humana moderna. ¿Será posible continuar el desarrollo humano sin sistemas naturales saludables (biodiversidad)?
¡La respuesta depende de nosotros y de nuestra capacidad de cambiar, adaptar y crear!
Somos la primera generación que tiene claro el valor de la naturaleza y el enorme impacto que tenemos en ella. 6
¡Y por qué no comenzar entendiendo nuestra situación personal!
Huella ecológica personal
La huella ecológica es diferente para cada persona. Está relacionada con acciones individuales. Incluso dentro de un país, la huella ecológica no es la misma para todos.
Las personas que compran alimentos importados y viajan mucho en automóvil y avión tienen una huella ambiental mayor que las personas que consume alimentos locales, prefieren movilizarse usando la bicicleta/transporte público/caminando y vuelan raramente.
Hay plataformas en línea que nos pueden ayudar a calcular nuestra huella ecológica personal. Sin embargo, les recomendamos que busque una plataforma local dentro de su ciudad o país, ya que pueden incluir parámetros locales (energía, agua, transporte y residuos). ¡¡Pruébenlas!!
Calculemos juntos nuestra Huella Ecológica personal
Encontramos un estudio muy interesante de Legambiente, una asociación ambiental italiana, que analizó la huella ecológica de la ciudad de Padua.10 Este estudio proporciona una tabla para un primer cálculo de la huella ecológica personal en un mes en área (hectáreas, ha) a partir de kilogramos (Kg) de alimentos consumidos, kilovatios (KWh) de energía utilizados en el hogar y kilómetros utilizados en transporte (Km).
Hemos reproducido la hoja de Excel de este estudio (descargar aquí). Si desea ayudarnos, descarga la hoja y envíanos la versión completa con tus resultados personales por correo electrónico ([email protected]) compartiendo con nosotros tu nombre y país de envío. Si llegamos a un número significativo, ¡compartiremos los resultados en una publicación!
Este problema global no es nuevo. En el 2015, 193 países pertenecientes a las Naciones Unidas, junto con 150 líderes de todo el mundo, acordaron 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que deben cumplirse para el año 2030. Estos tienen como objetivo acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos.11
Objetivos de desarrollo sostenible
Como se muestra en la figura a continuación, los 17 objetivos ponen en la base la importancia de proteger la naturaleza para construir una sociedad saludable que soporte una economía justa.
Si trabajamos juntos para alcázar estos objetivos, las cosas comenzarán a mejorar. ¡Intentémoslo!
Es importante destacar que estos objetivos se pueden lograr mejorando el sistema alimentario. Los alimentos pueden ser buen un punto de partida para realizar cambios. Todos comemos y lasdecisiones alimentarias que tomamos tienen un impacto directo en la economía, la sociedad y el medio ambiente.
Para entender mejor el impacto de los alimentos en la sostenibilidad, el Centro Barilla para la Alimentación y la Nutrición ha creado un Índice de Sostenibilidad Alimentaria donde se analizaron y puntuaron los datos de 67 países sobre pérdida y desperdicio de alimentos, agricultura sostenible y desafíos nutricionales. En 2018, los 3 países con mejores resultados porque tienen políticas y muestran las mejores prácticas fueron Francia, los Países Bajos y Canadá. Se pueden consultar los resultados y las puntuaciones de los países participantes. ¡Quizás el suyo esté en la lista!
La BBC Mundo ha publicado un artículo muy interesante sobre este tema que incluye una calculadora en línea que muestra el impacto ambiental de 34 alimentos y bebidas comunes. Enfatizan en que la huella ecológica no solo depende del alimento, sino también de cómo y dónde se produjo. ¡Realmente vale la pena echarle un vistazo!
Conclusiones:
El bienestar humano no será posible sin preservar la naturaleza (recursos y servicios ecológicos) que sustentan la economía y la vida.
Sin embargo, a medida que los recursos naturales se vuelven más escasos que el dinero, la prosperidad dependerá de las cuentas de recursos (biocapacidad) tanto como del Producto Interno Bruto (PIB) y otros valores financieros.
Se debe considerar una nueva forma de pensar y revalorizar la naturaleza (ecosistemas saludables) y los servicios que esta brinda. Es sorprendente la cantidad de nuevas oportunidades de negocio que se están creando valorizando todos los recursos del ecosistema y siendo respetuosos con la naturaleza y con las personas.
Y ahora que sabemos todas estas cosas, hagamos un esfuerzo para elegir más cuidadosamente lo que comemos, cómo nos movemos y cuánta energía y agua usamos. Nuestro interés, creatividad y disposición para hacer pequeños cambios pueden mejorar las cosas. Hagamos el intento:)
Si pensamos en el incremento de la población (posteo 1) y los efecto de las actividades humanas en el cambio climático (posteos 2, 3 y 4), parece que hemos superado todas las posibilidades de sostenibilidad.
¡Realmente necesitamos empezar a regenerar! Pero, ¿qué podemos hacer? Caminar, andar en bicicleta o tomar el transporte público, apagar las luces y desconectar los equipos electrónicos que no estamos utilizando, usar luces LED, no sobrecalentar o enfriar los ambientes, tomar duchas más cortas, reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, reubicar, reducir, reutilizar y reciclar y en lo que respecta a la comida: prestar atención a lo que compramos, a quien compramos, a qué precio, comprar productos locales, de estación y solo lo que vayamos a comer. Además y muy importante, apoyemos el trabajo de agricultores produciendo con prácticas agroecológicas=permacultura=orgánico (cuidando el ecosistema: suelo (posteo 5), agua y biodiversidad) y políticos dispuestos a actuar en su favor, ¡en beneficio de la humanidad!
¿Qué
más podemos hacer? ¡Hagamos un jardín!
Afortunadamente, no necesitamos un jardín real. En las ciudades, podemos hacerlo en una terraza, balcón o incluso fuera de la ventana. También podemos juntarnos con nuestra familia o comunidad y usar áreas comunes como terrazas, patios o azoteas.
Cuando no disponemos de suelo, cajas de madera revestidas de plástico, mesas hechas a medida, masetas o cualquier recipiente se puede llenar con tierra para jardín o un “sustrato” hecho de materiales locales (ej: compost hecho con cascaras de vegetales, café y té). Y si no disponemos de sustrato, las plantas pueden crecer incluso en agua enriquecida con fertilizantes.1
En
países industrializados, startups (emprendimientos) incluso han creado granjas
verticales completamente automatizadas y con condiciones controladas.
Muchas ciudades alrededor del mundo están haciendo
jardinería urbana, también conocida como ¡agricultura urbana!
Echa
un vistazo al increíble trabajo realizado con estudiantes escolares por Green Bronx Machine en uno de los barrios más pobres e inseguros de Nueva
York y ¡no sólo ahí!
¡Esto es súper inspirador!
Agricultura Urbana
La agricultura urbana es una industria que crece, cultiva, procesa y distribuye una diversidad de productos agrícolas de plantas y animales, utilizando recursos, productos y servicios humanos, de tierra y de agua que se encuentran dentro o alrededor del área urbana (aldea, pueblo, ciudad o metrópoli). La escala de estas prácticas puede variar dependiendo si el cultivo está destinado a la subsistencia, la recreación, pequeños agricultores, agricultura semi-comercial y cuidado de animales, a empresas comerciales de mediana y gran escala. 2
Esta forma de agricultura puede integrar técnicas de producción hortícola con tecnologías que respetan el medioambiente adaptadas a las ciudades, como la recolección de agua de lluvia y la gestión de residuos domésticos1 (a excepción de las granjas verticales totalmente automatizadas que tienen un mayor consumo de energía debido al uso de luz artificial).
La siguiente figura muestra información general sobre el crecimiento urbano y los agricultores:
Como podemos ver en la
figura, las áreas urbanas están creciendo (y seguirán creciendo en el futuro)
demandando trabajos, tierra, agua y alimentos. Por lo que es importante
considerar los múltiples beneficios que ofrece la agricultura urbana:2
Incluso
existe un premio otorgado por el Milan Urban Food Policy Pact (Pacto
de Política Alimentaria Urbana de Milán) que reconoce la innovación y los
esfuerzos económicos y políticos de las ciudades para desarrollar sistemas
alimentarios sostenibles y promover dietas sanas.
¡La agricultura urbana juega un papel importante en
la construcción de ciudades resilientes!
Pero, ¿qué es la resiliencia? De acuerdo con la FAO (las siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) “resiliencia es la capacidad de las personas, las comunidades o sistemas que hacen frente a catástrofes o crisis a preservarse de los daños y recuperarse rápidamente”.3
La agricultura urbana fomenta las prácticas agrícolas en el área urbana para construir ciudades que sean resilientes, verdes, inclusivas y sostenibles.2
Adicionalmente, los jardines urbanos pueden ser altamente productivos. Estudios de la FAO muestran que un jardín de 1 metro cuadrado (m2) puede producir cualquiera de los siguientes productos: alrededor de 200 tomates al año, 36 cabezas de lechuga cada 60 días, 10 coles cada 90 días y 100 cebollas cada 120 días.1
En
todo el mundo, las ciudades de los países en desarrollo e industrializados
están incluyendo la agricultura urbana dentro de las estrategias y planes de
acción para combatir el cambio climático. Por ejemplo:2
– en Toronto, Canada, se está dando apoyo económico a proyectos agrícolas comunitarios para la formación de huertos y jardines comunitarios, huertos familiares; se promueve el compostaje de desechos orgánicos y la recolección de agua de lluvia; se apoya a mercados de agricultores y la adquisición preferencial de alimentos; – en Durban, Sudáfrica, se está implementando la promoción de techos verdes productivos para el manejo de aguas pluviales, la biodiversidad y la producción de alimentos (se está probando la sustitución de cultivos por maíz para adaptarse a la menor cantidad de lluvia) y la reforestación y el manejo comunitario. – en Callao, Perú, la agricultura urbana está siendo incluida en los planes de desarrollo municipal y se están estableciendo estructuras municipales especiales. Adicionalmente, se está asignando presupuesto municipal a la agricultura urbana.
Espero
que ahora todos estemos de acuerdo que la agricultura urbana es una práctica
fantástica que ofrece muchos beneficios a los citadinos y que al hacer
jardines/granjas en la ciudad estamos activamente ayudando a mitigar el cambio
climático mientras nos beneficiamos de alimentos frescos.
En el posteo 5 vimos los beneficios de utilizar agroecología para cultivar nuestros alimentos.
Tengamos en cuenta que el tipo de agricultura urbana depende en gran medida de la ubicación y del método agrícola usado para plantar. Por ejemplo, la cultivación realizada en casa (dentro de la parcela) es usualmente destinado para la subsistencia mientras que el que se realiza en espacios abiertos públicos o privados en la ciudad (fuera de la parcela) a menudo se destinan para la agricultura comercial.2
Es importante destacar que el objetivo de todos los métodos biológicos (ej. biodinámico, biointensivo) es tener y mantener el suelo saludable y fértil donde crezcan plantas fuertes y sanas respetando a todos los organismos dentro del ecosistema.4 Esto significa que hay muchas maneras de hacer nuestro jardín, solo debemos cuidar el suelo y respetar a todas las formas de vida.
Recordemos
que dentro de un ecosistema saludable coexisten animales, plantas, hongos,
algas y bacterias y por lo tanto, un equilibrio entre todas estas formas de
vida es fundamental para la sostenibilidad (sostenible = dura por mucho
tiempo).
Así
que el éxito de nuestro jardín biológico dependerá de lograr un equilibrio
dentro de nuestro ecosistema (campo, jardín o balcón).
Necesitaremos
tiempo y paciencia para entender lo que está ocurriendo, las asociaciones
correctas, los requerimientos de agua y nutrientes, el compost, las rotaciones,
etc. Pero, una vez que lo logremos será
muy gratificante así que ¡¡¡comencemos a experimentar!!!
Pero, ¿
en dónde empezamos?
En práctica, para comenzar necesitamos suelo saludable (posteo 5), semillas y agua limpiapero antes, necesitamos de un plan basado en nuestro espacio y necesidades.
1.Selecciona el espacio y diseño del proyecto
Las
plantas necesitan de luz para crecer, así que si es posible, ubica el jardín en
un lugar soleado y luminoso, cercano a una fuente de agua y lejos de fuentes de
contaminación (como estructuras de edificios pintadas con plomo).
Y si
no puedes escoger, utiliza el lugar que tengas disponible. Yo plantaré en un
parque comunal y en mi balcón y ¿tú?
Después de seleccionar el lugar, diseña un proyecto basado en tus preferencias y necesidades. Qué quieres comer, cuales plantas pueden favorecer tu ecosistema, cuales son anuales, etc.
Ten en cuenta que puedes ser creativo usando recipientes ya disponibles y lo más importante, puedes comenzar despacio, con una planta en una maceta pequeña o sembrar muchas plantas y aprender de las interacciones intentando producir parte de tu comida. ¡Tal vez tengas suerte y puedas crecer directamente en el suelo! Tantas variables, ¡qué emocionante!
Infórmate
sobre el tiempo de siembra, los requerimientos de agua, qué plantas son buenas
vecinas, la luz que necesitan para crecer, etc.
Recuerda que las plantas son organismos vivos y si
no están en la naturaleza (sobre todo en contacto directo con la tierra),
¡necesitan que cuides de ellas!
2.Que plantar y cuando
Como
mencionamos antes, la selección de que cultivar depende de nuestras
preferencias alimentarias, de las misma plantas, en donde vivimos y la estación
del año.
En
países con cuatro estaciones, el calendario define el tiempo de siembra. En
primavera, se siembran los cultivos que producirán en el verano y otoño (ej.
tomates, papas), mientras que en otoño se plantan los cultivos de invierno (ej.
coles, brócoli). Los agricultores experimentados consideran que el tiempo ideal
de cultivación es entre la última y la primera helada ligera en primavera y
otoño, respectivamente.5
En las
regiones tropicales, el mejor tiempo para la siembra no es tan evidente y
dependerá de la temporada de lluvia y de otros factores ambientales.5
Podemos informarnos sobre las temporadas de siembra en el Ministerio de Agricultura de nuestra localidad, de agricultores locales y/o de redes en línea.
Además, los tiempos de siembra y de cultivo están usualmente indicados en los paquetes de semillas. En las ciudades, durante los periodos de siembra, se pueden usualmente adquirir pequeñas plantas a ser trasplantadas.
Además,
si el clima es favorable (temporadas de cultivo mayores a 6 meses), es posible
cultivar algunos vegetales más de una vez durante la temporada.5
Curiosamente,
algunas personas también miran la fase de la luna para seleccionar el mejor
momento para plantar. Se sabe que influencia la productividad de los cultivos
y, con seguridad, influye en los niveles de agua en el interior de la planta.
Como
mencionamos existen diferentes métodos biológicos para cultivar alimentos siguiendo
los principios de la agroecología.
3.Semillas
Cuando
se habla de semillas, existe un gran debate sobre las semillas genéticamente
modificadas (organismos genéticamente modificados u OGM).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), OGM son organismos (plantas, animales o microorganismos) en los cuales el material genético (DNA) ha sido alterado en una manera que no existe naturalmente. Los alimentos producidos con semillas GM o alimentos GM se desarrollaron porque existe alguna ventaja percibida ya sea para el productor o el consumidor, como un precio más bajo, un mayor beneficio (en términos de durabilidad o valor nutricional) o ambos.6
Una
gran parte de agricultores del mundo está desilusionada con los cultivos GM y
objeta su producción. Ellos perciben un daño ambiental mayor que la agricultura
convencional e impactos nocivos para la salud humana de los cultivos GM y los
productos químicos que se usan con ellos.7
Además,
existen implicaciones en los derechos de los agricultores a ser propietarios de
sus cultivos debido a la existencia de derechos de propiedad intelectual de las
semillas transgénicas.7
Curiosamente, los seres humanos han modificado las semillas desde la antigüedad cruzando especies y seleccionando variedades resistentes o cultivos atractivos de sabor/color. Estos procesos naturales modificados por el hombre toman más tiempo para ser producido que el OGM e involucra a la naturaleza en los procesos de adaptación.
En artículos futuros hablaremos más en detalle sobre las semillas y las semillas GM, ¡mantente atento!
Las semillas pueden plantarse directamente en el suelo o plantarse en bandejas pequeñas y solo cuando las plantas hayan germinado y crecido un poco, se trasplantarán al jardín o a las macetas finales.
Una
vez que las plantas se han establecido, con el fin de ayudar a conservar la
humedad, se recomienda el acolchonamiento (capa de material (paja, hojas
trituradas, pasto seco, etc.)) aplicada en la superficie del suelo).
Si es
posible, selecciona semillas no transgénicas, de polinización abierta,
variedades biodiversas y locales y porque no, variedades antiguas.
¡El
segundo año de cultivo y dependiendo de la cantidad de plantas, es posible
recolectar y guardar nuestras propias semillas! Si te interesa esto, consulta
el manual de Peter Dobelan (versión en español disponible en línea) que da una
explicación muy buena y cita diferentes fuentes para consulta.8
Aquí,
podemos encontrar algunos cultivadores biointensivos que pueden ayudarnos a obtener semillas de verdadera comida (true
food) en diversos países.
4.El espacio y las semillas
La selección de las semillas depende del espacio disponible para su crecimiento. En la literatura, existe mucha información sobre cuantas plantas se pueden sembrar en un metro cuadrado (m2) o en un pie cuadrado. Por ejemplo, en un espacio de 0.5 m2 se recomienda plantar 1 planta de tomate.
En el método biointensivo, que utiliza una mayor profundidad (60 cm) en el suelo, permite optimizar el espacio colocando plantas que son “buenas vecinas” muy juntas para crear así un acolchonado viviente y al mismo tiempo optimiza el uso del suelo, el agua y el trabajo, produciendo un alto rendimiento de alimentos.5
Curiosamente,
las plantas como seres humanos se llevan bien con algunas plantas y no con otras.
Cuando estamos plantando, es muy importante considerar qué plantas son buenas
vecinas y qué plantas son malas vecinas, y la necesidad de nutrientes para
alimentar el suelo adecuadamente.
Para
construir un jardín fuerte y sano es obligatorio mantener un ecosistema
saludable a su alrededor. Un ecosistema local saludable, como en la naturaleza con
árboles, arbustos locales y plantas con flores, dará la bienvenida a los
insectos beneficios que combatirán a los perjudiciales. Para conseguir esto en
nuestro ecosistema urbano plantaremos plantas perennes como la borraja y la ortiga
(que también podemos comer) junto con flores de amapola y margaritas que se
pueden encontrar en los parques cercanos.
5.Nutriendo y protegiendo el suelo (compostaje y
acolchonado)
Como se menciona en el posteo 5 , la parte más importante de un jardín saludable es tener suelo saludable. El suelo provee todos los nutrientes requeridos para el crecimiento de las plantas y es el hogar de una inmensa variedad de microorganismos.
El compostaje es el proceso natural de
putrefacción en el cual los microorganismos
reciclan la materia orgánica (ej. hojas, restos de la cocina) y los transforma en humus (materia
orgánica con alto contenido de carbono que las plantas absorben para vivir).9
Este proceso ocurre en presencia o ausencia de oxígeno (aeróbico o anaeróbico, respectivamente). Sin embargo, el compostaje aeróbico (en presencia de aire que contiene alrededor de 21% de oxígeno) es más rápida y por lo tanto más usada.9
El compostaje aeróbico requiere de aire, humedad, microorganismos, nutrientes, suelo, materia orgánica y temperatura para obtener humus. Bajo las condiciones adecuadas, un tipo de microorganismos comienzan a crecer y proliferarse aumentando la temperatura de 20 a 45°C, iniciando la descomposición de la materia orgánica. A esta temperatura, un segundo tipo de microorganismos activos a altas temperaturas comienza a multiplicarse incrementando aún más la temperatura (60-70°C) lo que favorece la eliminación de patógenos y malas yerbas. Luego la temperatura comienza a descender lo que permite la activación de otros organismos como los hongos que continuarán el proceso de descomposición hasta la formación de humus (2-4 meses dependiendo de la técnica de compostaje usada).9
La
idea es ser más sostenible y devolver la materia orgánica (carbono) y los
nutrientes al suelo utilizando los residuos de nuestros alimentos. ¡No es esto genial!
También es muy importante proteger el suelo. Probablemente haz notado que los suelos fértiles están siempre cubiertos de vegetación (hojas o plantas) en asociación con muchos organismos vivos.
Esta protección conocida como acolchonado, ofrece muchos beneficios al ecosistema (genera un microclima que mantiene la humedad, el calor y permite la aireación, provee nutrientes a los microorganismos, protege el suelo de la lluvia y el viento y genera condiciones uniformes pare el crecimiento) y para el agricultor (menos labranza ya que el suelo está más suave, menos malezas como consecuencia de la asfixia, menos irrigación ya que la humedad se mantiene y menos uso de fertilizantes gracias a la descomposición del acolchonado).4
Siguiendo los principios de la agricultura urbana hay 3 maneras de acolchonar: usando materiales de descarto (como paja, hojas, césped); aplicando compost superficial (compost inmaduro (ej. turba) en la superficie protegida por hojas o hierba y; la cobertura con plantas vivas (el método más natural de protección).4
Protejamos y construyamos un suelo saludable y
hagamos que nuestro jardín refleje la biodiversidad de la naturaleza.5
6.Agua
El agua es un recurso natural precioso. ¡Sin agua no existe la vida!
Sin embargo, este recurso vital no está igualmente distribuido en el planeta. El agua escasea en muchas partes del mundo. En efecto, “asegurar el acceso a agua limpia y sanidad para todos” (objetivo de desarrollo sostenible número 6 (ODS6)) es uno de los 17 objetivos que el mundo pretende alcanzar para el 2030.10
¡Las plantas requieren mucha agua para producir
alimentos!
En las
ciudades ricas en recursos hídricos, una solución obvia es utilizar el agua municipal. Sin embargo, esta no es una
alternativa sostenible o económica. La cantidad de energía usada para tratar el
agua para consumo humano es muy alta y este nivel de pureza no es necesario
para la agricultura.
Bueno,
de acuerdo con la FAO, 1 m2 de jardín requiere 1000 litros (L) de
agua limpia al año (menos de 3L de agua al día). Para asegurar una distribución
regular de agua, los micro-huertos pueden almacenar y canalizar el agua de
lluvia a través de un sistema de canaletas y tuberías. El agua de lluvia es
prácticamente gratuita (después de la inversión en equipos de recolección) y
generalmente de buena calidad. Para un techo de 20 m2, los
productores pueden colectar 2000 L de agua por cada 100 mm de lluvia, lo
suficiente para el cultivo anual de un
micro-huerto de 2 m2.1
Tengamos
en cuenta que la cantidad de agua necesaria dependerá de nuestras condiciones
climáticas.
Hablaremos
en detalle del agua y otras iniciativas/personas que utilizan de una manera
inteligente este recurso vital, ¡así que estén atentos!
7.Mantener un ecosistema saludable
Como mencionamos con anterioridad, para crear un suelo saludable (posteo 5) y por lo tanto un jardín saludable y alimentos nutritivos, debemos cuidar el ecosistema.
En las
ciudades, esto puede ser un desafío. Sin embargo, podemos pedir a nuestros
gobiernos más parques y plantar árboles, arbustos y flores locales en las áreas
urbanas. También votemos por políticos que propongan y apoyen proyectos e
iniciativas verdes.
¡Dentro de nuestros jardines podemos hacer nuestra
parte! Cultivemos especies
perennes locales que ayudarán a conservar el ecosistema nativo y nuestro jardín
de alimentos.
Las
especies perennes (cultivos, forrajes, arbustos y árboles) son aquellas capaces
de volver a crecer y continuar produciendo granos, semillas, frutas y biomasa
después de la primera cosecha. De hecho, los sistemas perennes podrían
transformar la agricultura de los campesinos y agricultores familiares porque
los cultivos perennes (granos, semillas oleaginosas, legumbres) son más
flexibles y resilientes al clima.11
Romero,
orégano, ortiga y salvia son algunos ejemplos de plantas perennes que podemos
cultivar en nuestros balcones. La mayoría, no requiere cuidados excesivos y ¡se
pueden usar para condimentar nuestros alimentos!
Dependiendo
de donde vivimos podríamos hacer más para conservar nuestro ecosistema. Por
ejemplo, los murciélagos ayudan a controlar los mosquitos (en Italia las personas
colocan casas en los árboles altos para que ellos también puedan vivir dentro
de las ciudades). ¡No es genial!
Mantener jardines productivos debería ser relativamente fácil. Dependiendo de lo que cultivamos, podemos fertilizar regularmente a bajo costo si utilizamos el compost producido a partir de desechos orgánicos domésticos propios. Las plagas son controladas por medios no químicos, intercalando hierbas aromáticas que repelen insectos de forma natural, como la albahaca, el perejil y la menta, y si es necesario, podemos usar controles adicionales como trampas adhesivas de colores y redes a prueba de insectos.1
Construyendo jardines en las ciudades podemos ayudar a alcanzar los ODS11 (hacer que las ciudades y las comunidades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles) y ODS13 (tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos)10 y al mismo tiempo nos proporcionan alimentos verdaderos (true food).
Además, las ciudades pueden desencadenar un modelo de economía circular para los alimentos, ya que pueden producir alimentos cultivados de manera regenerativa y local (cuando corresponda), repensar el desperdicio de alimentos al reducir los desechos evitables y proyectar la transformación de estos desechos en nuevos productos que generan nuevos fuentes de economía y; diseñar y comercializar productos alimenticios más saludables, ayudando a los consumidores a reorientar sus preferencias y hábitos para apoyar los sistemas alimentarios regenerativos (dietas saludables y sustentables con mayor biodiversidad).12
¡Seamos parte de la solución y construyamos un hoy un jardín!
En el posteo 2, vimos que para producir alimentos necesitamos energía, suelo, agua y biodiversidad. ¡Ahora, hablaremos del suelo!
El
suelo es un recurso natural muy complejo. Contiene todos los
elementos químicos existentes y al mismo tiempo combina los estados sólido,
líquido y gaseoso. El suelo es también
uno de los hábitats con mayor biodiversidad en la tierra.1
Pero, ¿de
qué está hecho el suelo?
Los suelos son muy diversos alrededor del planeta. Se diferencian de acuerdo a sus propiedades físicas, químicas y biológicas.1 Hay toda una ciencia detrás del suelo y es muy interesante, especialmente si estás pensando en hacer tu propio jardín.
A continuación algunos conceptos básicos:
El suelo está hecho de partículas minerales
(originadas por la degradación de las rocas), partículas orgánicas (originadas
por la degradación de la materia orgánica (plantas y residuos animales)) y
biota (organismos vivos).2
Las partículas del suelo dejan pequeños espacios
entre ellas (poros) que pueden llenarse de aire y/o agua. La cantidad de agua
(y como consecuencia la cantidad de aire) retenida por el suelo (infiltración)
es importante para el crecimiento de la planta.2
Los organismos vivos que se mueven en el suelo ayudan a airear el suelo favoreciendo las condiciones de crecimiento de las plantas.2
El suelo es el hogar de una enorme biodiversidad (plantas, macrofauna (ej. hormigas, termitas, lombrices de tierra), mesofauna (ácaros, colémbolos), microfauna (protozoos, nematodos), y microflora (bacterias, hongos), de los cuales se conoce poco (con la excepción de las plantas donde aprox. 90% de especies son conocidas).3
La biodiversidad juega a largo plazo un papel
crítico en el mantenimiento de la salud del suelo y en la provisión de
servicios ambientales relacionados con en el mismo (ver abajo).3
El
suelo y la agricultura
Las propiedades físicas y químicas del suelo (ver
la figura superior) junto con factores que influencias su formación (CLORRPT: clima,
organismos, relajación, material precursor (o parental) y tiempo) son en gran
parte responsables de la fertilidad del suelo
y, en consecuencia, de la productividad
agrícola.3
Para mejorar la fertilidad del suelo, se utilizan insumos agrícolas externos, como fertilizantes y pesticidas.
Sin embargo, el rendimiento de los cultivos disminuye después de varios años de uso intensivo del suelo, a pesar de la aplicación creciente de estos insumos agrícolas.3
La
estrategia de aumentar la fertilidad del suelo adicionando minerales agotados y
controlando las plagas, ¡obviamente no es la mejor solución!
Se
hizo necesario pensar en la calidad del suelo.
La calidad del suelo considera la importancia de
suelo como un sistema vivo, con un rol más amplio que incluye no solo la
productividad biológica sino también la calidad ambiental (los impactos en la
calidad del aire y del agua) y los efectos en la salud de las plantas y los
animales.3
En años recientes, la discusión sobre el desarrollo
sustentable se ha incrementado y han surgido los paradigmas de “salud del
suelo” y “seguridad del suelo”.3
De acuerdo con la FAO (las siglas en inglés de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), un
suelo saludable tiene la capacidad continua de funcionar como sistema de vida
trascendental, dentro de los límites del ecosistema y del uso de la tierra, para
mantener la productividad biológica y promover la calidad del aire y el agua, y
mantener la salud de las plantas, los animales y los seres humamos.1
Para un sistema de producción sostenible y resistente, es esencial mantener los nutrientes del suelo. Sin embargo, las reservas de nutrientes del suelo están vinculadas a las funciones del ecosistema a través de la biota (organismos vivos).3
Los organismos vivos se adaptan al cambio ambiental a través de la selección natural (mientras que los componentes físicos y químicos no) por lo tanto, juegan un papel central en la productividad sostenible y la provisión de otros servicios ambientales (ver abajo).3
Resulta difícil pensar que la práctica convencional de añadir nutrientes faltantes (ej. nitrógeno, fósforo, potasio) se pueda aplicar a los organismos vivos.
Hay tantos organismos vivos en un suelo saludable y probablemente muchos de ellos son endémicos de un ecosistema específico que ¡sería muy difícil de lograr!
Bueno, y entonces, ¿qué hacemos?
Es más
eficiente dejar que el ecosistema se preocupe de la vida dentro del suelo y
nosotros nos ocupamos por la conservación del ecosistema.
Un
suelo más saludable
La seguridad del suelo es un concepto amplio,
multidimensional e integrador que se ocupa de aspectos relacionado con la
sostenibilidad ambiental global, como el mantenimiento y la mejora de los
recursos mundiales del suelo para producir alimentos, fibra y agua dulce,
contribuye a la sostenibilidad energética y climática y mantiene la
biodiversidad y la protección general del ecosistema.3
Para aclarar las interacciones entre la
agroecología y un suelo saludable, usemos el ejemplo de la agrosilvicultura.
La agrosilvicultura es un sistema agrícola en el
que crecen árboles y arbustos alrededor de cultivos o pastizales.
Estudios realizados mayormente en África (en
sistemas agroforestales tropicales de cultivo de maíz) han mostrado que la
abundancia de la biota del suelo (el número de organismos vivos) es alta en
cultivos con árboles que en los que no los tienen. Además, la actividad
biológica (ej. la actividad de las lombrices de tierra) se incrementa cerca de
árboles que producen grandes cantidades de biomasa de descomposición rápida que
es rica en nutrientes (ej. nitrógeno).3
Los beneficios de las sinergias de los
agroecosistemas, como los generados por la interacción entre
árboles-cultivos-suelo-ganado, son la reducción de las compensaciones externas
(ej. fertilizantes, pesticidas). Alternativas adicionales para reducir las
compensaciones que favorecen las sinergias ecológicas incluyen rotación de
cultivos, cultivos intercalados y poda de árboles para reducir la competencia
por la luz solar que al mismo tiempo genera biomasa para cubrir la superficie
del suelo ayudando a conservar el suelo, el agua, mejorar la fertilidad y
controlar la erosión.3
¡Vivir
en simbiosis con la naturaleza es un reto posible! ¡Pequeños agricultores
innovadores en todo el mundo ya lo están haciendo!3
Ahora, queda claro que un suelo sano no solo se
encarga de la producción de alimentos, y es el hogar de una exuberante
biodiversidad sino también, provee servicios ambientales. Pero, ¿qué son
exactamente estos servicios?
Servicios
ambientales proporcionados por el suelo
Los servicios ambientales proporcionados por el
suelo son procesos que el suelo provee (ej. captura y ciclo de nutrientes) que
suministran un servicio al ecosistema (ej. producción de alimentos).
Existen dos tipos de servicios: agrícola y no
agrícola. El siguiente cuadro de texto los explica:
Un suelo saludable sostiene la vida, protege el suelo, limpia el aire, conserva la biodiversidad y mantiene, almacena y suministra el agua. Pero no solo esto, como también vimos en la publicación anterior, el suelo tiene el potencial de secuestrar CO2 de la atmósfera y mitigar el cambio climático mediante la conservación del bosque y mientras se produce nuestra comida a través de la agroecología.
En el posteo 4, también hablamos del óxido de nitrógeno (N2O), un importante gas de efecto invernadero (GEI), ¿lo recuerdan? Bueno, ¡la producción de N2O también está conectada con la agricultura y el suelo! Veamos cómo.
El nitrógeno y el suelo
El nitrógeno (N) es crítico para el crecimiento de las plantas.4 Pero incluso si hay una gran cantidad de N en el aire, no puede ser absorbida directamente por las plantas. Necesita ser transformado a través de los procesos biológicos (ej. bacterianos) de mineralización, nitrificación, inmovilización y desnitrificación.2 Al final del ciclo, el N retorna a la atmósfera.4 Es importante destacar que existen ciertas bacterias capaces de fijar N directamente de la atmósfera formando sustancias orgánica que contienen N, las cuales pueden ser usadas por las plantas.1 La siguiente figura muestra el ciclo del nitrógeno:
Es importante notar que solo se puede almacenar una determinada cantidad de nitrógeno en el
suelo. El exceso (causado por la adición de fertilizantes que contienen
nitrógeno) se pierde en la atmósfera, se
escurre o se filtra dando como resultado la contaminación del aire, las aguas
superficiales y las aguas subterráneas.4 Así es como la
agricultura, debido a una excesiva cantidad de fertilizantes nitrogenados,
produce N2O, un poderoso GEI.
¡Esto
es económicamente insostenible! Sin embargo, si comprendemos las necesidades y la
dinámica de un suelo saludable, podemos hacer que estos procesos sean más
eficientes, evitar la degradación del suelo (es decir, la eliminación de
nutrientes y la erosión) y reducir las emisiones de GEI.
El
desafío del cambio climático, la seguridad del suelo y la seguridad alimentaria
requiere de una agricultura más productiva y resiliente con una mejor gestión
de los recursos naturales. ¡Requiere de agroecología!
La iniciativa internacional 4 per 1000 (4 por mil) quiere demostrar que la agricultura y especialmente los suelos agrícolas juegan un papel crucial para lograr la seguridad alimentaria y revertir el cambio climático (posteo 4). ¡De verdad, vale la pena considerarlos!
Agroecología
La agroecología, “ecología del sistema alimentario”, es una ciencia, un movimiento global para la seguridad alimentaria y también una práctica agrícola. Es un concepto que también se conoce como permacultura, agricultura orgánica, eco-agricultura, agricultura de conservación y cultivo mínimo o sin labranza.
Su objetivo principal es transformar los sistemas alimentarios hacia la sostenibilidad, apoyando el equilibrio entre la estabilidad ecológica, la viabilidad económica y la justicia social.3
Pero, ¿qué hay de malo con la agricultura
convencional además de su relación insostenible con un suelo saludable del que
acabamos de hablar?
Bueno, la agricultura convencional enfatiza demasiado
los altos rendimientos de la cosecha (producción de monocultivo) y beneficios a
corto plazo, que resultan en ganancias económicas notables para algunos, a
costa de la degradación ecológica (ej. erosión del suelo, pérdida de
agrodiversidad, brote de plagas) y efectos sociales (ej. pobreza, desnutrición,
dependencia, pérdida de diversidad de medios de subsistencia).3
Afortunadamente, estos problemas se pueden afrontar
con la agroecología. ¡La agroecología es
una estrategia holística para producir alimentos con un enfoque ecológico,
económico y socialmente sostenible!
Aunque hay algunas pautas generales asociadas a
ciertos sistemas, regiones y grupos de suelos, la agroecología requiere ajustes
específicos para satisfacer las necesidades de los agricultores y adaptarse a
los parámetros climáticos, edáficos (suelo) y biológicos del contexto local.3
Entonces, el
suelo es central para la agricultura y, por lo tanto, la agricultura sostenible
depende esencialmente de la salud del suelo.3
Pero, la
agricultura no es un proceso natural. Los seres humanos han domesticado la
naturaleza y alteran los procesos naturales del suelo para producir alimentos.
¿Cómo puede ser sostenible?
Bueno, la clave está en usar el ecosistema en favor de
la agricultura y la agricultura para proteger el ecosistema. El siguiente ejemplos
muestran cuatro aspectos importantes de la agroecología y las prácticas
agroecológicas:3
Los casos anteriores son solo algunos ejemplos del
alcance de la agroecología y demuestran que ¡es posible alimentar a la población mundial con alimentos orgánicos,
que son buenos, saludables y justos!
Esto se puede lograr utilizando prácticas
innovadoras e inteligentes provenientes de pequeños agricultores que han
adaptado la agricultura al ecosistema.
¡Apoyemos
a los agricultores que practican la agroecología!
Con respecto a esto, existe una organización muy
buena, A growing culture (una cultura en
crecimiento), que aboga por las innovaciones agroecológicas procedentes de los
agricultores. ¡Realmente merece la pena echarle un vistazo!
¿Aún no estás convencido de por qué es muy importante apoyar a los agricultores?
Por favor, presta atención a la siguiente figura que muestra los patrones de urbanización de la población en el mundo:
Es evidente que cada vez más personas se trasladan del
campo a las ciudades y no hay nada de malo en eso, ¿verdad? Pero si la razón
principal es escapar de la pobreza y lograr una “mejor vida”, entonces, algo en
nuestra sociedad está realmente mal…
¿Sabías que de las aprox. 770 millones de personas
que viven en la pobreza extrema (o el 11% de población que vive con menos de
1,90 dólares estadounidenses por día) el 80% vive en zonas rurales y son en su
mayoría agricultores (dos tercios)?5
¡Los
alimentos son indispensables para vivir! ¡Lo cual hace incomprensible que las
personas que producen este bien tan esencial se encuentren entre las más
pobres! Y no es de extrañar que solo unos pocos jóvenes estén interesados en
convertirse en agricultores.
¿Cómo los agricultores pueden estar motivados para
producir alimentos de buena calidad si no pagamos un precio justo?
Es importante señalar que los precios no solo
incluyen el costo de la producción de alimentos, sino también otros factores no
contenidos en el precio de los alimentos convencionales (ej. protección
ambiental, normas que contemplen el bienestar animal, prevención de riesgos
para la salud de los agricultores, desarrollo rural).
Necesitamos
apoyar a los agricultores, especialmente a los productores agroecológicos, para
que sigan alimentando al mundo con alimentos buenos, deliciosos, saludables y
justos, ¡con verdadera comida!
Pero, ¿quiénes son estos agricultores?
En todo el mundo, hay más de 570 millones de granjas, de las cuales más de 475 millones son más pequeñas que 2 hectáreas (alrededor del 84% trabajan el 12% de las tierras agrícolas del mundo) y más de 500 millones son granjas familiares (alrededor del 90% trabaja aprox. el 75% de la tierra de cultivo).
Las granjas familiares se distribuyen de manera constante en casi todos los países del mundo y, por lo tanto, es probable que sean responsables de la mayoría de la producción alimentaria y agrícola del mundo.6
Además, en los países de bajos ingresos, las
granjas pequeñas operan más tierras de cultivo que las pequeñas granjas en los
países de mayores ingresos.6
Bueno, ahora sabemos más acerca de quién está
produciendo nuestros alimentos pero ¿cómo los apoyamos?
Probablemente, la única forma de realmente hacerlo
es descubrir quién es nuestro agricultor. Las tiendas tienen la obligación de
informar y, si no pueden hacerlo o tu no confías en la información obtenida,
puede ser un buen momento para cambiar de proveedor.
Pero, podría pensar que las llamadas tiendas biológicas que venden alimentos orgánicos son demasiado caras y los productos no son asequibles… Y probablemente tienes razón, un nuevo sistema económico ahora usa mucho la palabra orgánico y etiqueta los alimentos con muchos certificados.
Y sí, estamos de acuerdo que los productos
orgánicos son limitados , normalmente tienen mayores costos de producción y
logística debido a que se producen menores cantidades (ej: transporte,
comercialización, distribución) y los agricultores necesitan pagar para ser
“certificados orgánicos”.7
¿Cuándo se volvió normal que la comida necesita ser
certificada como orgánica? ¿La comida no es orgánica por definición? ¿los
alimentos que utilizan insumos químicos, no deberían etiquetarse como
“producidos con insumos químicos”? ¡Nuestro sistema alimentario está al revés!
En realidad, hay muchos sistemas agrícolas que
cumplen completamente los requisitos de la agricultura orgánica que no están certificados como orgánicos.
Especialmente en países en vías de desarrollo, estos productos se venden
localmente (ej. mercados comunales) directamente al consumidor que se beneficia
de conocer el origen de los alimentos a precio de mercado.7¡Apoyemos su trabajo!
Pero, ¿qué significa la «etiqueta
orgánica»? Los alimentos etiquetados como orgánicos certifican que el
producto no contiene fertilizantes sintéticos, pesticidas, hormonas y
antibióticos, ¿verdad? Sin embargo, ¿no
debería importarnos qué hay dentro de nuestra comida y de dónde viene?
¡Puede ser la única forma de comenzar a vivir de un modo sustentable!
Para lograr una transformación en el sistema
alimentario, se necesitan cambios desde la producción hasta la mesa, de
aquellos que cultivan los alimentos, a quienes los consumen y de todos aquellos
que se mueven en el medio!3
Algunos proyectos realmente sobresalientes que
están haciendo la diferencia usando principios agroecológios son:
Nagenahiru es una fundación en Siri Lanka que se enfoca en la
capacitación de comunidades rurales desaventajadas afrontando necesidades
locales a través de actividades económicamente viales, culturalmente posibles,
socialmente justas y ecológicamente sustentables. ¡Están logrando cosas
increíbles!
En Perú, Eca-Amarakaeri es una Reserva Comunal y
Natural co-gestionada por 10 comunidades indígenas y representantes del estado
peruano, cubriendo un área de más de 400.000 hectáreas de bosque. El
financiamiento viene de la recolección sostenible de la nuez de Brasil que
genera un ingreso estable evitando la tala ilegal, la minería y otras
actividades que amenazan la selva amazónica.
En el sur de España, Veta la Palma es una finca dentro del
Parque Nacional Doñana que ha logrado una intervención integrada de humedales
artificiales para la piscicultura (29% de la tierra), las prácticas
agroecologías de cultivación de arroz y de forrajeo para la crianza de ganado y
equinos (29% de la tierra) con la preservación del ecosistema (42% de la
tierra), generando nuevas actividades económicas basadas en los principios de
la sostenibilidad.
Las Cañadas localizada en una de las
últimas islas del bosque nublado de Veracruz en México es una finca
agroecológica sostenible y también una empresa verde que comparte conocimientos
a través de cursos, semillas, plantas y libros ayudando así a otros a
implementar soluciones prácticas e integradas para vivir de una forma más
sostenible.
Si podemos, apoyemos a estos o a proyectos
similares, por suerte ¡hay muchos!
Pero probablemente, una de las mejores formas de
comenzar es simple y puede hacerse en casa, dentro de nuestra comunidad: ¡hagamos un jardín orgánico! Hay muchos
beneficios en la creación de jardines en las ciudades (jardinería urbana):8
Económicamente, ayudan a hogares de bajos recursos para
el consumo y el exceso para la venta (generación de ingresos). Adicionalmente,
brindan oportunidades de empleo.
Socialmente, pueden generar un sentimiento de comunidad y
promover conexiones rural-urbanas. Brindan oportunidades recreativas que
mejoran la calidad vida de los residentes urbanos (especialmente jóvenes y
personas mayores). La producción y el consumo de verduras frescas y nutritivas
mejoran la nutrición infantil.
Ecológicamente, reutilizan las aguas residuales y los
desechos orgánicos del suelo, reducen el uso de fertilizantes y pesticidas y
ayudan a las ciudades a ser más resistentes al cambio climático al reducir la
vulnerabilidad de los residentes urbanos (particularmente pobres), diversificar
las fuentes de alimentos urbanos y las oportunidades de ingresos, mantener
espacios verdes abiertos y promover la cobertura vegetal reduciendo el efecto
de isla de calor urbana.
Las ciudades tienen un papel vital
que desempeñar en la configuración del sistema alimentario del futuro, ya que
pueden ofrecer valiosas contribuciones para las prácticas regenerativas con el
potencial de crear una nueva economía sostenible.9
Seamos
parte activa de la solución; compremos productos locales, orgánicos, de
temporada, de comercio justo, apoyemos agricultores orgánicos que practican la
agroecología y hagamos nuestro propio jardín.
Estén atentos – ¡estamos comenzando nuestro jardín
urbano! Pueden ser parte de esto compartiendo sus pensamientos, ideas y
sugerencias =)
Por M. S. Gachetet N. Zanuto La historia completa de la foto de portada se puede encontrar aquí.
La comida es lo que ponemos en nuestros platos para mantenernos vivos y ¡muchos más! Es amor, pasión, identidad cultural y personal, recursos naturales, nutrientes, trabajo, sudor, comercio, economía, transformación, experimentación y debido a las diferencias medioambientales, sociales y económicas que existen en el mundo y el incremento de la población mundial gozar de alimentos buenos, limpios, justos y saludables para todos en todo momento es el mayor desafío de la humanidad.
Los Objetivos del Desarrollo Sostenible
Los países que forman las Naciones Unidas (193) junto con 152 líderes mundiales han adoptado un conjunto de 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible para el año 2030 con el fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar prosperidad para todos. No es una sorpresa que la mayoría de objetivos están relacionados con la alimentación y se podrían alcanzar con un sistema alimentario justo y sustentable. Los objetivos apuntan a:1
1. poner fin de la pobreza; 2. hambre cero (lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible); 3. gozar de buena salud y bienestar para todos a todas las edades; 4. garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos y promover el aprendizaje permanente; 5. lograr igualdad de género; 6. tener acceso a agua limpia y sanidad para todos; 7. garantizar el acceso a energía limpia y asequible para todos; 8. promover el trabajo decente y el crecimiento de la economía; 9. promover la industria sostenible, la innovación y la infraestructura; 10. reducir las desigualdades dentro y entre los países; 11. hacer que las ciudades y las comunidades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles; 12. garantizar el consumo y la producción responsables; 13. tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos; 14. conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos; 15. gestionar los bosques de manera sostenible, luchar contra la desertificación, frenar y revertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de diversidad biológica; 16. promover la construcción de sociedades justas, pacíficas e inclusivas y; 17. revitalizar y crear asociaciones globales para cumplir estos objetivos).
El diccionario define los alimentos como cualquier sustancia (generalmente de origen vegetal o animal) que se consume para proporcionar nutrientes (carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas y minerales) a un organismo (de hecho, carbohidratos, grasas y proteínas son bloques de construcción de todos los organismo vivos en la tierra). Los nutrientes son asimilados por el organismo para proveer energía y mantener la vida.
Categorías de alimentos
La FAO (siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estima que la producción agrícola mundial es de alrededor de 6 billiones de tonelas al año.2 Para comprender mejor la producción de alimentos y más tarde su huella en los recursos naturales (huella medioambiental), los alimentos han sido divididos en ocho categorías2:
1. Cereales (excluyendo la cerveza), 2. Raíces almidonadas, 3. Oleaginosas y legumbres, 4. Frutos (excluyendo el vino), 5. Carne, 6. Pescado y mariscos, 7. Leche (excluyendo la mantequilla) y huevos y, 8. Vegetales.
Curiosamente, los cereales representan el producto agrícola más producido (34% de la producción mundial) seguidos por los productos de origen animal (20% (carne + leche y huevos + pescado y mariscos)2 como se aprecia en la figura siguiente:
Pero comencemos por el principio…
La
producción de alimentos requiere elementos
esenciales (carbón, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno (componentes de todos los
organismos vivos), agua, suelo y biodiversidad.
Para producir alimentos necesitamos gran cantidad de recursos naturales y también energía para el manejo y almacenamiento de la cosecha, el procesado, la distribución y el consumo2 … y por consiguiente los alimentos tienen un impacto en el planeta.
La Huella medioambiental de los alimentos
La “huella medioambiental de los alimentos” hace referencia a la energía y recursos necesarios para su producción y se mide a través de cuatro indicadores: la huella de carbono, la huella hídrica azul, la ocupación del suelo y el impacto en la biodiversidad.2
Con respecto a la huella de carbono, los alimentos con mayor impacto son los cereales y los productos de origen animal que representan el 34% y el 33%, respectivamente. Para la huella hídrica azul, los alimentos con impacto más alto son los cereales seguidos por las frutas y los productos animales que representan el 52%, 18% y 16%, respectivamente. Sin embargo, los productos animales tienen la mayor huella hídrica por tonelada de producto que cualquier cultivo. En cuanto a la ocupación de la tierra, los productos de origen animal ocupan 85% (78% sólo la carne) de la superficie usada para producir alimentos.2
En cuando
a biodiversidad, la agricultura (conversión de tierras silvestres e
intensificación) es la principal amenaza a nivel mundial. Esto
ocurre especialmente en regiones en desarrollo donde el 72% y el 34% de
especies están amenazadas por los cultivos y la producción ganadera,
respectivamente, frente al 44% y 21% que ocurre en países desarrollados. Cabe
destacar que la deforestación debida a la expansión agrícola ocurre
principalmente en regiones tropicales y subtropicales de África (62%), América
Latina (25%) y Asia (13%)2 y que ha destruido 5.2 millón Ha/año entre
el 2000 y el 2010 (la pérdida anual neta de bosque equivalente a un área del
tamaño de Costa Rica)3.
La carne y los productos
lácteos tienen la mayor huella de carbono, materias primas y agua por kilogramo
de comidasin mencionar su impacto en la ocupación del suelo y la
biodiversidad.2
En este
sentido, los movimientos globales Reducetarian y Meatless
Monday (lunes sin carne) están generando conciencia sobre los
beneficios para la salud y el medio ambiente de reducir las porciones de
productos derivados de la carne en nuestras dietas. ¡Acepta el desafío e
inténtalo!
Si estás
interesado en la huella medioambiental, consulta el sitio web Global Footprint Network (Red
Global de la Huella Medioambiental) que muestra en detalle la información sobre
la huella medioambiental de más de 180 países y también, basándose en tu
consumo energético, calcula tu huella medioambiental personal. Hablaremos sobre
el tema pronto. ¡Mantente sintonizado!
Pero, ¿por qué pensar en esto? ¿Por qué es importante?
La
humanidad se enfrenta con un problema importante: ¿cómo alimentar a la creciente población del planeta de un modo justo,
sin sobre explotar la naturaleza, sin excluir gente y sin atormentar a los
animales.
La agricultura no es un proceso natural. Los humanos hemos domesticado la naturaleza para producir comida. Sin embargo, antes de la revolución industrial la gente respetaba más el ambiente y los ciclos naturales, más de lo que hacen hoy, quizás debido a la falta de tecnología y / o estaban menos preocupados por el sistema financiero.
Paradójicamente,
con el desarrollo de la tecnología y la comprensión de los procesos, comenzó la
sobreexplotación de los recursos naturales: monocultivos (y con ellos el uso de
pesticidas y fertilizantes sintéticos), la cría intensiva de animales y, como
consecuencia, sociedades viciadas con un exceso de alimentos todo el tiempo y a
bajo precio lo que hace que sea posible el desperdicio… En realidad, el bajo
costo de los alimentos se paga a un alto precio para el medio ambiente, los
animales, los agricultores y la sociedad.
Adicionalmente,
los humanos utilizan sólo el 4% (150-200 especies) de las 250-300 mil especies
de plantas comestibles existentes en el planeta. Y de estas, 3 (arroz, maíz y
trigo) contribuyen el 60% de las calorías y proteínas que los humanos obtienen
de las plantas. En el mundo, 12 plantas y 5 animales generan el 75% de los
alimentos.4
Estamos
perdiendo conocimiento local y la agrodiversidad está desapareciendo
(aproximadamente el 75% de la diversidad genética vegetal se ha perdido desde
1900).4
Además de
ser ambientalmente insostenible, nuestro sistema alimentario es económicamente
ineficiente. Por cada dólar que se gasta en alimentos, la sociedad paga dos en
salud, costo ambiental, social y económico.5
La mitad
de estos costos están relacionados con el consumo (obesidad, desnutrición y
deficiencia de micronutrientes) y la otra mitad está asociada con la forma en
que se producen los alimentos (desperdicio, contaminación (la producción
intensiva utiliza grandes cantidades de pesticidas, fertilizantes y
antibióticos) y degrado del capital natural (contaminación del agua,
degradación del suelo).5
Conclusiones
¡Las
cosas necesitan cambiar urgentemente! Estamos destruyendo nuestro planeta y
perdiendo diversidad culinaria debido a nuestra obsesión por uniformizar los
alimentos (tamaño, color, forma, sabor) y alto rendimiento… ¡Necesitamos
comenzar a valorar la diversidad y a vivir de un modo sostenible!
Sostenibilidad
significa garantizar los derechos humanos y el bienestar sin agotar o disminuir
la capacidad de los ecosistemas de la tierra para sustentar la vida o a
expensas de otro ser vivo. Es un concepto multidimensional que abarca
integridad medioambiental (la naturaleza), bienestar social (las personas),
resiliencia económica y buena gobernanza (FAO).6
Todo parece muy complicado… ¿qué podemos hacer?
¡¡¡Mucho!!!
Podemos escoger una alimentación diferente, seleccionando
mejor, pagando un precio justo, comprando local, según la temporada, solo lo
que vamos a comer y apoyando buenas prácticas agrícolas. En todo
el mundo existen iniciativas fabulosas, ¡únete a nosotros en este viaje para descubrirlas
y empecemos a apoyarlas!
Lexicon of Food (Léxico
de los Alimentos) ha creado diccionario con temas y términos explicando el
sistema alimentario actual que cambiará tu manera de ver los alimentos.
¡Estupenda gráfica y videos que de verdad valen la pena revisar!
Food Tank (Tanque de Alimentos) es una de ellas. Su objetivo es
difundir el conocimiento sobre iniciativas medioambientales, sociales y
económicamente sostenibles para erradicar el hambre, la obesidad y la pobreza.
Otra de
ellas es Believe
Earth (Creer en la Tierra), en donde personas inspiradoras cuentan
lo que están haciendo para hacer del mundo un lugar mejor.
Un buen
ejemplo del poder de los consumidores para mejorar el sistema alimentario es la
empresa francesa C’est qui le Patron (Quien es el jefe). Les preguntó a los consumidores cuales
eran las características de la leche que querrían consumir (remuneración para
los agricultores, origen, tiempo de pastoreo, ausencia de organismos
genéticamente modificados) y que precio estaban dispuestos a pagar por ella (0,99
euros en lugar de 0,69 euros). La leche fue un éxito y ahora, la compañía está
vendiendo también otros productos alimenticios.
Existen
además muchos movimientos locales como la iniciativa ciudadana ecuatoriana Que rico es en donde consumidores inteligentes organizan mercados
locales y se involucran con problemas locales relacionados con su sistema
alimentario (etiquetas, nutrición, semillas, etc.).
Con
respecto a los nuevos modelos de negocios sostenibles que existen hoy, eche un
vistazo a las soluciones que se muestran en Drawdown y ZERI. ¡Realmente vale la pena ver!
El Informe Ellen Macarthur propone innovaciones que pueden ser implementadas en las ciudades utilizando el modelo de economía circular con el potencial de regenerar el sistema alimentario. ¡Inspírate y participa en el cambio!
Les recomendamos también echar un vistazo a Slow Food, un movimiento que nació en Italia y se extendió por todo el mundo. Se enfoca en la protección de la biodiversidad y en la importancia de construir un sistema alimentario sostenible. Compartimos con ellos que la diversidad (biológica, cultural, lingüística, generacional, sexual y religiosa) es el tesoro más grande que tenemos como individuos y como sociedad y que la importancia de alimentos buenos, limpios, justos y saludables para todos es una prioridad.
¡Seamos consumidores críticos!
Solo
tomando conciencia de nuestra contribución seremos capases de tomar decisiones
que nos permitan construir un mundo sustentable. Nuestra huella de consumidores
tiene un impacto. ¡Comencemos a hacer algunos cambios!